19 de abril de 2024

Cannes 2013 (VI)

CAH Kristin Scott Thomas

Kristin Scott Thomas, la reina de Only God Forgives.

Otro de los eventos notables anexos al Festival  del que aún no os había hablado es el Marche du film, el famoso mercado del cine creado en 1960 y que ocupa toda la zona baja del Palais du festivals. El Marché tiene una función principal, que las productoras privadas y las cinematografías de los diferentes países den a conocer sus productos destinados a la venta internacional, para ello se intenta llamar la atención de los visitantes de diversas maneras (en el stand de Troma, por ejemplo, pudimos asistir a la boda de dos sensuales muchachas oficiada por el mismísimo Vengador tóxico). A veces también ofrecen alguna vianda al esforzado cronista, algo que agradecemos con todo nuestro corazón y algo de publicidad. Quid pro quo, Clarice.

CAH Only God forgives

Winding Refn se va a Tailandia con todo lo que ello significa y nos recuerda que su parada cinéfila en USA con la premiada Drive fue sólo un jalón más de un firme camino autoral, surgido de las grises nieblas escandinavas en Valhalla Rising y con parada final en este mundo de karaokes, de tapices rojos y ornamentos dorados que es la Bangkok de Only God Forgives. El film del director danés nace, desde su primer en pase en Cannes, destinado a formar parte del Olimpo de obras abucheadas por la platea festivalera, algo paradójico si se tiene en cuenta que se venía acusando a la película (¡¡¡con la única guía de su tráiler!!!) de ser algo así como la segunda parte de Drive, ¿alguien duda de las acusaciones de autoplagio si las cosas hubieran ido en ese sentido? Lo curioso, retomemos el hilo inicial de la reseña, es que sí que hay una especie de mímesis camaleónica en Winding Refn (descodificando en imágenes la esencia de sus locaciones cinéfilas) que forja así su libro de estilo, despojando su película de cualquier artificio argumental, profundizando en su estudio continuado del lado brutal de la naturaleza humana. También esperamos ansiosos las reacciones de sus fans ante un Ryan Gosling más hiératico que nunca, en el que apenas se manifiesta un gesto diferente a lo largo del metraje, sometido física y moralmente a una fastuosa Kristin Scott-Thomas, mezcla genética perfecta de Lady Macbeth y Yocasta, motor trágico de esta heredera directa de Sófocles y Shakespeare que es Only God Forgives, de esta pieza donde la imagen se independiza de su entorno y cobra relevancia por ella misma, aunque sea por este único motivo debería ser vista con el respeto del cinéfago sediento de sensaciones. Sobre los abucheos, decidan ustedes mismos.

CAH All is lost

No sé si en 2011 vieron Margin Call, esa película que investigaba en la génesis moral de la crisis que nos atenaza, mostrándonos como todos somos seres paseando por el filo del abismo, económico y de los otros. Era también uno de esos films donde los diálogos predominaban sobre una imagen que, pese a todo y por encima de lo que es habitual en este tipo de producciones, también tenía su protagonismo salpicada de brillos azules, encajonada en fríos cubículos de cristal. Ahora, dos años después de aquélla, su director JC Chandor presentaba en Cannes su nuevo trabajo, All is Lost, algo tan en las antípodas de de la anterior que parece obvio que ha sido así debido a una decisión voluntaria. Donde reinaba el vértigo del corazón financiero  de la gran ciudad lo hace ahora la amenazante quietud del océano, donde se apiñaban los ejecutivos en traje y corbata ahora protagoniza un único héroe solitario, donde los diálogos brillantes eran usados como armas arrojadizas ahora apenas dos gritos rompen el silencio permanente. All is Lost es un producto arriesgado pero ciertamente exitoso, la odisea épica de un magnífico Robert Redford que deberá renunciar a todo lo que posee para renacer como alguien nuevo y más fuerte, para hallar su verdadero yo. Pocos peros se le pueden poner a esta peli, quizás una excesiva preferencia por lo convencional en sus elecciones estéticas, nada tan serio para que no la recomendemos a todos nuestros seguidores.

CAH La jaula de oro

Todos sabemos de la anemia de presencias patrias en este Festival en estos últimos años, parece que nuestros realizadores tengan que buscarse las castañas en otras latitudes para que su cine pueda verse a la vera de la Croisette. Los resultados por otra parte suelen ser magníficos, algo que se vuelve a confirmar en este 2013 con el apoteósico recibimiento otorgado a La jaula de oro, la ópera prima del director burgalés Diego Quemada-Díez, un brutal relato sobre los jóvenes que se lanzan a la aventura del sueño estadounidense, una aventura que deviene en radiografía de una sociedad capaz de gestas nobles y de repugnantes miserias, una aventura que, a diferencia de la de las novelas de nuestra infancia, no suele concluir con un final feliz. Quemada-Díez nos acerca a esa realidad con tono documental y pulso valiente y obstinado, el resultado es a un tiempo descorazonador y magnético. Una de las mejores películas de todas las que han pasado por Un certain regard y de la que estamos seguros que tendrá su recompensa. Oh, por cierto, qué emoción al recordar las lágrimas de los jóvenes actores protagonistas ante los 10 minutos de ovación ininterrumpida que le ha (hemos) dedicado la Sala Debussy al unísono. A veces uno siente que puede devolver al cine algo de lo que éste le ha dado.

Un pensamiento en “Cannes 2013 (VI)

  1. "A veces uno siente que puede devolver al cine algo de lo que éste le ha dado"
    Me ha encantado esta frase. Quién pudiera disfrutar del gozo de sentir y acompañar esos aplausos… ¡Envidia! (pero de la sana) ^_^

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