19 de abril de 2024

Críticas: Antonio Vega, tu voz entre otras mil

Antonio Vega, tu voz entre otras mil

De sol, espiga y deseo.

El 12 de mayo de 2009 fallecía de un cáncer de pulmón diagnosticado meses antes, uno de los iconos musicales más importantes de las últimas décadas. Desde que iniciara su carrera junto a su primo en uno de los grupos más conocidos de la llamada “movida madrileña”, Nacha Pop, Antonio Vega se convirtió en uno de los compositores esenciales de aquellos años, que nos dejó desde himnos generacionales tan representativos como La chica de ayer hasta legados intimistas sobre sus miedos, obsesiones y debilidades hasta casi el día de su muerte. Cinco años han pasado ya desde el día en que nos dejó a sus 51 años, cuando salen a la luz archivos inéditos que nos hablan del lado más humano del cantante y que se recopilan en un trabajo biográfico espléndido que resume en poco más de dos horas, que se hacen cortas, la vida de Antonio Vega desde su nacimiento hasta ese fatídico día.

La periodista Paloma Concejero dirige el documental Antonio Vega. Tu voz entre otras mil con el que trata de acercarse a la figura del músico desde una perspectiva más íntima y personal que la que se conocía popularmente. Cuenta para ello con la inestimable ayuda de muchas personas cercanas a él, y sobre todo con la familia del propio Antonio, encabezada por una carismática madre que ofrece los momentos más divertidos del documental. Rescatando las fotografías y grabaciones en super 8 que el cabeza de la familia Vega Tallés realizaba, la primera parte de la película nos habla de Antonio como un niño feliz pero retraído, un ser de una sensibilidad y unas ganas de explorar mundos nuevos como forma de evasión que da buena cuenta de la personalidad del Antonio adulto, y sobre todo nos revela el hecho de que todo el que le rodeaba sintiera la necesidad de protegerle. Esta sobreprotección y condescendencia fue una constante en la vida de Antonio Vega según se intuye en las declaraciones de sus allegados durante varios momentos de la película de Concejero, siendo el único que manifiestamente afirma que el cantante hacía siempre lo que quería sin importar el trastorno o las consecuencias de sus actos, simplemente porque el resto se lo consentía, uno de sus grandes amigos y compañero de giras, el guitarrista Nacho Béjar.

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Pero la afirmación de Béjar no es tanto un reproche hacia las acciones del cantante como una forma de justificar su descenso a los infiernos de las drogas. El documental, envuelto en una agria polémica por parte de la familia de Antonio Vega, disgustados por el montaje final que, en su opinión, sólo refleja esta faceta oscura de la vida del cantante, obviamente incide en la influencia que la heroína tuvo tanto en su vida personal y en quienes le rodeaban como en su carrera profesional. En un momento del documental, alguien dice algo así como que nadie abandona un mal vicio si éste le gusta tanto como para ni siquiera planteárselo. La heroína formaba parte, lo queramos o no, de la vida del cantante y la directora de Antonio Vega. Tu voz entre otras mil lo enfoca de una manera natural y con respeto hacia el artista y a su obra, mucha de la cual no podría entenderse sin conocer una adicción que comenzó en sus primeros años con Nacha Pop y que no quiso abandonar nunca. Concejero no se recrea en ello, ni muestra al músico como un drogadicto que compusiera bajo el dominio que las drogas ejercían sobre él, sino que presenta a un poeta sensible con un talento descomunal, capaz de dotar de belleza las circunstancias tan virulentas de su existencia. Tampoco ninguna de las personas que aparecen en la película para hablar de él, salvo el inefable Will More protagonista de uno de los momentos más delirantes del film, permiten que sus recuerdos, ya sean buenos o malos, sobre su convivencia con Antonio se expresen como una crítica o de un modo negativo hacia su persona.

A través de fotografías, grabaciones que el propio artista realizó para el escritor Bosco Ussía, y las declaraciones de su madre, sus hermanos, sus compañeros de profesión, y su ex mujer Teresa (Teclis), que le abandonó antes de que el arrastre hacia la heroína acabara consumiéndola tal como hizo más tarde con Marga, la última compañera del cantante, el documental se centra más en la persona que fue el músico que en su carrera artística. Aun siendo un trabajo eminentemente musical, la banda sonora que conforman las canciones que compuso Antonio Vega le sirven a Concejero para explicar cada detalle de la personalidad del autor y cada época de su vida, al igual que las imágenes de sus actuaciones reflejan más su actitud hacia el momento que está viviendo que la propia interpretación encima del escenario. El documental pasa muy por encima por su etapa en Nacha Pop y por la concepción de sus trabajos en solitario, y sólo hace hincapié en esas cuestiones cuando coinciden con otros aspectos de su personalidad en los que quiere incidir. Así, suena El sitio de mi recreo suena cada vez que se describe su obsesión por el cosmos, Lucha de gigantes al mencionar sus diferencias con su primo Nacho García Vega, o Se dejaba llevar por ti cuando se habla de momentos en los que parecía que su adicción iba a acabar con su carrera.

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Si hay que ponerle un pero al documental de Concejero es la inclusión de animaciones e imágenes oníricas para subrayar textos de canciones, que no sólo no aportan nada a lo que se trata de contar sino que además se hace de una manera muy pobre artísticamente hablando con el único fin de crear una atmósfera más emotiva. En cualquier caso, Antonio Vega. Tu voz entre otras mil es un documento único e imprescindible para recordar a quien fuera una de las figuras más reconocidas y con más talento del pop rock español, una aproximación al Antonio Vega humano detrás del trovador de apariencia frágil que muchos de sus numerosos admiradores necesitábamos y agradecemos.

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