28 de marzo de 2024

Críticas: El secuestro de Michel Houellebecq

Le dedicamos dos reseñas al juego de Guillaume Nicloux y Michel Houellebecq.

El secuestro de Michel Houellebecq - Cinema ad hoc

Por MariFG:

Cual Agatha Christie desapareciendo durante 11 días en 1926, y dando lugar a numerosas hipótesis sobre su ausencia creando un suspense típico de sus novelas, el polémico escritor francés Michel Houellebecq hizo lo propio en 2011 en plena gira promocional de su libro El mapa y el territorio. Durante varios días se especuló con un posible secuestro y sobre esa leyenda urbana se asienta el falso documental que el director Guillaume Nicloux dirigió en 2013 y que se estrena ahora en nuestro país. Nicloux junto al escritor imagina un improbable secuestro perpetrado por un grupo de personajes insólitos para dicha empresa, durante el cual Houellebecq, interpretándose a sí mismo, establece una relación de confraternización un tanto surrealista con sus captores gracias a su habilidad para la manipulación y la negociación. El secuestro de Michel Houellebecq recoge a modo de parodia las controversias y los prejuicios que las opiniones y obsesiones del escritor han provocado a lo largo de su carrera. Su manifiesta intolerancia hacia criterios contrarios a los suyos, la incorrección política de sus declaraciones contra el modelo de democracia europeo o contra el Islam, o sentencias tan contundentes como su convicción de que todos los escritores tienen tendencias pedófilas, conviven en la película a través de diálogos delirantes y un humor de lo absurdo con el que se rompe con los patrones de realidad que se le exige, cada vez menos, al cine documental.

Pero a pesar de lo hilarante de algunas situaciones, o de la crítica que subyace hacia las políticas monetarias y de inmigración europeas, e incluso hacia los medios de comunicación, la película de Nicloux tiene el defecto, o la virtud según se mire, de moverse únicamente en torno a un personaje desconocido para muchos tanto en su faceta literaria como en la personal. Así, a El secuestro de Michel Houellebecq se le intuyen muchas, demasiadas, referencias y bromas ocultas de las que, si el espectador no conoce algo de la obra o la vida del escritor, es difícil percatarse, lo que termina por producir una sensación de repetitividad a lo largo de la película. En cualquier caso, es destacable no sólo la manera en la que el director consigue que Houellebecq se ría de sí mismo a la par que de sus detractores, sino también la capacidad de éste y del resto del reparto para hacer creíble lo increíble con su estudiada espontaneidad, consiguiendo que nos preguntemos si se trata todo de una inocente broma o de una nueva y enorme provocación del escritor.

El secuestro de Michel Houellebecq (2) - Cinema ad hoc

Por Sergio de Benito:

“Hola, soy Michel Houellebecq y me la suda prácticamente todo”.

¿Qué es ser un provocador en pleno siglo XXI? La imagen del escritor francés Michel Houellebecq en su país es sumamente controvertida, más por sus radicales declaraciones sobre el Islam y la democracia que por los pensamientos volcados en su no menos polémica obra literaria. El director Guillaume Nicloux apuesta por jugar con su carácter de figura pública nihilista y subversiva en una comedia que, desde el mismo arranque, parece reflejar la esencia de fuentes tan dispares como el teatro del absurdo o las reflexiones de Woody Allen sobre su faceta de creador.

El súbito rapto del autor lo deja en manos de unos criminales tan chapuceros como perfectamente representativos de quien cree asumir la misma posición del autor poseyendo únicamente una visión reducida de su obra. Paradójicamente, a través de ellos parece encontrar una suerte de fuga de su exposición pública, en un microcosmos tan improbable que acaba suponiendo una válvula de escape más que un suplicio para un tipo que no muestra ninguna preocupación ante el esperpéntico caos de su alrededor. La extensa y cómica galería de secundarios, que prestan sus atenciones a un autor que más que en cautiverio parece estar viviendo en otra galaxia, da pie a una nueva reflexión: ¿qué puede suponer la sociedad actual para alguien que llega a reaccionar positivamente ante su propio secuestro?

Es una lástima que Nicloux no desarrolle demasiado la mordacidad de su punto de partida, quedando El secuestro de Michel Houellebecq únicamente como una curiosidad que podrá ser mejor degustada por aquellos cercanos a su universo, representado en una abierta secuencia final que sintetiza la idiosincrasia del personaje (¿real?) con más acierto que el resto de un conjunto con demasiados baches. De lo que desde luego no peca es de complaciente: tanto el espectador más lejano como el fiel a la obra literaria de Houellebecq pueden hallar motivos de sobra para encontrarse retratados en el ácido juego que propone.

El secuestro de Michel Houellebecq (3) - Cinema ad hoc

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