29 de marzo de 2024

Críticas: La sal de la Tierra

La sal de la tierra

Hay que servir para este oficio.

Para entender hacia donde vamos, no hace falta fijarse en la política si no en el arte. Estas palabras las dijo el célebre viajero y periodista Ryszard Kapuściński que en cierta manera, recuerdan a los trabajos realizados por el fotógrafo (también muy viajero) Sebastião Salgado, todos ellos muy significativos a la hora de entender lo que somos y hacia donde vamos. La sal de la Tierra es un documental codirigido por Juliano Ribeiro Salgado (hijo de Sebastião) y Wim Wenders, autor de documentales como Buena Vista Social Club donde la música es la protagonista o Notebook on Cities and Clothes que nos explica el proceso de creación y las motivaciones del diseñador de moda Yohi Yamamoto. Por lo tanto, no es la primera vez que Wenders toma a artistas como protagonistas que sugieren  a través de sus obras interpretaciones de una realidad concreta.

En el caso de La sal de la Tierra, el filme abarca numerosos ámbitos de la vida del fotógrafo brasileño, teniendo como punto de anclaje sus espectaculares fotos. Es una historia sobre el artista comprometido, sobre el militante, sobre el ecologista, sobre el padre de familia y por qué no, sobre el amor. Paso a paso el relato nos sumerge en la vida de Sebastião, utilizando para ello dos miradas, la del conocido director, con imágenes en blanco y negro, y la más íntima a través de imágenes en color rodadas por su hijo.

Tanto Kapuściński como Salgado han utilizado sus cualidades camaleónicas para integrarse allá donde han estado y sacar la esencia de las realidades y personas. Ambos blancos en un continente de negros. Los trabajos más reconocidos de Salgado son Trabajadores (1993) donde se pueden ver imágenes de obreros de todo el mundo o Exodos (2000) que documenta los diferentes tipos de emigración debido a hambrunas, deterioro medioambiental o catástrofes naturales. Hay que mencionar también las fotografías realizadas en una mina de oro brasileña llamada Serra Pelada, sobre la hambruna en el Sahel o en el genocidio de Ruanda.

La sal de la tierra 2

Debido a la extrema dureza de esta última experiencia, Salgado perdió la esperanza en el ser humano y cayó enfermo. Gracias a su mujer (tan presente durante la hora y media larga que dura el documental como en la vida del artista) se levantó y juntos crearon un nuevo proyecto llamado  “Génesis”. Éste es el último trabajo realizado por Sebastião. Es un homenaje a la naturaleza y a la vida (nos recuerda que el 46% de la tierra permanece igual que en el momento de su creación). De la misma manera, Wenders y Salgado hijo crean La sal de la Tierra que no es sino un homenaje a la persona/trayectoria profesional de Sebastião Salgado.

Las herramientas empleadas para contar esta gran aventura que es la vida de Salgado son muy potentes. Ver en pantalla grande sus fotografías es un descubrimiento continuo que en ciertos momentos maravilla y en otros aterroriza, por comentar dos sensaciones de las múltiples que pueden causar. Otro recurso utilizado con maestría es el primer plano del propio Salgado que vemos a través de una pantalla donde se proyectan sus trabajos. Se muestra al artista frente a su obra mientras éste nos cuenta sus experiencias en los innumerables viajes realizados. Además, la voz en off de Wenders nos da su punto de vista como cineasta, fotógrafo y admirador del autor.

La sal de la tierra 3

A sus 70 años ha mostrado que a través del arte se puede saber hacia dónde vamos pero también se pueden tomar las riendas para ir hacia dónde queremos. En 1998 volvió, junto a su mujer Lelia Deluiz, a la granja donde creció en Aimorés, en el estado brasileño de Minas Gerais. Allí crearon el Instituto Terra, y reforestaron un recinto de 17.000 acres.

En su ensayo titulado “los cínicos no sirven para este oficio” Kapuściński reflexiona sobre la manera de trabajar que debe tener un periodista en casos extremos como la pobreza o el hambre. Salgado, que ha sido criticado por embellecer a través de sus fotografías estas tragedias, explica que su motivación es dar voz a los peor parados. Desde luego, en tiempos en los que la cantidad de imágenes y  (des)información que pasa por nuestro cerebro es abrumadora, quizás un poco de arte nos acerque más al prójimo. La sal de la Tierra es una película conmovedora y muchas cosas más.

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