19 de abril de 2024

Críticas: Lo mejor de mí

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Amar hasta delirar

Dawson y Amanda se reencuentran en su pueblo natal después de veinte años. Acuden allí tras la muerte de Tuck, un viudo solitario que les apoyó de jóvenes con su relación amorosa. Aunque Dawson es ahora un trabajador viajero en explotaciones petrolíferas y Amanda una mujer casada con un hijo universitario, que además quiere volver a trabajar como educadora de personas discapacitadas, ambos siguen enamorados.

Lo mejor de mí es un drama romántico -o un romance dramático- que sin duda se orienta a espectadores fascinados por historias más fuertes que la vida, con la impronta y el clasicismo del amor verdadero, capaz de superar todos los obstáculos materiales, familiares y sociales gracias al sentimiento mas puro. Y con esta tesitura dramática, el largometraje seguramente no defraudará al público al que va dirigido. Un público mayoritario que ha respaldado también en taquilla las adaptaciones cinematográficas anteriores, de novelas escritas por Nicholas Sparks, traducciones a pantalla desde el año 1999 con la pionera Mensaje en una botella, seguida de otros taquillazos como Querido John, El diario de Noa, Un lugar para refugiarse y La última canción.

Quizás ya son demasiadas películas rodadas y pendientes de estreno, que tienen su origen en el universo Sparks. Así que es buena hora de analizar brevemente algunos de sus elementos comunes a partir de la presente,  Lo mejor de mí.

The Best Of Me

– Evocación del pasado. Varias historias del presente tienen su reflejo o causa en el pasado histórico, los antepasados o el de los mismos personajes. Lo mejor de mí comienza en la actualidad, aunque retrocede en varios flashbacks a los años noventa, con una banda sonora llena de canciones de esa época.

– Las cartas escritas. Sí, Nicholas Sparks utiliza como elemento repetido en sus novelas la correspondencia entre sus personajes, una manera de mostrar los sentimientos de la manera más sincera y cursi o poética, según cada caso.

– La chica buena y rica con el chico noble, problemático y de clase obrera. La lucha de clases, los padres posesivos y el dinero aliados en contra del romanticismo.

– Enfermedades terminales, raras y otros desastres. Si es poco el dramatismo del amor imposible, siempre ayuda a complicarlo con algún personaje afectado por una afección degenerativa y cuidados paliativos.

– Un suceso trágico en el que están implicados los protagonistas, en ocasiones con muertes por en medio, aunque tengan poca fuerza en el resultado final. Tal vez se pasen por alto otras constantes habituales, pero estas cinco en concreto se sitúan en varias obras adaptadas del novelista estadounidense.

Lo mejor de mí, al igual que las demás adaptaciones al cine de Sparks cuenta con un director que aunque no sea de primera fila, es un técnico solvente y respetuoso con el material que tiene entre manos, por muy delirante que resulte. Michael Hoffman realiza este largometraje, respaldado por un curriculum plagado de comedias contemporáneas y dramas de época (Escándalo en el plató y Restauración, por ejemplo). En el film actual cumple como buen profesional, narrando con una estética visual y un ritmo más cercano a la que se usaba en la década de los noventa, con mucho plano aéreo, grandes movimientos de cámara sobre dolly para situar la acción y temas musicales omnipresentes sobre las secuencias. Todo rodado con cámara bien situada en su trípode, sin manipular la cámara al hombro ni temblar con los aspavientos constantes de años posteriores. Se agradece que Hoffman utilice el formato panorámico con sentido narrativo, manejando la proporción y los elementos que quedan dentro o fuera del plano, demostrando lo bien que sabe planificar aunque la historia no merezca tan buen envoltorio.

The Best Of Me

Por otra parte los mayores errores no provienen del director ni de los actores, algunos de ellos como Michelle Monaghan y James Marsden, trabajando lo mejor que pueden con personajes tan poco maleables y diálogos tan predecibles que, al escucharlos, parecemos telépatas en lugar de espectadores y ya sabemos cuál será su siguiente réplica. Los fallos que se le pueden achacar a Lo mejor de mí están en unas decisiones de casting tan terribles que los intérpretes encargados de dar vida a Dawson y Amanda de jóvenes, no se parecen a los ya citados cuando son adultos, ni siquiera a sus primos. Una decisión tan extraña que se podría justificar solo mediante operaciones de cirugía estética. Por no mencionar a la ridícula familia del chico protagonista, un padre y hermanos que parecen tener la misma edad y pinta de haber salido de una fiesta de carnaval inspirada en narcotraficantes. Otro error es la inclusión de marcas publicitarias en cualquier plano y momento, la ubicación de producto famosa (o product placement) Por aquí ni siquiera conocíamos la Bud light. ¿Y qué decir de los protagonistas? Tan bellos, tan bien formados, con ese desfile de torsos masculinos, tanto en la juventud como en la madurez que parecen sacados de una revista de salud y deporte. Vaya, en los pectorales y abdominales sí se parecen los dos actores que encarnan a Dawson.

Lo mejor de mí puede que no pase a la historia del cine romántico, pero cubre con creces esa parcela dedicada a hombres y mujeres sensibles. La pueden acudir a ver padres e hijos en compañía, ya que hay personajes para todas las edades. Y si se llega por error a la película, se puede pasar un buen rato porque hay momentos que, vistos desde una perspectiva fría, son tan sorprendentes como hilarantes.

En cuanto a Nicholas Sparks, autor superventas, que lleva un ritmo de novela anual, ya me gustaría ver si sería capaz de conseguir la misma cantidad de novelas escritas por la española Corín Tellado, todo un referente que un especialista en el género como él debería conocer.

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