19 de marzo de 2024

Críticas: Misión Imposible. Nación secreta

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La consolidación de una saga.

Tras la elegancia para dirigir de forma magistral el suspense de Brian de Palma, la vacuidad de un guión absurdo plagado de momentos bochornosos, eso sí muy bien coreografiados por John Woo (con sus infinitos movimientos ralentizados y sus palomas, por supuesto), la tensión y la meticulosidad narrativa de J. J. Abrams  (con su manipulación y sus flares, por supuesto), y la espectacularidad al servicio de la historia de Brad Bird, la saga Misión Imposible vuelve con una quinta entrega que recoge mucho de lo bueno de cada una de sus predecesoras. Lo vuelve a hacer de la mano de la productora de Abrams y dirigida esta vez por uno de los coguionistas de Misión Imposible IV: Protocolo Fantasma, Christopher McQuarrie.

El espíritu de de las historias de espionaje, que hizo de la versión de Brian de Palma una excelente adaptación de la base en la que se asentaba la serie que creó Bruce Geller en los años 60, vuelve a apreciarse en un guión que concede la misma importancia a la continuidad y la lógica narrativa que a la sucesión de escenas de acción, dejando que estas últimas sean causa, desarrollo y consecuencia directa de la historia. La anterior entrega, Misión Imposible IV: Protocolo Fantasma, terminaba con una nueva misión para Ethan Hunt y sus compañeros del FMI, misión que quedaba en el aire para dar paso a los títulos de crédito pero en la que se dejaba escuchar que el enemigo a combatir era una emergente organización terrorista llamada El Sindicato, que controlaba todas las naves militares no tripuladas del ministerio de defensa con un objetivo hasta entonces incierto. Tras el trepidante y divertido prólogo, recuperando así el humor perdido en los muy trágicos de la tercera y cuarta entrega, Misión Imposible: Nación Secreta retoma la premisa de la última misión para enfrentar a un disuelto FMI encabezado por el ahora (de nuevo) prófugo de la justicia Hunt, al ya mencionado Sindicato.

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Uno de los muchos aciertos de Misión Imposible: Nación Secreta es el aumento de protagonismo del personaje al que interpreta Simon Pegg, no ya como el contrapunto divertido a la acción sino también como, se intuye, compañero a partir de ahora de fatigas dentro y fuera del campo de acción de Ethan Hunt, a quien en este nuevo capítulo vemos tan osado como siempre pero con un punto de vulnerabilidad hasta ahora desconocido para su personaje. No recurre McQuarrie al enfoque personal por el que sufría en Misión Imposible III sino a la coherente humanización de un súper héroe sin poderes que, aunque no lo aparente, envejece y cada vez depende más de la ayuda de un grupo ya consolidado como el que se terminó de fraguar en Misión Imposible IV: Protocolo Fantasma y menos de su autosuficiencia. Salvo la escena del prólogo en la que Hunt se sube literalmente a un avión en pleno despegue y consigue entrar en él una vez ha iniciado el vuelo, sus habilidades físicas se ven a menudo mermadas tanto con los enfrentamientos contra sus enemigos como por sus propias limitaciones.

Photo credit: Christian Black

Pero más allá de recuperar el clasicismo del que hacía gala Misión Imposible y de poseer un guión con el que desarrollar un argumento consistente más allá de la pura acción, McQuarrie deslumbra con su capacidad para filmar la acción de una manera que no hace más que aumentar el suspense, intercalando diferentes puntos de enfoque de la misma. La minuciosidad y la predisposición al detalle con las que el director encara las escenas de más tensión, como la que sucede en la ópera de Viena con la representación de Turandot de fondo mientras en varios puntos del teatro varios contendientes luchan a muerte, hacen olvidar el tedio con el que desarrollaba su anterior película Jack Reacher. Misión Imposible: Nación secreta se erige así como la más verosímil, dentro de lo que su premisa concede, y sofisticada secuela de las cuatro que hasta ahora ha tenido la saga, pero además la más divertida (sin contar las risas involuntarias que sacaba Misión Imposible 2) y la que asegura una verdadera continuidad de un equipo más que consolidado. Amén de dejarnos con muchas ganas de que Ethan Hunt decida volver a aceptar una nueva misión muy pronto.

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