19 de abril de 2024

Festival de Sitges 2018: Penguin Highway, The last fiction y Dilili in Paris

Triplete de animación en Sitges.

Al Festival de Sitges muchos cinéfilos no se acercan porque las películas de terror, aseguran, no son su plato favorito, comentario con el que obvian las de ciencia ficción y fantasía. Una apreciación absurda porque en las últimas ediciones el certamen ha abierto su abanico a todo tipo de propuestas más allá del fantástico de su nomenclatura y, por ejemplo, se han presentado Maps to the Stars de Cronenberg o ’71 de Yann Demange. Además, desde hace muchos más años, el festival catalán cuenta también entre sus secciones con una dedicada exclusivamente al cine de animación, normalmente, copada por las producciones de anime japonesas. En cualquier caso Anima’t es un imprescindible escaparate para los amantes de la animación con algunos de los mejores títulos del 2018, presentados en Annecy o incluso Cannes, como Mirai, mi hermana pequeña (de la que ya os hablamos en el Festival de San Sebastián).

En esta 51ª edición, los fans, entre los que se incluye un servidor, ya han podido disfrutar de tres películas de la cosecha de este año. La primera de ellas es Penguin Highway, el debut en el largometraje de Hiroyasu Ishida tras una meritoria trayectoria con una media docena de cortos. La historia se centra en Aoyama, un chaval que desea ser adulto prematuramente, mientras su pueblo se convierte en el centro de una invasión de pingüinos. El principal problema es su excesiva duración en un metraje que deambula por las mismas situaciones una y otra vez, aunque afortunadamente su conjunto es una entretenida aventura con genuino humor. Por otro lado, su mayor baza es su apuesta por un mensaje pro conservación del medio ambiente y el viaje iniciático de un niño que sueña con ser adulto a temprana edad y redescubre el placer de la infancia. Eso sí, en otro orden de términos, lo mejor de la cinta es la manada de pingüinos, sus quehaceres y su confraternización contra el mal. ¿Qué puede salir mal con estos animales capitaneando una película?

The last fiction

El segundo largometraje de animación es una propuesta radicalmente distinta: The Last Fiction, del iraní Ashkan Rahgozar. Adaptación libre del milenario El libro de los reyes (siglo X), el filme narra el enfrentamiento entre príncipes y diablos para controlar el poder del antiguo Imperio Persa. La archirepetida batalla entre la luz y la oscuridad en clave profecía y venganza con escenas de acción visualmente apabullantes, aunque en ocasiones la técnica derive hacia el terreno del videojuego. A grandes rasgos, la película es un cruce entre la serie El príncipe valiente y el universo de El señor de los anillos. Tradición y mitología se funden en un sólido entretenimiento que no destaca en demasía en ningún aspecto, pero tampoco tropieza en ningún otro. A estas alturas se trata de la gran película animada del cine iraní por volumen de producción y proyección internacional, pero ojalá pronto llegue una obra rotunda a nivel artístico.

Dilili in Paris

Por último, la tercera película presentada es la mejor del triplete: Dilili in Paris. El último trabajo de Michel Ocelot, uno de los grandes nombres del cine europeo animado (Kirikú y la bruja, Azur y Asmar o Los cuentos de la noche), es una odisea divertidísima por el París de la Belle Époque protagonizada por Dilili, una joven nativa de la Nueva Caledonia, que junto a su amigo repartidor, investiga una serie de misteriosos secuestros de niñas en la capital francesa. La animación de la película es magistral, preciosista e hiperrealista (a veces apoyada en fotografías reales de la época) con un diseño de personajes francamente extraordinario. Además, la cinta cuenta con la aparición estelar a lo largo de esta travesía de muchos personajes populares de la época: Marie Curie, Picasso, Monet, Pasteur, Chocolat, Toulouse-Lautrec, Rodin, Emma Calvé y una larga ristra de otros artistas o profesionales reconocidos. En el trazo de estos –sorprendentes y desternillantes- cameos también hay un gran trabajo de animación. Sus 90 minutos dejan boquiabiertos en cada nueva escena: la recreación de París y las persecuciones tienen una fuerza visual abrumadora. Ahora bien, Dilili in Paris es mucho más que esto: la historia incluye un sugerente tratado de empoderamiento (los mayores referentes de Dilili son mujeres) y su lucha por la igualdad y libertad va dirigido contra un sistema patriarcal de la alta sociedad burguesa. He ahí también una genial dicotomía entre clase alta-baja y privilegiados-migrantes. Michel Ocelot se reivindica una vez más como uno de los mayores directores del cine de animación.

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