24 de abril de 2024

Críticas: Battleship

Las bolas chinas voladoras y asesinas de la muerte llegan a nuestras salas con la intención de no dejar supervivientes.

Los espectadores somos parte del tablero que propone Battleship. Y no es que las bolas chinas voladoras y asesinas de la muerte salgan de la pantalla para arrasar con la platea. No, no estamos ante la última película comercial con billones de efectos y en 3D… sino ante la última película comercial con billones de efectos y en 2D. ¿No es lo mismo? ¿No es lo mismo jugar al popular juego que podía jugarse desde en papel, en pizarras con pines o en formato pixelizado? Algunos dirán que es lo mismo pero la gracia estaba en que un simple lapicero y papel podía formar un océano repleto de barcos dispuestos a aniquilarse en plena cuadrícula e imaginación. Últimamente el cine comercial norteamericano había sido víctima del remake y de la reformulación digital de propuestas agotadas. El cine de entretenimiento se ha convertido en una coca-cola sin gas. Unos la siguen disfrutando desde la resignación y, otros, simplemente la escupimos. Lo que propone el filme de Peter Berg es basarse en un popular juego de mesa… sin complejos ni, al parecer, remordimientos. Miedo y ardor me provoca que Battleship (no sé por qué siempre me confundo y digo Battleshit) inicie un coyuntural aluvión de nuevas películas basadas en juegos de mesa y tablero. ¿Cómo tratará el reparto desigual y gula, propios del neocapitalismo, de hipopótamos de colores que tragan bolas y las defecan sin digerirlas? ¿Sabrá contemplar el potencial de crossover que habitaba en ‘Juegos Reunidos’? ¿Podrá concebir un mundo de replicantes con sombreros y pelucas en ‘Quién es quién’? ¿Serán Lynch o Cronenberg aquellos que metan las pinzas a ‘Operación’? ¿Conectará correctamente las múltiples líneas argumentales y tramas paralelas de ‘Conecta-4’? ¿La HBO nos regalará una miniserie de ‘En busca del Imperio Cobra’ cuando finiquite Juego de Tronos? ¿Se atreverá Terrence Malick a dotar de filosofía orgánica y trazar el ‘árbol de la vida’ que propone ‘Trivial Pursuit’?  Demasiadas incógnitas para tan pocas fichas. El problema de Battleship es que en vez de un ‘Hundir la flota’ con alienígenas parece el ‘Buscaminas’ con bolas chinas voladoras y asesinas de la muerte. ¿O finalmente son yoyos tuneados con látigos y sin tacones de zapatos de cuero negro?

Es muy duro salvar Marte como John Carter y la Tierra como Alex Hopper. Es muy duro… ¡pero más duro es verlo al otro lado de la pantalla! El director de Hancock maneja elementos de la tabla periódica del cine comercial por mucho que quiera salirse del universo cinematográfico terráqueo. Los parecidos con una versión al remojo (y mojón) de Transformers son más que obvios aunque las bolas chinas voladoras y asesinas de la muerte son su gran aliciente para cliffhangers y lanzar un destructivo yoyó a las ansias de entreteniendo del espectador. ¿Y entretiene? Lo mismo que las tres de Transformers juntas, lo mismo que el trailer parodia llamado Titanic Super 3D y lo mismo que marcar cruces y rectángulos en una hoja de papel… higiénico. Se rompe, ¿verdad? Quitando a Battleship esa armadura de efectos visuales y acción digital, queda la lacerante realidad: una petición formal de compromiso con la hija de un autoritario y desaprobador ‘jefe’ y la historia de amor ‘con burrito’ más burra que veremos este año. Despojado el metal queda la carne… y es tremendamente paupérrima: poco humor, mucha bandera y conversión en una comedia involuntaria senil para regocijo de las entrañas del clamor popular.

Se cita a Homero y El arte de la guerra pero para nada una de las invasiones alienígenas más cutres y peor planeadas estratégicamente de la gran pantalla. Al parecer los cerebros de esas ranas bigotudas con armadura de Iron Man están reducidos o no han jugado a un videojuego. ¡Ni mucho menos visto Independence Day! Por cierto, ¿hay alguna película en la que unos alienígenas consigan exterminar a toda la raza humana? Aunque la pregunta sería: ¿la habrá? Llámenme gafapasta pero yo el único Battleship que conozco se llama Battleship Potemkin.

Battleship pretende ser la pizza marinera del cine comercial del 2012, el ultramarino congelado y listo para servir una vez se calienta en la masa cerebral de su adecuado y concurrido público, en la diarrea visual que funciona como un escaparate sin nada a la venta en su interior. No obstante, me encantan las películas como Battleship. Son obligatorias en Blu-ray y perfectas para trollear a tus amistades y familia más cercana. Si algún ser querido les pide Los descendientes deben regarles Battleship: ambas se desarrollan en Hawai y uno no para de llorar y reír. Además, la imprevisible y temperamental interpretación de las bolas chinas voladoras y asesinas de la muerte merece el Oscar que no ganó George Clooney.

Durante la proyección he ido rellenando en un papel las coordenadas que marcaba la película y ha salido esto:

2 comentario en “Críticas: Battleship

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