29 de marzo de 2024

Críticas: Eva

La corrección es la nota dominante en el esperado debut de Kike Maíllo en el largometraje. Eva es el proyecto más ambicioso de cuantos han salido hasta el momento de la inagotable cantera de la ESCAC, que anteriormente ha dado frutos tan destacables como las recientes Blog o Tres días con la familia.

Tras una primera escena que nos da bastantes pistas acerca del terreno en el que de manera casi siempre fallida se van a mover los pasos de los protagonistas, aparecen unos llamativos títulos de crédito que nos ponen en situación del otro plano de la historia, el más loable y que hace que el de Eva no sea un proyecto cualquiera: la relación entre robots y humanos, que a priori pudiera resultar un tema incluso controvertido y que sin embargo aquí está tratado de manera tan pulcra como superficial e incluso ingenua. El guión parece pasar de puntillas por él: si la trama sentimental pasa inadvertida por no profundizar en una tesitura mil veces vista, muchas escenas que podían haber llamado la atención por todo lo contrario transmiten la sensación de estar ahí sencillamente para rellenar un vacío en el metraje.

Los actores cumplen en general con sus papeles, aunque más de uno bastante por debajo de sus posibilidades. Alberto Ammann hace lo que puede con un personaje inexistente, Lluís Homar se muestra muy por encima del suyo en todo momento y tanto a Daniel Brühl como a Marta Etura les hemos visto interpretaciones muy superiores. Claudia Vega, la niña, supone por su parte un agradable descubrimiento.

El trabajo de posproducción se nota laborioso e importante, y no es en vano que el estreno de la película se haya retrasado tantos meses respecto al final de su rodaje. Si bien a estas alturas a nadie le va a llamar la atención la integración de los efectos digitales o el diseño de los autómatas, tampoco cae en el ridículo en ningún momento, algo que siempre es de agradecer dado el gran riesgo que se corría.

El principal punto a favor de la dirección artística es dotar de credibilidad este futuro, alejado de tópicos y artificios y rodeado en cambio de un sorprendente aire retro que logra que el espectador no tarde en conectar con la lógica del mundo que está contemplando. Y, salvando los avances en robótica, éste se podría identificar incluso con una época pasada. La omnipresente nieve refuerza esa sensación de atemporalidad, que se deja notar también en detalles como el vestuario de los personajes o el hecho de que en la fiesta de graduación suene Space Oddity de David Bowie: lejos de ser todos idiotas, en 2041 parece reinar el buen gusto.

El decepcionante tramo final no se desmarca del tono del resto de la película, que parece guardarse un as en la manga que acaba por no revelar cuando aparecen los créditos, tal es la falta de emoción y tensión del supuesto clímax. Lo más contundente de este tramo, y casi se puede decir que también del resto, es el hostión que propina cierto personaje a otro.

En resumen, Eva es una cinta que se deja ver en todo momento e incluso llega a funcionar con respecto a lo pretendido, pero a la que su temática le pedía a gritos algo más. Esfuerzo digno de elogio, resultado olvidable por completo.

por Sergio de Benito

5 comentario en “Críticas: Eva

  1. No está tan mal. Sí que es verdad que se podían haber exprimido más ciertos personajes, y a partir del ''giro'' todo se desmorona, para llegar a un final soso y muy predecible. La actuación de la niña me parece bastante mediocre; eso sí, merece la pena verla solo por el personaje de Lluís Homar, que se come al resto.

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