19 de abril de 2024

Críticas: Los hombres que no amaban a las mujeres

David Fincher nos trae otra versión del best-seller de Stieg Larsson, demostrando que los últimos siempre serán los primeros.

David Fincher debía callar un montón de bocas, y vaya si lo ha hecho. Difícil fue explicar a los fans de Seven (1995) o El club de la lucha (1999) que su director fetiche había decidido hacer una adaptación del best-seller más comercial de los últimos años, del que además ya se había realizado una versión para la gran pantalla. Difícil entenderlo sin ver el resultado final y maravillarse ante el manejo del ritmo, el montaje y su capacidad para crear atmósferas donde el aire se puede cortar con un cuchillo. Fincher ha logrado poner los sentimientos a flor de piel con sutileza, pero sin renunciar a su espíritu cañero y su estética videoclipera, de los que hace gala desde unos increíbles títulos de crédito que nos adelantan el vaivén emocional que vamos a presenciar.

Pero no todo van a ser laureles para el de Denver, puesto que el guión, firmado por ese amante del claroscuro que es Steven Zaillian (La lista de Schindler, Gangs of New York) tiene mucho que ver en el resultado final. No era fácil adaptar un tochaco como la primera parte de las novelas de Larsson, pero Zaillian ha sabido, a diferencia de la adaptación sueca, extraer lo importante de la investigación del asesino de mujeres y dejar la paja atrás, haciendo que sea el espectador el que vaya descubriendo a los personajes a través de pequeños detalles que suceden durante la trama. En resumidas cuentas, Zaillian aclara el camino para aquellos que no han leído la novela y nos brinda unos personajes con nueva chapa, en los que los actores principales se sienten como pez en el agua.

Porque sí, amigos, el reparto también está increíble. Daniel Craig crea un Mikael Blomqvist mucho más cercano al de la novela, es decir, un hombre enérgico, atractivo y con fuertes valores morales, cuyo interés en buscar la verdad es superior a su natural miedo a la muerte. Por su parte, Rooney Mara supera con nota el reto de interpretar a Lisbeth Salander, que lleva paso de convertirse en uno de los grandes iconos del nuevo siglo. Mara nos ofrece un personaje más ambiguo pero mucho menos antipático que el de su predecesora Noomi Rapace, mostrándonos una Lisbeth cuya gruesa piel de reptil no nos tapa la fragilidad que guarda en su interior, como demuestran unas últimas escenas en las que a uno le dan ganas de adoptarla. Ademas Mara, al igual que Craig, aporta al personaje ese toque de sex appeal (raruno, eso sí) que tanto gusta en Hollywood, y que no hace más que agrandar el mito Salander.

Fincher ha sabido rodearse de los mejores y eso se nota desde la trabajada fotografía pasando por la impactante producción de sonido y terminando en un montaje marca de la casa Fincher, que le otorga a la historia el ritmo que le faltaba a la versión sueca, y me atrevería a decir que hasta al libro. En un mundo donde cada vez la gente se acerca más a las series en detrimento del cine ya no solo por el aumento de calidad de estas primeras, sino por su fácil y rápida consumición en piezas de cincuenta minutos, Fincher vuelve a arriesgar realizando una película larga (158 min.) que atrapa al espectador dentro de su trama y su perfecta atmósfera.

Porque aquí también la atmósfera, esos paisajes suecos en donde el frío está presente en cada momento, donde el vaho sale nítido y espeso después de cada frase dicha, juega un papel fundamental para meternos dentro de la complicada familia Vanger. Fincher ha vuelto a acertar al no trasladar la acción a cualquier pueblo perdido de América (como hubiera hecho cualquier otro yanki experto en remakes) donde la historia no hubiera tenido sentido, puesto que en el fondo la trama cuenta una parte de la historia de Suecia, y es en el único lugar donde debe ser ambientada.

En definitiva, Fincher ha mejorado una historia que parecía ya trillada después de tres libros, tres películas y una serie sobre ella, dotándola de una profundidad y frescura que en algunos aspectos supera incluso a la novela en la que está basada. Nada mejor se puede decir de alguien que se ha metido en el berenjenal de adaptar uno de los libros más vendidos de la década. Un claro ejemplo de cómo hacer un remake y salir vivo del intento.

10 comentario en “Críticas: Los hombres que no amaban a las mujeres

  1. Es todo lo que uno espera que Fincher puede sacar de esta historia (ambientacion, buenos planos, buen sonido), más un gran elenco de actores. Mis expextactivas quedaron completamente cubiertas, posblemente porque no esperaba mucho de ella.

  2. Me encuentro en ese pequeño grupo al que David Fincher no ha callado la boca. No es que esperara una gran película y más viendo el precedente, pero es que Fincher tampoco es que ofrezca mucho más que la versión sueca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *