23 de abril de 2024

Seminci 2013: Día 5

imthesame

Llegamos al ecuador de la Seminci.

Si ayer os hablábamos de lo mucho que nos gustó Hide Your Smiling Faces, hoy es el turno de I’m the Same, I’m an Other, el segundo largometraje de la directora de origen belga, Caroline Strubbe. Y bien, ¿qué tienen en común estas dos cintas? Ambas son dos películas muy sensoriales y carentes de diálogos, películas alejadas de la narrativa convencional y desgraciadamente ambas han sido recibidas con muy poco regocijo. Hide Your Smiling Faces apenas recibió aplauso alguno (al menos en la primera proyección) y la cinta de Caroline Strubbe no ha llegado ni a eso, ha sido recibida con los temidos pataleos del público de la Seminci. ¿A qué se debe ésto?

Se ha calificado a I’m the Same, I’m an Other como una película de tedio y excesiva en su escasez de conversaciones. A nosotros nos parece una película que es capaz de transmitir el inmenso dolor que provoca la pérdida de los seres queridos a partir de la sutileza de los gestos, a partir de los silencios y a partir de los detalles. Y es que Tessa y Szabolcs, una dulce niña y un hombre de aspecto rudo pero de espíritu tierno, protagonizan un drama sobre la influencia del pasado en el presente, sobre la búsqueda de una figura paterna en la infancia. Y para nada nos encontramos ante un puzzle sensiblero compuesto de piezas crípticas. No puede haber más diafanidad en la forma en el que está contado el relato. Las miradas transmiten la soledad y el enternecimiento de los personajes, el paisaje transmite la frialdad e inquietud sus corazones y los espacios cerrados una ansiedad claustrofóbica que se vincula con sus almas. Es verdad que el final puede parecer precipitado o carente de agudeza, pero en ningún momento se impone lo irracional o lo ilógico. Por ello, I’m the Same, I’m an Other nos parece un largometraje dotado de inteligencia y sensibilidad para contarnos una historia profunda y cautivadora. Porque no debemos olvidar que muchas veces, el silencio puede transmitir mucho más que cualquier palabra. Si este tipo de cine, menos narrativo de lo normal, pero dotado de inteligencia y sensibilidad no tiene cabida en la Seminci, ¿dónde lo tendrá?

metro manila

Metro Manila era la otra película que se presentó en el día de ayer. Una cinta, que al igual que Omar, nos ofrece la oportunidad de visionar en el festival relatos más dinámicos y con más dosis de acción de lo habitual. Y se agradece, porque en la variedad está el gusto, ¿verdad?. Metro Manila está rodada por un director británico, Sean Ellis (Cashback), en Filipinas y en uno de los idiomas oficiales del país del sudeste asiático, el tagalo. Por ello debemos estimar la valía del director para llevar a cabo un proyecto, cuanto menos, osado.

La cinta cuenta la historia de Óscar Ramírez y su familia, que deben dejar sus arrozales de las montañas del norte de Filipinas para viajar hasta Manila, la capital del país. Óscar busca desesperadamente trabajo, hasta que consigue un puesto como conductor en una empresa de vehículos blindados. Un cometido sumamente peligroso. Uno de los aspectos más positivos del largometraje es la capacidad del realizador para transmitirnos un mundo atrozmente realista. Óscar y su familia deberán luchar contra la alienación de la megalópolis, que actúa como antagonista y con su crudeza es capaz de corromper a los más débiles. Metro Manila habla sobre lo que somos capaces de hacer por nuestra familia en la más desesperada de las situaciones. Una historia de supervivencia y amor. El guión sabe esconder bien sus cartas y sabe mostrárselas al espectador en los momentos oportunos, aunque para ello deba prescindir en su tramo final de autenticidad para ganar contundencia y ritmo narrativo. Ganó el premio del público en Sundance y es probable que no salga de Valladolid con las manos vacías.

Sin título

Ayer fue un día especial para la web en la Seminci. Se presentaban los cortometrajes de la promoción 2013 de la escuela de cinematografía y del audiovisual de la comunidad de Madrid. Y entre ellos figuraba Sin título, un cortometraje que cuenta con el trabajo de varios de nuestros compañeros, Mar Corrales, codirectora del corto junto a Adriana Adeva, y Jorge García Soto, encargado del montaje. Sin título es el relato de un escritor bloqueado y sin ideas, donde se alternan realidad y ficción para contarnos una historia sobre la confusión y la soledad que rodea al proceso de escritura. Un cortometraje que sin ánimo de ser parciales, cuenta con una potente narrativa y una estupenda edición tanto visual como de sonido. Pueden gustar más o menos, pero lo que es indiscutible es que en líneas generales el nivel técnico de todos los cortometrajes es muy alto. Nos gustaría señalar y apreciar también el trabajo de fotografía de Jorge Colomer en Cañón corto, el buen hacer interpretativo de la joven pareja de Los intrusos, Miguel Bembibre e Irene Pozo, y el divertidísimo guión de Paula Fabra en La noche de las ponchongas.

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