6 de octubre de 2024

Crítica: La Virgen Roja – Impersonal complejidad

La Virgen Roja
La Virgen Roja

Impersonal complejidad

Paula Ortiz, conocida por su sensibilidad visual y su estilo poético, menos de un año después de estrenar Teresa, nos presenta con La Virgen Roja una tensa y enigmática versión del caso de Hildegart Rodríguez, una figura clave en la historia española de la primera mitad del siglo XX que casi fue olvidada. La película aborda la vida y el trágico final de Hildegart, una joven prodigio que, bajo la estricta tutela de su madre, Aurora Rodríguez Carballeira, se convirtió en un símbolo del feminismo y del pensamiento progresista. El filme explora los límites de la libertad, el control, y las complejidades de las relaciones familiares desde una perspectiva visual cautivadora.

Pese a que la película sigue de cerca la vida de Hildegart Rodríguez, desde su infancia como una niña prodigio hasta su ascenso como activista política y pionera del feminismo, el núcleo de la trama de La Virgen Roja reside en la obsesiva relación entre Hildegart y su madre. Criada como un proyecto en lugar de como una persona, Hildegart lucha por escapar del control férreo de su madre al conocer el mundo exterior.

Paula Ortiz tiene una marcada impronta estilística poética y onírica, sin embargo, La Virgen Roja no es el caso. Cierto es que la fotografía se mueve entre lo sombrío y lo etéreo, pero se mantiene igual en todas las escenas de la película, sin acompañar narrativamente a la película ni la evolución que pueda haber en los personajes. En esta cinta no se alcanza a ver a Paula Ortiz tan presente como en sus antiguos trabajos, por el contrario, se obtiene una película cuya manufactura se siente genérica e impersonal. Sí es cierto que mediante el uso de planos cerrados sobre los rostros de las protagonistas se intensifica la sensación de claustrofobia y control que define la relación entre madre e hija.

La Virgen Roja
La Virgen Roja

Las interpretaciones de las protagonistas son uno de los puntos más fuertes de la película. Najwa Nimri es efectiva pero quizá la pieza más floja en cuanto a actuación. Consigue dar vida a un personaje tan fascinante como aterrador. Su actuación transmite inteligencia y locura que define a Aurora, pero no alcanza a transmitir también el amor obsesivo. Cada gesto, cada palabra de Aurora tiene una intensidad que mantiene al espectador al borde de la incomodidad, a la vez que genera una extraña compasión hacia su personaje. Pero el mayor problema es que durante gran parte de la película el espectador puede sentir que está viendo a Najwa Nimri y no a Aurora, y no por ser una estrella, sino por dar una actuación similar a la que acostumbra a entregar en los últimos años.

Por otro lado, Alba Planas en el papel de Hildegart consigue mostrar con gran sutileza la transición de una niña ingenua a una mujer que toma conciencia de su propia individualidad y lucha por emanciparse. Su interpretación es delicada y llena de matices, lo que hace que su destino trágico sea aún más devastador.

Uno de los aciertos de La Virgen Roja es la manera en que aborda el conflicto entre libertad y control. La película se convierte en un espejo del dilema universal entre la autonomía individual y las expectativas impuestas por las figuras de autoridad, en este caso, una madre que busca crear a su hija bajo su propia visión del mundo. El filme también toca temas como el feminismo, la lucha de las mujeres por su lugar en la sociedad, y la complejidad de las relaciones familiares en un contexto de represión política y social, pero tan solo sobrevolando estos temas como si de una cheklist se tratase en los temas que rodean la vida de Hildegart y la actualidad social.

Ortiz también introduce elementos de crítica social, mostrando cómo la obsesión de Aurora por moldear a su hija refleja, en cierto modo, las presiones y las limitaciones que la sociedad imponía a las mujeres de la época. Hildegart es una víctima no solo de su madre, sino también de un mundo que aún no está preparado para aceptar su visión revolucionaria de la mujer.

A pesar del impacto emocional y la complejidad temática, La Virgen Roja puede resultar simple. Otro punto a considerar es que el guion, aunque en fachada profundo, podría haber explorado más a fondo el contexto histórico y político en el que se enmarca la vida de Hildegart. Si bien se mencionan aspectos de su activismo, la película se enfoca casi exclusivamente en la relación madre-hija, dejando de lado la dimensión pública de Hildegart, que fue fundamental para entender su relevancia histórica y como esto afecta a la evolución del personaje.

La Virgen Roja es un filme emocional y perturbador. Paula Ortiz ofrece un retrato intenso pero impersonal de una relación maternal destructiva. Aunque su buen ritmo, el reparto y su fácil accesibilidad podrían hacer de La Virgen Roja una obra digna de ser admirada por gran parte del público casual.

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