19 de mayo de 2025

Cara y Cruz: Smile 2

Naomi Scott in «SMILE 2»

Cara y cruz en Smile 2

La soledad bajo el foco por Néstor Juez

No hay ejercicio más anómalo pero también más provechoso que el de zambullirse en las aguas ya cartografiadas de una secuela sin haber visto la primera parte. La falta de referencias puede suponer un claro extravío a la hora de decodificar unas coordenadas formales y textuales que se introducen menos por partir con una complicidad tácita por parte del espectador, pero la mirada virgen nos permitirá evaluar la entrega como una obra en sí misma, libre de la castrante comparativa.

De modo que independientemente de si la propuesta hará o no las delicias de los estrictos conversos, servidor se tomará las siguientes líneas para condensar el marcado interés que esta presenta. Un viaje dilatado en metraje pero profuso en intensidad acústica e imágenes estremecedoras. Ligera en el alcance de su terror pero efectiva tramando el impacto de su visionado. Juguetona combinando el dinamismo de su planificación con un eficaz conflicto psicológico.

El personaje protagonista interpretado por Naomi Scott representa el principal motor vehicular de una narración que logra desarrollar convincentes reflexiones críticas sobre la salud mental en el mundo del espectáculo y la exposición mediática, que deja vulnerable a las estrellas del pop ante la despiadada recepción en redes sociales de fanáticos y críticos. Una figura acompañada de colaboradores, familiares y técnicos que la aúpan para brillar sobre el escenario aún a costa de que sea con sonrisas rotas. Agobiantes ejes de una cadena que propulsan el brillo de una carcasa, acompañando a una joven lacerada por un trauma reciente tan abarrotada a todas horas de ruido como profundamente sola e incomprendida.

Exageraciones del cine de género aparte, el retrato de las adversidades psicológicas de las cantantes de gran éxito es preciso y rico en su descripción, así como su integración de los códigos fantásticos del espíritu maligno para lo que no deja de ser una fábula sobre la psicopatía y la cabeza fragmentada como nuestro peor enemigo.

La puesta en escena desplegada por Parker Finn despliega un abanico lo suficientemente sugerente de soluciones visuales vigorosas como para sacar el máximo partido a los escuetos elementos narrativos y dramáticos del largometraje. Apuesta por una histriónica catedral del jump scare, apoyada en el recurso reiterado de regresar a un mismo encuadre en el que aparece intermitentemente un personaje congelado con sonrisa demente. La magia del plano contraplano, la angulación para vincular la amenaza a la mirada y un diseño de sonido que bascula estruendos, chirridos y silencios. Y especialmente potente es el desasosegante plano secuencia que abre la película, un punto álgido que hace de la incógnita virtud y cuyas cotas jamás llegan a alcanzarse durante el resto de la película.

Naomi Scott stars in «SMILE 2»

Es innegable que la película desdeña cualquier atisbo de sutileza o de esconder de manera más velada o ambigua en las ambiciones expresivas de su vocabulario de terror. Es terror comercial que ni innova ni sorprende en su registro, mera feria de sustos, eso sí, impecablemente ejecutada. Una estrategia que esconde un puñado de golpes de efecto combinando lo real con lo imaginado, pero que se compone en su mayoría de una reiteración de instantes cebados. Secuela que no se abre a la sorpresa ni a la evolución de lo ya planteado, pero sí a su sofisticación, y que para un servidor supuso una grata sorpresa a reivindicar sobre otros títulos de terror mucho más cacareados.

Dylan Gelula y Naomi Scott en «SMILE 2»

Sonrisa forzosa por Cristina Ejarque

Parker Finn lo ha vuelto a hacer. Puede parecer que esta frase se fundamente en el éxito, pero tiene matices más definidos, porque Finn ha creado una réplica de su Smile inicial y la ha zarandeado con fuerza para obtener una película más efectista en el universo del terror y más contundente en su relación con la salud mental, aferrándose a ese preciso instante en el que el espectador puede dudar de cuál es peor monstruo, la super estrella de pop atormentada por su propia mente o por un ente que la quiere aniquilar.

Smile 2 funciona a través de los paralelismos que se suceden con respecto a la primera, con la característica de adaptarse a sus protagonistas: un mismo patrón, resultados totalmente contrarios y aún así, complementarios. En esta ocasión nos encontramos con una joven al límite por la presión del momento en que recibe la visita de este ser, algo que le ofrece a Finn una salida para jugar con la inmediatez y la ensoñación, esta totalmente tramposa pero perfectamente hilada para desorientarnos en una especie de espiral con la que compartir la angustia de Skye.

Naomi Scott en «SMILE 2»

Aquí el terror viene unido a la duda de lo que podemos comprender como real y lo que no, pasando por elementos imprescindibles como la macabra sonrisa que da forma a la saga o los saltos temporales que encapsulan los encuentros de Skye con sus peores pesadillas. Aquí todo pasa por el filtro de la solitaria súper estrella que no aspira a ser más que un producto para su entorno. Algo que convalida cualquier ocurrencia del director para demostrar lo sola que está ante el peligro y lo expuesta que se encuentra a caer una y otra vez en los pliegues de su propia mente.

Acompañan este virtuosismo con algunos jumpscares algo más saturados pero no abusivos junto con imaginativas torturas visuales muy bien hiladas con el particular modo de vida de la joven. Y es que Smile 2 tiene como virtud el aprovechar todo lo que funcionó por primera vez para llevar el terror a un terreno más elemental, convirtiéndolo en una especie de fiesta con purpurina y color, dándonos a entender que es la víctima (y la ponzoña que habita en su propia cabeza) quien hace único el espectáculo.

Un pensamiento en “Cara y Cruz: Smile 2

  1. Por finn, una película de terror entre las críticas de Néstor. No gana uno para sustos! Es un género fácil de criticar: si te aterroriza y te quita el sueño, funciona, si no no vale. Puro efectismo. Juez hace de la necesidad virtud y se salta Sonrisa One. ¿Y two?

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