23 de enero de 2025

Crítica: Sonic 3 – La respuesta del erizo

Jim Carrey as Ivo Robotnik and Sonic (Ben Schwartz) in Sonic the Hedgehog 3

La respuesta del erizo

Miércoles 18 de diciembre de 2024. 10:?? h. Mi cama. Suena el teléfono: “¿Hola?”. “Buenas”, responden mis legañas. “Llamaba porque nos mandaste tu currículum…”. ¿Una oferta de trabajo? No salgo de mi asombro. “Pásate a las 13h para una entrevista”, continúa la voz. Me levanto de un salto para seguidamente precipitarme en el oscuro pozo del paro crónico. Entre mis sábanas me froto los ojos revisando la fecha… “A esa hora no puedo. Tengo que cubrir el pase de Sonic 3”. Cierta indignación al otro lado de la línea: “Pero, ¿por qué?. ¿No dijiste que estabas desempleado?”. “Es por amor al arte”.

Aún recuerdo mi escaramuza metafísica con Sonic 2: La película. Esa secuela no tan fea visualmente como la original había puesto en marcha todos los resortes de mi pensamiento. “¿Qué es Sonic?” me había preguntado una señora, y durante dos horas estuve intentando averiguarlo. Entonces escribía que servía copas en un bar. Dos años después, llego a los Cines Paz para ver la ahora trilogía. Y me pilla de nuevo sirviendo… para nada.

El erizo azul, famoso personaje de consola con la lengua tan suelta como Spider-Man y la velocidad de Flash, vuelve a verse envuelto en una intriga transnacional en la que la integridad de la tierra se verá comprometida. Una aventura repleta de acción y color en la que deberá enfrentarse a su sombra: un villano de pelaje negro idéntico a él que responde al nombre de Shadow.

¿No estamos todos de alguna manera envueltos en la vorágine de conflictos internacionales? Por mi parte no puedo sino sentirme cerca de este alienígena azul generado por CGI y pensar en cómo he pasado de quejarme del precio de las bombonas de butano al del aceite. Sonic sufre su propio drama personal al enfrentar a su álter ego: el erizo misántropo que todos somos a veces, aunque con el poder de destruir todo a su paso. ¿Por qué haría algo así?

Pronto descubrimos que Shadow se despierta en 2024 de un letargo de 50 años con razones más que suficientes para acabar con todos aquellos que le arrebataron lo que más quería. Algo con lo que se pueden sentir identificados miles de niñas y niños que no verán esta película. El amor que Sonic sí ha tenido parece la razón más clara de este abismo entre ambos.

Jim Carrey as Ivo Robotnik and Gerald Robotnik, Shadow (Keanu Reeves) and Lee Majdoub as Agent Stone in Sonic the Hedgehog 3

Jeff Fowler repite como director en esta tercera entrega, bastante similar a su predecesora, en la que se viaja de Japón a Londres, suena 99 Balloons y Jim Carrey interpreta a dos personajes simultáneamente. De él provienen los mejores y peores chistes de la película, que incluyen desde un número de baile consigo mismo bajo luces láser hasta alusiones a traumas y vínculos paternofiliales que, de seguro, amargarán a los más mayores.

La película muestra su actualidad en la forma en la que el equipo Sonic (el adorable Tails y el solemne Knuckles brindan su inestimable ayuda) encuentran a Robotnik poniéndose hasta el culo del burritos mientras ve una telenovela. Su profunda depresión, en la que me veo reflejado viendo partidos del Real Zaragoza y comiendo muslitos de cangrejo hasta reventar, introduce el tema de la salud mental en una película que se asemeja a una sesión de terapia a base de puñetazos y supervelocidad.

En este sentido, Sonic 3 es una mezcla entre la psicología de la sombra junguiana presente en Joker Folie à Deux y el cuestionamiento de los rígidos patrones del bien y el mal en Wicked. Y es, al mismo tiempo, una lección para los más pequeños, que aprenden, al tiempo que Sonic, sobre las consecuencias de que el mundo te repudie y maltrate. El erizo azul comprende muy pronto que, de no haber recibido amor, él podría ser Shadow… y la cinta no va mucho más allá.

Entretanto, yo me olvido de que no tengo trabajo… al menos cuando James Marsden no está  en pantalla. Él y Tika Sumpter interpretan a la familia adoptiva de Sonic y sus amigos, pero también son los personajes más flojos de la cinta. Tanto es así que incluso el perro de la familia, que declama sus líneas mediante subtítulos y sin mover la boca, tiene más presencia que el actor estadounidense. Cada vez que aparece Marsden me viene a la memoria el momento en el que una compañera de trabajo me dijo que él siempre tenía un pase porque había interpretado a Cíclope en X-Men. Ahora los dos estamos en paro.

Shadow (Keanu Reeves) in Sonic the Hedgehog 3

En este entretenimiento ligero, aunque repetitivo, que no llega a aportarme una razón de ser, hay guiños a los fanáticos de los videojuegos. El jardín chao, común en las entregas para consola de Sonic, se convierte en un bar temático japonés. Disfraces Chao corren de un lado para con sus afables sonrisas. En su interior, seguramente trabajadores mal pagados tratando de correr despavoridos, huyendo de las explosiones que una organización militar internacional está provocando.

Entre tanto sinsentido, quiero entender que Sonic 3 nos ayuda a replantearnos las consecuencias de nuestras acciones, de todo el rencor que generan nuestras violencias. Y por el camino nos deja algunas lecciones implícitas. Quizá que los CEOs deben llevar siempre guardaespaldas y que puede que haya algunos asuntos geopolíticos mal planteados porque quizá, y solo quizá, somos responsables de los “Shadows” de nuestro mundo. Feliz Navidad, supongo.

Hacia el final, contemplo impertérrito cómo Sonic y Shadow resuelven diferencias sentados en la luna. Hablan sobre lo que han perdido y la responsabilidad individual de dejar la violencia de lado. Escucho de la voz de Keanu Reeves algo así como que “una estrella brilla en el firmamento incluso mucho después de haber muerto”. Me hundo. No entiendo nada.

Knuckles (Idris Elba), Sonic (Ben Schwartz) and Tails (Colleen O’Shaughnessey) in Sonic the Hedgehog 3

El primer rayo de sol asoma desde los confines del planeta tierra: “el amor es lo único que importa”.

Alzo la mirada, con lágrimas en los ojos y orina en la vejiga, deslumbrado por la pantalla. Expulso de mi mente a James Marsden y, a medio camino de la revelación mística, me dirijo a ti, el erizo. Mis labios se mueven contra mi voluntad:

  • ¿Por qué, Sonic? Dime, ¿por qué Sonic?
  • Porque Sonic

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