13 de febrero de 2025

Crítica: Ciudad de asfalto – En la ciudad de la caricatura y el caos

Ciudad de asfalto

En la ciudad de la caricatura y el caos

Jean-Stéphane Sauvaire, director de la aclamada Johnny Mad Dog: Los niños soldado, presentó para Liberia esta película en el año 2008, con una capacidad extraordinaria para retratar la crudeza de la realidad con una economía narrativa y una precisión emocional que transformaron el relato de los niños soldados en una obra de referencia. Sin embargo, en Ciudad de Asfalto (2023), Sauvaire, parece haberse reencarnado en otro ser, parece haber perdido el control de esas cualidades que lo alzaron,  entregando una película que cae en el exceso y la grandilocuencia.

El relato se centra en Ollie Cross (Tye Sheridan), un joven paramédico que, acompañado por Gene Rutovsky (Sean Penn), enfrenta el caos diario de una ciudad marcada por la violencia, la desigualdad y la desesperación. A pesar de su premisa atractiva, la película cae en una representación superficial y exagerada de los temas que aborda. En lugar de profundizar en el conflicto emocional y ético de los personajes, Sauvaire apuesta por escenas impactantes que priorizan el shock sobre la verosimilitud. Un tono demasiado caricaturesco para abordar dinámicas y temáticas tan complejas.

Ciudad de asfalto

El guion, aunque intenta capturar la desesperación de los protagonistas, carece de matices. Tye Sheridan, como Ollie, ofrece una interpretación convincente, pero limitada por un arco narrativo que no evoluciona de manera orgánica. Sean Penn, por su parte, encarna a un veterano cínico que parece una colección de clichés, un personaje para poner de ejemplo de lo que no hacer al escribir un guion de cine, que nada quede hipersubrayado. Penn, conocido por su capacidad para abordar personajes complejos, aquí sucumbe a una hiperbolización que roza lo grotesco, un problema que puede atribuirse tanto a las decisiones del actor como a la falta de dirección de Sauvaire.

Desde el punto de vista estético, la película tiene aspectos correctos, pero no sobresalientes. La fotografía de David Ungaro (Mary Shelley) y el diseño sonoro logran reflejar la intensidad de Nueva York, aunque sin aportar una visión realmente innovadora o memorable. Las escenas cargadas de adrenalina y caos constante parecen buscar el impacto visual más que el equilibrio narrativo, resultando en un ejercicio estilístico que no termina de justificar su presencia.

Ciudad de asfalto

Ciudad de Asfalto queda por debajo de obras como Al limite (1999) de Martin Scorsese, que aborda temas similares con mayor profundidad y sensibilidad. La aproximación visceral de Sauvaire, efectiva en contextos como el de Johnny Mad Dog, resulta aquí inadecuada al no capturar la complejidad social y emocional necesaria para un relato urbano.

En conclusión, Ciudad de Asfalto, aunque ambiciosa en sus intenciones, no alcanza a sostener su peso narrativo ni emocional. Lo juega todo al protagonismo de las dos estrellas y a sus conflictos éticos como «salvadores». Presentada en la sección oficial de Cannes de 2023 y en la sección Órbita de Sitges, parecía destinada a consolidar la carrera de Sauvaire, pero su ejecución exagerada y superficial deja una sensación de vacío. Más que un paso adelante, parece un retroceso respecto a las virtudes de sus obras anteriores.

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