
En busca de la identidad perdida
En Hombre Lobo, Leigh Whannell (director de Insidious 3, Upgrade y El hombre invisible) intenta una relectura introspectiva del mito del licántropo, enfocándose en los conflictos familiares y la carga emocional del protagonista. Sin embargo, la película carece de la intensidad y profundidad necesarias para revitalizar una figura que históricamente ha simbolizado la lucha entre el instinto y la razón. Puede que parte de esta ausencia, esté provocada porque no hay ningún nexo de unión entre los personajes protagonistas, nada que parezca atisbar que ahí hubo amor. Si percibimos esa conexión entre padre e hija pero en la pareja nada de nada. Y no es un problema del trabajo actoral, porque a pesar de las sólidas interpretaciones de Christopher Abbott y Julia Garner, el guion se queda en un terreno seguro y predecible.
El cine ha abordado al licántropo como una tragedia personal, desde la clásica El hombre lobo (1941) hasta propuestas modernas como Un hombre lobo americano en Londres, conjugando horror y profundidad simbólica. En Hombre Lobo, Whannell intenta una aproximación psicológica, pero abandona gran parte de esa riqueza metafórica, resultando en una historia carente de la fuerza mítica que caracteriza a estas criaturas. El resultado es una obra que, lejos de alcanzar el peso emocional de sus predecesoras, tampoco logra ofrecer una perspectiva innovadora sobre el mito.

Visualmente interesante en ciertos momentos, la película ofrece algunos destellos de horror corporal, pero nunca profundiza lo suficiente para dejar una huella duradera. Ni el maquillaje, ni los efectos de sonido, casan con un metraje bastante maniqueo y desprovisto de mucha intensidad. La ambientación rural, cargada de posibilidades narrativas, resulta desaprovechada, y el resultado es una obra que ni conmueve ni asusta con verdadera intensidad.

Quizás sea Robert Eggers, con su próximo proyecto sobre el licántropo, quien logre recuperar la complejidad y el simbolismo que esta película apenas roza. Su sensibilidad para integrar la mitología en relatos poderosos podría devolverle a la criatura el lugar que merece en el cine contemporáneo.