25 de abril de 2024

Críticas: War Horse (Caballo de batalla)

El Midas de Hollywood mezcla el género infantil y el bélico, prevaleciendo muy por encima el primero en el concepto y el mensaje. La factura técnica, como era de esperar, es absolutamente impecable. La impronta de Spielberg en este sentido sigue en lo más alto, la ambientación está muy bien recreada y la fotografía de Janusz Kaminski es realmente impresionante, el brillo de la hierba en las zonas campestres tiene vida por sí mismo, además de ofrecer una amplísima escala cromática de tonos verdes. En los fragmentos más bélicos, donde se producen las batallas, la luz y el color son tratados de forma más convencional, y aún quedando muy logrados esos matices grisáceos, no son tan expresivos como los tonos desaturados de Salvar al Soldado Ryan. Y mención especial merecen esos minutos finales de puro cine con unos preciosos planos fordianos.

La música de John Williams es una vez más muy apropiada en función del material fílmico, otro cosa más cuestionable podría ser donde está colocada esa música, que frecuentemente es un amplificador de lo que está en la imagen, y de los diálogos, y si estos son generalmente muy sobrecargados, el efecto se multiplica. Pero no todo en una película es hacer planos bonitos o tener una buena música, ya que Spielberg vuelve a incurrir en una narración discursista, hipersensible y grandilocuente.


«Lo terrible de este mundo es que todos tienen sus razones» decía el personaje interpretado por Jean Renoir en Las reglas del juego, dirigida por él mismo. Sus personajes se distinguían precisamente por su ambigüedad y humanidad, porque ninguno puedo estar en posesión de una verdad ineludible, la gran retórica de esa frase es que habrá quien no esté de acuerdo con ella. De esta manera, el cine de Renoir se distingue porque es el espectador el que tiene que posicionarse y extraer su propia conclusión de las distintas opiniones que escucha.  La total ausencia de todo esto es uno de los grandes problemas de War Horse, algo que se ha repetido en más ocasiones en la filmografía de Spielberg. Aquello de que los malos son muy malos, y los buenos son muy buenos, y no cabe otra forma de que esto pueda reinterpretarse; una lectura de personajes sin dobleces y realmente planos. que hacen que el discurso también sea de esa misma naturaleza. Una cosa es asumir que toda obra artística es subjetiva y expresa una opinión personal, y otra  muy diferente es imponer tu idea al espectador y obligarle a pensar de una determinada manera; manipular y expresarse son verbos que no tienen nada que ver.

Y si no consigue retratar verazmente la humanidad de los personajes, tampoco podemos decirlo de la transmisión emocional de Joey, el caballo protagonista. Ciertamente esto es mucho más complicado de lograr y un reto muy difícil de conseguir, y si bien está bastante bien contada esa complicidad de amor/amistad que establece con otro caballo, los momentos más dramáticos en los que el propio rostro del equino tiene que ser el canal transmisor de la emoción no se alcanza tal efecto.

La hipersensibilidad (también conocida popularmente como pasteloso) y la grandilocuencia a la que nos referíamos al principio, van un poco dadas de la mano. Está muy buscada la lágrima fácil al contar con personajes que son muy pequeños ante enormes conflictos, provocando situaciones exageradas, un ejemplo perfecto de esto sería la escena inicial, en la que Ted (Peter Mullan), el padre de Albert (Jeremy Irvine), está hundido porque no ve forma de pagar el exagerado pago que ha hecho por el caballo: antes de pensar siquiera una posible solución, se dirige al establo escopeta en mano a acabar con la vida del animal. Situaciones gratuitas como éstas se producen en numerosas ocasiones, y acabas por dejar de darles importancia. Soportar esa carga dramática a lo largo de dos horas y media es absolutamente imposible, y es que es muy cierto aquello de que el menos sea más. Y Spielberg siempre quiere más, y sobre todo más dinero.

7 comentario en “Críticas: War Horse (Caballo de batalla)

  1. Acabo de verla, y es mediocre. En el apartado técnico no se le puede pedir más, como todo Cristo dice, aunque la música a veces esté mal colocada o simplemente parezca que está por estar. La historia en sí es bastante pobre, con personajes planos como bien dice Dean Morarty, y con situaciones que no aportan nada, más que estirar el metraje hasta extremos bastante cansinos. Aparte de la preciosa escena final, recuerdo dos o tres más interesantes: la carga de caballos (pese a que la situación de los cañones alemanes no cuela), la de las trincheras (aunque no podrá superar a las escenas bélicas Salvar al…) y la del reencuentro entre el chico y el caballo.

  2. Aparte de ser absurda toda la película el caballo es un gafe, como ha indicado antipseudo en su crítica en filmaffinity.
    Personalmente creo que es el largometraje de 'Jack el Simple' cuyo trailer vimos en "Tropic Thunder".

  3. Uno de los grandes momentos es en el que se descubre al ejército nazi tras la colina. Es el batallón más silencioso de la historia, debían ser unos amantes del canto de los pájaros.

  4. Sí, el caballo es un gafe, lo dicen varias personas en sus críticas. Acaba resultando totalmente forzado el destino que se impone a la inmensa mayoría de personas que se cruzan con él.

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