19 de abril de 2024

Críticas: Young Adult

La nueva colaboración entre Jason Reitman y Diablo Cody ha dado sus frutos en una comedia dramática y con bastante mala leche que protagoniza Charlize Theron.

Uno de los ejemplos recurrentes de la eficacia de los pases que hace el mainstream al público antes de ese final cut y distribución de cualquier película con vocación de blockbuster es La boda de mi mejor amigo de P.J. Hogan. En la cinta que, aparte de inaugurar el Festival de San Sebastián en 1997, fue uno de los mayores éxitos de la comedia romántica en el box office norteamericano y resucitó el siempre inmortal ‘I say a little pray for you’ de Aretha Franklin. Todo el mundo recuerda que en el filme que protagonizaban Julia Roberts y Cameron Diaz el punto de vista elegido era el de la villana de la historia de amor. Pero el personaje, que encarnaba la novia de América en aquel entonces, inicialmente provocó al público bastante rechazo por su inquebrantable fe en romper la felicidad y candidez del inicio de un matrimonio. Se tuvo que grabar una nueva secuencia en la que se enfrentaban la buena y la mala de historia, o sea, la Roberts y la Diaz, en unos baños en una pelea de gallitas… y donde la villana aceptaba la derrota por el amor que nunca pudo romper. El inicial y desagradable personaje finalmente se ganaba a la audiencia. La boda de mi mejor amigo sigue siendo una de las quince comedias románticas que más han recaudado en EEUU y los productores se ciñen a dicha secuencia para justificar su manipulación final sobre el producto antes de ser puesto a la ‘venta’.

Repasando las últimas tentaciones de la comedia, ya sea romántica o no, y sin salirnos de año de producción de Young Adult de Jason Reitman nos encontramos en ese ‘embrutecimiento’ del género por lo políticamente incorrecto pero siendo moralmente correcto. Véase Carta blanca de los Farrelly donde el matrimonio queda más unido que nunca pese a un lapsus de libérrima liberación sexual, Resacón 2 ¡ahora en Tailandia! de Todd Phillips en la que la boda llega a buen puerto pese a una penetración anal (con eyaculación) por un transexual y, sobre todo, El cambiazo de David Dobkin, donde la transgresión sobre una típica comedia de cambio de cuerpos era tan desproporcionada, irreverente y guarra como inversamente proporcional a su puritanismo moral, social y familiar. Por no hablar de Bad Teacher de Jake Kasdan con una Cameron Díaz finalmente domesticada y sus paralelismos con el personaje que interpreta en Young Adult Charlize Theron. Pero también estamos presenciado como los protagonistas de la nueva comedia americana son treintañeros al borde del abismo de la crisis de los cuarenta y necesitan crecer y madurar: Paul de Greg Mottola o La boda de mi mejor amiga de Paul Feig son notables ejemplos. Incluso esa juventud indie y moderna se enfrenta a esos mismos conflictos sobre la imposibilidad de detener el avance de los años y su incapacidad de cambiar y madurar en El futuro de Miranda July.

Juntando todo lo anterior llegamos a Young Adult de Jason Reitman como punto de inflexión respecto a los planteamientos de argumentos de casi-cuarentones que se niegan a florecer pero también de una villana, tan atractiva como desordenada, compulsiva, neurótica y alcohólica, cuyo objetivo pasa por romper un matrimonio, ya establecido y con un recién nacido de por medio, para recuperar a su ex novio de instituto. Inicialmente el póster de Young Adult me trajo a la cabeza el personaje de ‘retrasada’ que interpretó en la genial Arrested Development pero aquí su rol, aunque viva anclado en la infancia, tiene mucha inteligencia y, sobre todo, mala leche. Mavis Gary, personaje interpretado brillantemente por Charlize Theron, es además una escritora de libros (en la sombra) para adolescentes (sección Young Adult en las librerías anglosajonas) que vive en esa perpetua infancia pese a acercase ya a los cuarenta, tener un matrimonio fallido y, sobre todo, tener que finalizar esa serie de novelas adolescentes que han dado pie a su vida adulta (ropa, televisión y modo de vida) que la ponen en un precipicio existencial.

Es momento de avanzar… pero para Mavis el progreso es puro retroceso. La suma de tópicos iniciales con esa vuelta al pueblo de sus orígenes para recuperar a su novio de toda la vida (adolescente) y sus mecanismos narrativos trillados son, ante todo, poco apetecibles. Pero la clave está en que su personaje principal nos resulta tan antipático como atractivo. Queremos, al igual que sucedía en La boda de mi mejor amigo, que fracase y que dicho desengaño la haga recomponerse y purificarse, a modo de catarsis, para evolucionar y madurar. Pero el guión de Diablo Cody, que supone una nueva colaboración con Jason Reitman después de Juno, quiere y pretender ir por otros derroteros más oscuros e inteligentes. Esta vez hay frases ácidas pero sin saturación y una gran metáfora en ese sucio Mini Cooper que conduce su protagonista y al que le ‘rompen la cara’ pero sigue en movimiento. Aquí no hay moralismos que hagan tambalear al personaje principal como sucedía en Up in the Air ni buenas intenciones como en la cinta que protagonizó Ellen Page. Lo interesante de Young Adult es que ‘The Concept’ de Teenage Fanclub (mucho mejor y más acertado que el ‘Hold on’ de Wilson Phillips escogido en La boda de mi mejor amigo), al igual que su vida, será esa cinta rayada que se rebobinará para volver a empezar desde el mismo punto. Young Adult no gustará al gran público por su consecuente cinismo; del mismo modo que tampoco convenció su polo opuesto en el 2011: Convención en Cedar Rapids de Miguel Arteta. Por fin, la no evolución (y coherencia), supone un avance para un director que había perdido acidez desde su mejor película y ópera prima, Gracias por fumar. 

6 comentario en “Críticas: Young Adult

  1. Ya se sabe que las colaboraciones entre Reitman y la stripper de nombre hortera suelen ser cuanto menos curiosas. La Charlize en la línea de Kristen Wiig en Bridesmaids ¿no?

  2. Se parece más al papel de Cameron Diaz en Bad Teacher aunque coincide con Kristen Wiig en esa incapacidad de mantener relaciones estables. Kristen Wiing en Bridesmaids caía bien y daba penilla con ese trauma de la pastelería que se fue al garete como su vida. Charlize aquí es una cabrona inteligente aunque inestable, neurótica y atrapada en un adolescencia de la que no quiere salir.

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