19 de abril de 2024

Festival de Cine Alemán 2012: Día 2.0

Te contamos lo que hemos visto en la tarde-noche del segundo día.

La programación del 14º Festival de Cine Alemán comprime una amplia selección de cine germano durante esta semana, inteligentemente programada antes de que Alemania se convierta en una de nuestras máximas rivales en la Eurocopa. Dicha amalgama tiene una sección principal con siete largometrajes a los que se suman un filme infantil, un documental y una tv movie. También podremos disfrutar de una retrospectiva de Andreas Dresen que incluye cuatro de sus cintas destacadas mientras que cuatro cortometrajes serán los previos de algunas sesiones. Para completar la oferta se proyectará el programa de cortometrajes Next Generation Short Tiger 2012, con las mejores piezas realizadas por jóvenes talentos en las escuelas de cine de Alemania.

Anteriormente hicimos un repaso tanto a la rueda de prensa como al pase matutino de Stopped on Track de Andreas Dresen pero, a continuación, repasamos todo aquello que vimos la tarde-noche del miércoles 6 de junio.

Whisky con Vodka (Andreas Dresen, 2009)

Andreas Dresen reconoce que, a pesar de encantarle la idea de trabajar con sus actores sobre la improvisación, siente auténtica debilidad por los guiones de Wolfgang Kohlhaase. Whisky con Vodka, desde sus títulos de crédito iniciales, despierta su homenaje sin escondite que valga hacía la figura de Woody Allen, tanto en banda sonora como en la fuente de letra utilizada. Incluso el planteamiento que esgrime se basa en hechos reales. Un actor alcohólico de éxito hace peligrar el rodaje de una producción al recaer de nuevo. El máximo responsable de la productora (siempre en un riguroso fuera de campo, incluso sonoro) decide contratar a un doble para que también ruede todas sus secuencias como terapia de choque. El propio doble sabe que es simplemente el elemento que producirá que ese actor de éxito, ya entrado en años, se tome en serio su trabajo aunque genere un ambiente inusual en ya una inusual producción.

Los rodajes de películas siempre han sido fetiche del cine clásico (Cantando bajo la lluvia, Cantando bajo la lluvia), génesis de la neurosis y frustraciones del propio cineasta (8½) pero fue en La noche americana de François Truffaut donde tomó consciencia de los microcosmos que se generan durante la filmación de otro ficcional mayor. Vivir rodando de Tom DiCillo se labró su reputación nacida del cine independiente que se convirtió en un reflejo de sus dificultades. Citar ejemplos supondría más un ejercicio de cinefilia que de análisis y el propio Woody Allen realizó, anteriormente al filme de Dresen, su propia comedia sobre un cegado rodaje cinematográfico en Un final Made in Hollywood. Los caminos de Whisky con Vodka van dirigidos hacía el retrato de esos solitarios personajes ante el paso de los años y el contraste con las nuevas generaciones. Todos parecen buscar la juventud como elemento renovador aunque finalmente chocan frente a ese espejo roto que tienen delante. El director siente compasión por la desgracia de esos seres que retrata hábilmente en las conversaciones que mantienen fuera del rodaje (todos buscan el sexo e incluso la única persona que quiere encontrar el amor se choca con una bofetada final a la cara). El propio Otto Kullberg (Henry Hübchen) comprueba que su vida se sostiene por su función vital de actor: las pocas conexiones humanas y familiares desparecen. No será padre ni encontrará a esas alturas a su alma gemela. El resto de personajes también sufren el choque de paralelismos entre esa ficción de época que ruedan y sus vidas reales y sonantes. A pesar de ser una atractiva e inteligente comedia, Whisky con Vodka encierra un terrible melodrama existencial.

Tres cuartos de luna (Christian Zübert, 2011)

La primera reacción en sala es obvia: es una película perfecta para el gran público. El poder de la cinta de Christian Zübert se basa en la relación de una extraña pareja que componen un viejo taxista cascarrabias, tacaño, racista y amargado por el abandono de su mujer, y una niña turca de apenas seis años que se encuentra sola ante la huida laboral de su madre y el repentino coma en el que cae su abuela. Hartmut Mackowiak (inicialmente conocido por la pequeña como ‘El nazi’) se tendrá que hacer cargo de Hayat mientras intenta buscarla un destino que no pase por la policía, pero también la pequeña tendrá que abrir la endurecida cáscara de su inusual salvador. Tres cuartos de luna es una comedia con sus graves pinceladas dramáticas, que Christian Zübert reserva hábilmente para el final. Posiblemente ese enfoque sobre el cierre (y contraste que ejerce) expulse tanto a las risas como a los propios espectadores que se habían enamorado de las andanzas de una pareja complicada en estos tiempos de abusos sexuales y secuestros a menores. La vocación del filme es netamente humanista y de transformación sobre un hombre que se da cuenta demasiado tarde de la soledad que ha sembrado a lo largo de su vida anterior. Hayat ejerce de catarsis pero los detalles sobre su vida y familia no tardan en emerger. Nos encontramos ante un filme de cambios anímicos y emocionales, que juegan con el factor de lo previsible pero del encanto entusiasta que provoca al público.

La recta final evita el moralismo y la sensiblera barata de este tipo de encuentros. Tal vez por eso pierda a parte de ese público con el que conectó en sus tres tercios anteriores. Es curioso que si en Whisky con Vodka nos encontrábamos con una forma de eutanasia involuntaria, provocada por un exceso de cebada fermentada, en Tres cuartos de luna la sesgada manipulación informativa de los periódicos se cobra nuevas víctimas. Lo interesante de la cinta de Christian Zübert son algunos detalles dignos de la mejor comedia negra, como la caída de esa abuela que enseña a su nieta a rezar. Aunque creo que la validez personal de este filme pasa por la siguiente pregunta: ¿pondría usted a sus hijos el nombre de una marca de agua mineral?

La casa (Das Haus) (David Buob, 2011)

Antes de la sesión de Tres cuartos de luna de Christian Zübert se proyectó el corto de David Buob. La casa (Das Haus) utiliza animación en 2D (los interiores de la niña protagonista parecen pintados con rotuladores Carioca) en un mundo en relieve en 3D. La historia trata sobre una niña que sueña con cuidar a su queridísima abuela, pero sufre las intromisiones de su tía y su madre que intentan evitar tan desagradable acto de amor. El ciclo se repite, como si fuera un videojuego, para buscar una salida a tal contingencia. No sé qué tipo de sustancias ha tomado David Buob a lo largo de su vida y desconozco qué fuma o ha dejado de fumar (las nubes iniciales con una ducha no sé si quieren hacer referencias a un campo de concentración o a un fumadero de opio). Tan sólo puedo decir que La casa (Das Haus) es una versión ‘stoner comedy’ de Dora la exploradora.

Ciclo de cortometrajes Next Generation Short Tiger 2012

Según nos revela la nota de prensa del Festival, Next Generation Short Tigernace con la pretensión de devolver al cortometraje el lugar que le corresponde en la gran pantalla, como género independiente de expresión y de entretenimiento. Por eso motivo German Films y FFA ha originado el  descubrimiento al gran público de jóvenes talentos y nuevas tendencias en esa vía de experimentación que es el cortometraje. El programa de cortos podrá verse tanto en el Festival de Cannes y en festivales y eventos internacionales de cine a lo largo del año. Nosotros hemos podido ver los cortos que seleccionaron un jurado de expertos y el Dr. Gregory Theile de entre 77 filmes, procedentes de 22 escuelas de cine. Los criterios de selección incluyeron la duración de la obra (menos de 15 minutos) y la fecha de conclusión, en 2011. Un total de 51 películas de menos de 5 minutos y aptos para ser proyectados compitieron por los premios Short Tiger.

Tal vez lo más interesante del programa y ciclo de cortometrajes fueron las piezas que componían la selección Short Tiger: En Diferente (Andersartig) Dennis Stein-Schomburg utiliza una animación cercana al boceto para describir los hechos reales de una huérfana diferente a los demás compañeros de su orfanato. Esa diferencia provocará un giro en su vida durante un bombardeo. En Angelinho también Maryna Shchipak utiliza la animación y las peligrosas peripecias a la bicicleta de un niño para poner a prueba a su ángel de la guarda. La pieza de Anselm Belser, Felix, es un documental ficcionado basado en hechos reales sobre la tercera ley de Newton. Toda acción provoca reacción, sobre todo cuando un futuro parricida ataca brutalmente con su carrito diminuto de la compra al hombre que se encuentra delante de él en la cola. Misión “Niño” de Mirjam Orthen también explora el clip documental para dejar el terrible testimonio de un niño sobre su primera visita ‘obligada’ al cine. Olgastrasse 18 de Jörg Rambaum y Liv Scharbatke retrata la historia de un apartamento, dejando invisibles a sus moradores y estableciendo el paso del tiempo a través de los objetos y mobiliario.

Respeto a los cortos seleccionados con duración inferior a 15 minutos, indicar que prácticamente desapareció la narrativa tradicional de los mismos provocando perplejidad en el público asistente. Tal vez el jurado ha querido valorar la experimentación y el tratamiento visual por encima de la historia que cuentan. Fundida (Durchgebrannt) de Thomas Schienagel posiblemente fuera el trabajo más ‘clásico’ siguiendo la pista de Pixar. Narra la historia de una bombilla tradicional que huye de su hogar a la feria de enfrente ayudada por su amiga polilla, al enterarse de que va a ser cambiada por una nueva bombilla de bajo consumo. En Dos hombres y una mesa (Zwei Männer und ein Tisch) de Ester Amrami se refleja el extraño encuentro al entregar una mesa de cocina entre un minusválido de orígenes israelíes con una pierna ortopédica  y un musulmán que los odia a muerte. Babuschka de Simona Feldman reúne a una familia en el apartamento de la difunta abuela con fines diferentes aunque con un objetivo común: buscar dinero. Su nieta Sophie se siente aislada en ese mundo de secretos y escasas revelaciones sobre la abuela que quería y la crió. Chica XX Mujer de Isabell Šuba nos traslada a la fiebre de belleza venezolana en el retrato de una chica que se va a convertir en mujer. El baile, la esteticién y peluquería, el dolor de cumplir con los cánones que pide la sociedad de Venezuela, el deseo sexual implícito en la vida cotidiana, el contraste ritual aborigen y un bosque convertido en cenizas tras un incendio… dejan la pestaña caliente al espectador. Portrait de Cyril Amon Schäublin refleja el universo de encuentros y primeros planos en un ascensor de una estación de metro de una gran ciudad. Andrea Deppertde Chico cuervo (Rabenjunge) utiliza la animación para narrar la historia de un niño cuervo marginado por una banda de pandilleros criminales. No falta tirachinas y hada-bailarina-madrina. Felicitas Sonvilla nos muestra el símil en Estación espacial (Raumstation) entre un aeropuerto y una estación espacial y los seres que transitan en ese mundo. La belleza visual de Rudolf Domke en El vagabundo (Der Vagabund) deja la decisión y moraleja al espectador. Un joven vaga por las carreteras con un bidón de gasolina. Nada es lo que parece. El paisaje absorbe al relato y la vida pasada queda enterrada para despertar en un nuevo futuro.

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