25 de abril de 2024

Críticas: The Artist

Faltan unos dos meses para que se estrene en nuestras pantallas la cinta del amigo Hazanavicius, pero como en esta web somos así de molones, nosotros ya la hemos visto gracias a los festivales que pululan por doquier en cualquier parte del planeta.

Antes de empezar a hablar en profundidad de la película vamos a dejar claro lo obvio de la propuesta; sí, es el blanco y negro. Y sí, aparentemente es una película muda. Y digo aparentemente porque si bien simula ser una cinta silente, la banda sonora y ciertos detalles la impiden consumarse como tal. No es muda. Aunque claro, habría que preguntarse si realmente alguna vez el cine fue mudo del todo, porque desde su nacimiento siempre fue acompañado por música en directo en el peor de los casos.

Discusiones que no venían a cuento aparte, estos dos detalles sólo tienen una razón de ser; la cinta es un homenaje sin pretensiones a una época determinada de la historia del cine, el que va desde la cima del cine mudo a la primera etapa del cine sonoro. Y es curioso, porque a pesar de que estos son los dos detalles que más pueden llamar la atención a la hora de elegir ir a verla, lo cierto es que el fuerte de la obra del director galo es una historia bien contada pero hasta en cierta medida conservadora, con un sentido del humor que le viene de maravilla al relato y un homenaje no exento de parodia. Pero la clave es la falta de pretensiones de la obra.

Queda claro que su manera de estar rodada remite a la época a la que intenta homenajear. Se nutre de ella, con sus intertítulos, tópicos y algunas «carencias» técnicas o interpretativas para potenciar el humor o amplificar el gran homenaje que es. ¡Y que gran homenaje! No sólo la historia lo es en general, sino que absolutamente todo, desde los nombres de los personajes (John Goodman haciendo del productor Zimmer) hasta los títulos de crédito que no son más que una gran broma construida con el mayor de los cariños por su creador. Y esto incluye a la música, la construcción de los planos o hasta los cuadros que cuelgan en las paredes.

Porque a esto remite toda la cinta, a un homenaje para gozar, disfrutar y reírte con una película construida a partir de retazos y formas de otros filmes ya lejanos en el tiempo. Con lo que la cinta acaba descubriéndose mucho menos clásica de lo que inicialmente parecía. Termina siendo un collage con una mirada autoconsciente; una mirada mucho menos inocente de lo que eran las películas de la época en cuestión.

Del argumento basta decir que observaremos la caída en el olvido de una gran estrella del cine mudo, un tal George Valentin (Un brutal Jean Dujardin que bien podría estar interpretando a Rodolfo Valentino) mientras una jovencita comienza a abrirse camino en un sitio ficticio llamado «Hollyworld» gracias a la llegada del cine sonoro. Este sólo es el punto de partida, lo sé, pero prefiero no destripar nada del argumento. No porque sea enrevesado o tenga sorprendentes giros de guión, sino porque Hazanavicius filma una película como se solía hacer antes, una película para ir al ver al cine y hacerte soñar durante un espacio breve de tiempo. Hay mucho y buen cine en The Artist. Y un puñado de escenas genialmente construidas, entre las que destaco el encuentro en las escaleras de la pareja protagonista o el momento, brutal, del «abrazo» más triste del mundo. Las fuerzas de las imágenes de estas y otras escenas empobrecen aún más si cabe a ese cine  empeñado en subrayar la espectacularidad de sus propuestas. Michael Bay vencido por un abrazo.

Y por muy ligera que en el fondo sea la película, se gana el cielo al conseguir que un cine a rebosar aplauda por la repetición de un gag visual, se emocione por una mirada a unos fotogramas  y acabe soltando algunas de las carcajadas más sinceras escuchadas por un servidor en una sala de cine tras unos intertítulos donde se lee una simple onomatopeya.

Ya no se hacen pelis así.

 

10 comentario en “Críticas: The Artist

  1. Hay ganas de verla.

    Del Hazanavicius este me tragué hace tiempo OSS 117, en la que supuestamente homenajeaba el cine de espías. Obviamente tenía otras pretensiones y otro tono, pero era un bodrio de cojones. Parece que el tipo se ha reinsertado.

  2. El famoso actor del cine mudo indispuesto a dar el paso al cine sonoro tiene una historia digan de aplaudir, se merecía más que sólo premios, es una gran obra de arte lo que se hizo con esta película, hace poco la vi en HBO GO y simplemente puedo decir que tiene a dos grandes actores que puede trasmitir miles de emociones sin decir una sola palabra, mientras pro otro lado, hay películas que gastan millones de dólares sin una historia que contar.

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