20 de abril de 2024

Críticas: Argo

Argo es una narración en varios planos, diversos –en calidad, tono e intenciones– pero felizmente unidos en una cinta de suspense made in Hollywood.

El plano histórico rezuma tensión y realidad, merced, sobre todo, a una dirección artística impecable –no os perdáis los créditos, con el catálogo fotográfico de las personas reales y los personajes que las representan. Fotografía, vestuario, atrezo, maquillaje… dan vida a un cuadro excepcional.

Argo es también una caricatura, festiva y tibia, de los mecanismos de la industria del cine norteamericano. Alan Arkin y John Goodman son los pesos pesados de esa parte de la historia. Prácticamente todas sus réplicas contienen chascarrillos sobre el mundo del show business. Aunque los chistes sean desiguales –en ingenio y gracia–, la pareja es sólida y funciona.

Sorprende, para bien, el pulso de Affleck en la dirección. Consigue transmitir la claustrofobia y el miedo ante el avance de la masa, sin recurrir al efectismo facilón ni a la sangría. El inicio sobrecoge, te agarra por el cuello y te zambulle en la Teherán de Ruhollah Jomeini.

La seriedad estricta y ominosa de la teocracia de los ayatolás contrasta con el carácter satírico y chistoso de la soleada California. Curiosamente, el conjunto no llega a chirriar. Tampoco se trata de un panfleto. Tony Mendez (Ben Affleck), en una de sus primeras intervenciones, denuncia sin ambages la política exterior de su país. La hostilidad iraní se nos presenta como algo en cierto modo comprensible. En tal contexto, la masa ciega de estudiantes, el fanatismo de la Guardia Revolucionaria, la crispación del anciano del bazar… obedecen a la lógica implacable del odio y al ansia bíblica de responder a la violencia con violencia.

Tony Mendez es un legendario agente de la CIA. No le va mal la inexpresividad (bordea la parálisis facial) del mediocre actor Ben Affleck. Menos mal que el cine tiene armas suficientes –montaje, primer plano– para dotar de expresión hasta a un molusco. El trasfondo íntimo del personaje de Affleck es lo más flojo de la cinta. Un psicodrama light y familiar que no conduce a ningún sitio.

El eje de la trama es tan extravagante como extraordinario: para sacar a los seis diplomáticos refugiados en la embajada de Canadá en Teherán, Tony Mendez finge ser parte de un equipo de cineastas canadienses (los seis refugiados conformarán el resto del equipo) que ha venido a Irán a buscar localizaciones para una cinta de ciencia ficción llamada Argo, en la que unos extraterrestres recalan en Oriente Medio. La idea es tan absurda y delirante que podría funcionar.

Confieso que a mí me cautivó desde el primer instante.

Después de una hora y pico de disfrute, llega el tramo final de la película. Por desgracia, en vez abundar en los valores ya mostrados –amenaza latente, incertidumbre, violencia sorda y espiral de tensión acumulada, con el contrapunto jocoso de la visión hollywoodiense –, la cinta vira hacia lo puramente comercial y se transforma en una clase magistral de Iker Jiménez y las serendipias. Sí, amigos, hablo de las coincidencias insondables del destino…

Tras mofarse de lo falso y comercial, la cinta incurre en eso mismo. El desenlace es un compendio de casualidades que agotan la paciencia del espectador. Cuando el resultado de la misión pende de un hilo tantas veces y en tan poco tiempo, el tono se extravía. La cinta abusa hasta lo bufo de un recurso, el del montaje alterno, casi tan viejo como el cine. La lástima es que no era necesario. Affleck tira por el camino sin espinas de la convención formal con su fórmula de thriller bobo y palomitas. Ofrece un tópico tras otro –alegría, aplausos patrios, mordacidad sin dientes– e incluso se permite un plano cursi de amor conyugal con la bandera al viento.

La forma de rodar el desenlace es tan convencional que podría ser tomada como un guiño irónico del director. Pero, siendo sincero, yo no le veo la ironía. El US dólar manda y el show ha de seguir.

Un pensamiento en “Críticas: Argo

  1. Despertó interés por el tema que abordó pero para ser sinceros siento que es un poco elitista pues es no todos la entienden, Argo es un film narrado con inteligencia y sin lugar a dudas es la cinta que logró consolidar a Ben Affleck, es su mejor producción hasta la fecha que desde un punto de vista cinematográfico estuvo muy influenciada por el cine norteamericano de los años ´70, que fue una época gloriosa para Hollywood. sin embargo me parece una propuesta sobrevalorada pues le falta épica, suspenso y personajes de mayor interés para ampliar su empatía. En cuanto a la banda sonora esa sí me gustó pues nos podemos deleitar con canciones de los Rolling Stones, Van Halen y Led Zeppelin. Recién la vi en http://www.hbomax.tv/movies, fue mi segunda vez y debo reconocer que la entendí y la disfruté de otra manera pues francamente perdí el interés que tenía cuando la vi por primera ocasión. Los invito a que le echen un vistazo (a los que no la han visto) y juzguen por sí mismos esta la que llaman una obra maestra.

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