18 de abril de 2024

Críticas: Los juegos del hambre. Sinsajo Parte 1

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Che Guevara teen.

En primer lugar, pido disculpas por no ser el público objetivo de una cinta como ésta. Sinsajo no es ave de altos vuelos cinematográficos, es mito light: la creación de un Che Guevara femenino en clave adolescente.

J. R. R. Tolkien, en El Señor de los Anillos alterna la aventura de Frodo, Sam y Gollum con la épica de las escenas de batalla en las que participan el resto de los personajes. Por un lado está el camino, que remite en su arquetipo a la Odisea; un periplo que es, en lo esencial, aprendizaje. Travesía del protagonista hacia sí mismo. Por otro lado, la epopeya, cuyo arquetipo es la Ilíada. El viaje de Katniss en Sinsajo Parte 1 es interior, estático y machaconamente emocional. Todo apunta a que la épica será la opción que predomine en la segunda parte.

Habrá quienes vean en esta película un mero preludio a lo que se avecina en su continuación, un preámbulo estirado, artificial, de la batalla decisiva. Un prólogo recaudatorio y desmedido, sin alma ni tensión. Yo veo, más bien, un psicodrama juvenil. Acción escasa, sentimentalismo a espuertas, abuso reiterado del clímax-melodrama. Y como consecuencia de ello, una menor epilepsia de montaje y un ritmo más pausado que en las dos primeras cintas de la serie. Esta tercera entrega es, posiblemente, la menos floja de la saga.

Sinsajo 2

La sensación de mundo estrecho –demasiado estrecho– e impalpable es excesiva. No sentimos las distancias ni el bullicio de lo vivo en la ciudad-estado (el Capitolio) y sus trece distritos de extrarradio en cartón piedra. Cantan los efectos digitales: edificios, derrumbes… Cantan los escombros, tan pulidos, tan cuidadosamente amontonados, sin la pasión artesanal por el detalle que conmueve.

La mirada al horror, pese al uso de las grúas, deja frío.

  • Vamos a mostrarle lo que han hecho.
  • No podrá soportarlo.

Nos lo dicen, sí. Y Katniss se esfuerza en hacernos creer que, en efecto, se trata de un horror insoportable. Y sin embargo, no hay horror, ni en lo que vemos ni en lo que no vemos. Como en Muriel, de Alain Resnais, el horror no puede ser contado. En cine, querido Francis Lawrence, el horror no se dice; se inocula como un virus en la mente del que observa.

El intimismo (superficial y poco matizado), tan centrado en Katniss (Jennifer Lawrence), provoca que muchos personajes pierdan consistencia. Haymitch (Woody Harrelson), Plutarch (Philip Seymour Hoffman), Finnick (Sam Claflin) quedan desleídos; pululan como sombras por los fotogramas de una historia que no sabe muy bien qué hacer con ellos. Por no hablar de Effie, Beetee, Boggs, Cressida, Gale o Primrose, simples marionetas de la trama, figuras de una pieza, atrezo de la omnipresente Katniss Everdeen. Bisutería, bisutería de ficción.

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Y Peeta… A Peeta, Peeta, gallineeta, lo han petado. Pobre actor, y pobre personaje. Si en las dos primeras entregas su falta de química con Katniss resultaba proverbial, lo que le hacen aquí no tiene nombre. El infeliz asume en su papel grotescos disparates de guión. En fin, no insistiré. Que cada uno los descubra por sí mismo.

Dejo para el final dos personajes que, desarrollados en profundidad, podrían haber sido fascinantes: Snow (Donald Sutherland) y Alma Coin (Julianne Moore). El triángulo que forman Katniss, Coin y Snow es la columna vertebral del mundo de Sinsajo. El déspota, la líder espartana y el mito revolucionario. Un cóctel explosivo. Y, como telón de fondo, el poder de las TIC. Snow se dirige a sus súbditos y enemigos por medio de pantallas de televisión; es un ser casi intangible. Alma Coin arenga a sus soldados en vivo y en directo, al más puro estilo militar. Katniss se sitúa a caballo entre los dos. Interactúa en vivo y es filmada. Percibo (o quiero percibir) cierta ambigüedad en la relación de Katniss con Snow… y con la presidenta Coin. Hay algo perturbador en el estoicismo incorruptible de esta última. Si Katniss fuera el Che, Coin sería Fidel Castro. Lástima que Francis Lawrence no indague por ahí.

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Otra idea notable de imperfecta factura es la escena de cine dentro del cine en que Plutarch y su equipo no logran darle vida al mito revolucionario que ha de encarnar Katniss. Cine dentro del cine o, más exactamente, cine como propaganda. Admito que esperaba más de un director experto en videoclips. Cómo no pensar en la declaración de amor de Don Lockwood (Gene Kelly) a Kathy Selden (Debbie Reynolds), de la imperecedera Singin’ in the Rain. O, más recientemente, en la espléndida secuencia en que Al (Harvey Keitel) desnuda a Robin Wright en El congreso, de Ari Folman. Se aducirá que lo que Francis Lawrence pretende rodar es justo un gatillazo. Y no lo niego. Pero, cuando llega el momento de la emoción real y en vivo, ni la música, ni la gesticulación impostada de los actores, ni los recursos de imagen y sonido, ni el clímax de guión consiguen el hechizo. Por mucho que se empeñen en decirnos lo contrario, el gatillazo vuelve a suceder.

En conjunto, Sinsajo Parte 1 es llevadera.

Quisiera concluir con una breve reflexión: me resisto a aceptar que los sustos y giros efectistas sean peaje necesario en el cine de Blockbuster. Considero que son un menosprecio burdo a las neuronas del espectador. Aunque, bien pensado, quizás me esté metiendo en donde no me llaman. Al fin y al cabo, no soy el público objetivo de una cinta como ésta.

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