28 de marzo de 2024

Críticas: Citizenfour

Citizenfour

Los días del cóndor

Cualquier thriller político de ficción palidece ante la historia que la periodista Laura Poitras tuvo el privilegio de conocer y documentar, cuando en 2013 comenzó a recibir unos correos electrónicos cifrados firmados con el pseudónimo Citizenfour, tras el que se escondía un empleado de la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana (NSA) llamado Edward Snowden. En ellos el entonces anónimo remitente aseguraba tener pruebas de que la NSA, en colaboración con otras agencias de inteligencia, vigilaba todos y cada uno de los movimientos de miles de millones de ciudadanos a través de la invasión de la privacidad de sus teléfonos, correos electrónicos, tarjetas de crédito, buscadores web, redes sociales, etc. Una afirmación que rozaba la ciencia ficción y venía a confirmar que la sociedad descrita por Orwell en 1984 no es ya sólo una fantasía.

NSA Protest

Citizenfour narra cronológicamente la experiencia de Poitras con Snowden, lo que confiere al documental una estructura propia de un thriller político-periodístico en el que se nos avisa en primer lugar de que el documental que estamos a punto de ver cierra una trilogía de películas sobre la América post 11-S, que comenzó con My Country, My Country y siguió con The Oath. Tras 21 minutos durante los cuales la directora nos sitúa en el contexto de lo que está por llegar, leyendo los emails que recibió del todavía anónimo Edward Snowden y ofreciendo testimonios de expertos y ex funcionarios de la NSA, que ya tuvieron el valor de denunciar los abusos que en cuanto a la violación de la privacidad estaba cometiendo el gobierno estadounidense, traslada todo el foco a un mismo escenario en el que se encuentra el protagonista de esta historia. 8 días en una habitación de hotel durante los cuales Snowden va relatando a Poitras y a dos periodistas de The Guardian todas las actividades del gobierno en ese sentido, componen el cuerpo del documental en el que a la presentación del ex analista, sus razones para revelar al mundo lo que él considera un abuso del poder del Estado contra la capacidad del pueblo para oponerse a ese poder y las reacciones de los periodistas ante dichas revelaciones, se les va uniendo poco a poco una sensación de paranoia, nerviosismo e incertidumbre ante las consecuencias que para todos ellos puedan tener las informaciones que están saliendo a la luz. Consecuencias que no se hacen esperar justo después de que el 10 de junio de 2013 se hiciera pública la identidad de quien estaba filtrando esa información a la prensa, y que pasan por el acoso a los periodistas y los medios que la publicaron, a las acusaciones de espionaje sobre Snowden y a su paso a la clandestinidad por lo que, desde su salida del hotel, sólo reaparece en los últimos cinco minutos en una escena final en la que se pone de manifiesto ese poder contra el que, a pesar del ruido y del escándalo promovido por él, sigue sin tambalearse.

Citizenfour 3

Aun siendo una película con un altísimo componente de impacto Poitras evita el sensacionalismo y la manipulación cinematográfica. No le hace falta. Simplemente el devenir de los hechos que acontecieron para que la historia se hiciera pública es suficiente para, por un lado, plasmar la denuncia contra las prácticas abusivas del gobierno de los Estados Unidos amparándose en las leyes antiterroristas, y por otro trasladar al espectador la tensión que va creciendo en los periodistas y sobre todo en Snowden por la decisión de sacrificar su propia libertad en beneficio de la libertad de todos. Es curioso sin embargo que ese mismo sacrificio, que la consciencia que toma de la incertidumbre sobre su futuro y el de los suyos, y su empeño en no ser el foco de atención que distraiga de la importancia que tiene para la humanidad la información que aporta, acabe por ser precisamente la base del documental. Pero no es que la película acabe traicionando el mensaje que quiere revelar al mundo, es más bien el reflejo de lo que ocurre cuando quien actúa como un verdadero héroe desde el más absoluto anonimato, termina siendo demonizado por quienes pretende desenmascarar. Como dice el periodista Glenn Greenwald en un momento del documental, “sabes que el gobierno iniciará una investigación, no sobre estos programas sino sobre quién ha filtrado la información”. Citizenfour no es ciencia ficción. Es real, es algo que sucede en este mismo momento sin que, por muchos Edward Snowden que aparezcan, vaya a dejar de suceder. Da mucho más miedo que cualquier película de terror.

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