David Victori: «Una historia de mi padre, tras la muerte de mi hermana, es la semilla de la película».
– Finalmente estrenas tu primer largometraje, incluso han pasado cinco años desde que ganaste el concurso de cortometrajes patrocinado por Ridley Scott y Michael Fassbender. ¿Ha sido un camino difícil llegar hasta aquí?
David Victori: Lo ha sido, sin duda alguna. Ha sido un camino largo, lo cual no me ha preocupado porque siempre he tenido presente que era más importante llegar a mi primera película del mejor modo y no con prisas de cualquier forma. He cuidado mucho que el equipo fuese de confianza y que fuesen personas que podían acompañarme y me permitieran conservar la esencia de aquello que quisiera explicar.
– ¿Por qué finalmente El pacto ha sido tu primera película?
La idea surgió de un lugar muy peculiar. Hace unos años en mi familia vivimos una situación muy triste: se murió mi hermana de forma repentina. Al cabo de un tiempo mi padre me dijo que no podía dormir por las noches porque le venía una historia a la cabeza que le inquietaba. Mi padre es músico, no tiene vocación de narrar historias y me sorprendió ese comentario. Le dije que escribiera esa historia porque me pareció que era una catarsis para que sacara de dentro sus inquietudes. Lo hizo y al cabo de una semana me regaló una libreta con una historia que ha terminado siendo la semilla de la película.
– Realmente, la película más personal no podría ser…
Probablemente, lo que me impactó más es que mi padre hizo un proceso interior de preguntarse lo que se estaba preguntando cuando mi hermana estaba gravemente enferma: ¿qué haría para salvarla? ¿hasta dónde estaría dispuesto a llegar? Esto me conmovió mucho porque advertí mucha verdad en todo ello y como lo convirtió en una historia. Al final hizo lo que me gusta hacer a mí con la ficción: preguntarse algo y usar la narrativa para intentar ofrecer respuestas. Aunque la película parta de una idea revisitada en muchas películas y novelas, la historia llega a un punto final que me sorprende un poco más gracias a la transformación del héroe de la película.
– Tanto El pacto como tus dos cortometrajes anteriores (La culpa y Zero) tienen su eje central en las relaciones familiares. ¿Las preguntas que te planteas y a las que buscas respuesta siempre te reconducen a reflexionar acerca de ello?
Las relaciones humanas me apasionan. La relación más fascinante que tiene un ser humano es con su familia, porque al final tu familia es la que te da las claves para saber relacionarte en el mundo en un futuro. Así pues el cómo aquello te influye como persona es inimaginable, no somos conscientes de cómo tus familiares te han hecho como eres. Me interesa mucho visitar este terreno con mi trabajo: ahí se esconden muchos secretos para entender porqué vemos la vida de una determinada forma y no de otra.
– En El pacto se palpa mucho el estilo de David Fincher y M. Nighy Shyamalan. ¿Han sido dos referentes durante el proceso creativo?
Durante el proceso de escritura del guion no me gusta pensar en referentes, aunque suelen estar ahí porque el inconsciente trabaja por sí solo. Por otra parte, con el equipo al empezar el rodaje, los referentes ayudan mucho para ser más preciso con aquello que estás intentando trasladarles. Sí que es verdad que tanto Fincher como Shyamalan e incluso otros como Villeneuve son directores contemporáneos que admiro y respeto. A nivel visual han sido referencias que hemos tenido muy en cuenta, sobre todo el perfeccionismo y la forma de narrar de Fincher.
– Belén Rueda es considerada «la dama del thriller y el terror español». ¿Era tu primera elección para asegurar el éxito o hay alguna razón especial?
Belén fue obviamente mi primera opción, pero no por ser un éxito asegurado de cara al público porque realmente nunca puede ser garantía al cien por cien. Para la protagonista necesitaba un tipo de energía muy concreta para que el público pudisese creerse el viaje que emprende y pudiese entenderla a nivel emocional. Belén tiene esta energía y es fácilmente imaginable como la madre que todos podríamos o quisiéramos tener. Es una mujer que transmite mucha fuerza y verdad a sus personajes y ambas cosas las necesitaba para la protagonista.
– La película plantea el debate moral del pacto que supone arrebatar una vida para salvar otra. ¿Aceptarías tu este pacto?
Esta pregunta me la he hecho desde el minuto cero de preparación de la película hasta el último día de montaje. Me lo he tomado muy seriamente: hacer películas es un juego y juego de verdad. La propia respuesta está dentro de la película. He explorado esta pregunta desde distintas circunstancias y variables con piezas escogidas que precisamente no lo ponen nada fácil para responderla.
– ¿Qué te aporta el cine de género (fantasía, terror, ciencia-ficción…) para hablar del drama familiar?
Los géneros son la forma que adornan el contenido y el vehículo al que invitas al espectador a acompañarte en la historia. Es un vehículo que el público siente familiar porque ya ha estado ahí anteriormente, sube rápido y luego lo verdaderamente importante, que es el viaje y el destino, es más fácil de narrar una vez los tienes dentro. El género es un pacto que estableces con el espectador para que la comunicación sea mucho más rápida y la complicidad, mucho más efectiva.
– Cinco años después de ganar el concurso apadrinado por Scott y Fassbender con el cortometraje La culpa, ¿cómo recuerdas con perspectiva aquel triunfo?
Fue un momento impactante y muy importante para mi vida profesional. Aprendí mucho haciendo Zero, el cortometraje que ambos produjeron a continuación. De esa experiencia me llevo que profesionales como ellos, con su experiencia y talento, me respetaran siempre tanto y la libertad que me otorgaron. Esto me ha impulsado a seguir mi intuición y a ser valiente, siempre les agradeceré mucho que hayan reconfortado este aspecto en mi trabajo.
