14 de diciembre de 2024

Los arquetipos femeninos en Mad Men

Dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer…o varias. No sabemos si Don Draper es un gran hombre, pero sin duda sus mujeres no están dispuestas a permanecer detrás de él.

Tras la cortina de humo que supone la agencia Sterling Cooper y ese mcguffin llamado Don Draper, hay un fino retrato de la revolución social que se produce a final de los años 50 y que se caracteriza principalmente por ser la piedra fundacional de la revolución feminista de los 60. Las chicas Mad Men todavía no queman sujetadores pero luchan por conquistar su espacio propio en un mundo que cada vez se semeja menos al que proponen los idílicos anuncios de detergente de Draper & Cía. Lo más interesante de Mad Men, pues, son sus mujeres, que son quienes definen el cambio. Algunas tratan de salir del papel que se les ha asignado en la vida, otras luchan en el día a día en el epicentro de un entorno completamente masculino, pero todas son esenciales para comprender las pulsiones y fuerzas que mueven las cosas en los tiempos convulsos en los que viven.

1. BETTY DRAPER: el ama de casa frustrada

Nos vamos a una urbanización de clase media-alta en las afueras de Nueva York. Betty Draper es el epítome del ideal de ama de casa norteamericana de los 50: una princesita que pasa de habitar en el entorno pijo y sobreprotegido de sus padres a prolongar su ociosa existencia como bibelot inútil en casa de su marido. Betty es hermosa, educada, buena cocinera, madre amantísima y amante esposa de Don Draper, al que sólo ve por las noches, cuando regresa de su atareado trabajo en la agencia publicitaria o de ver a su amante (una artista bohemia totalmente liberada, claro).

Pero esta impecable fachada tiene grietas: la primera gota en la tormenta que se avecina es un extraño agarrotamiento en las manos que acaba sentando a Betty en la consulta de un psiquiatra tan paternalista como su marido. A pesar de ello, Betty no empieza a ver la luz hasta que le surge un trabajito anecdótico como modelo de un anuncio de refrescos. Es a partir de este momento en que Betty vislumbra unas posibilidades que van mucho más allá de un aburrido matrimonio y una vida que no la llena en sus aspiraciones ni deseos. Betty ilustra la liberación feminista en toda la extensión de la palabra, pues es ella quien verdaderamente habita en una jaula de oro y quien tiene en sus manos la posibilidad de salir, aunque, como muchas mujeres de la época, tarde en encontrar el valor para hacerlo.

2. PEGGY OLSON: la ejecutiva agresiva en ciernes

Podríamos decir que Peggy Olson representa el otro lado del espectro iniciado por Betty Draper. Peggy es secretaria en Sterling Cooper, pero es creativa y ambiciosa y obviamente el puesto se le queda pequeño en cuanto tiene la oportunidad de demostrar su valía. Peggy tiene su propia lucha: aun liberada de la tiranía del hogar, tiene el difícil cometido de ser la pionera de su entorno, abandonando la crisálida de la mujer florero para transformarse en toda una mariposa ejecutiva.

Al contrario que las otras mujeres de su agencia, Peggy no es especialmente atractiva: este factor es quizás el más definitorio a la hora de hacer primar su mente sobre su culo. Peggy, con su conducta nada complaciente y su lenta, pero segura, ascensión al triunfo, es el ideal feminista por excelencia.

4. JOAN HOLLOWAY: LA TRANSICIÓN ENTRE ARQUETIPOS

Joan Holloway, jefa de secretarias de la agencia es, indudablemente, el arquetipo de transición que supone un término medio entre el florerismo rebelde de Betty y la lucha por hacerse valer de Peggy. Joan es el personaje femenino más seguro de sí mismo de toda la serie. Sus conflictos tienen poco o nada que ver con su posición en el mundo: sabe quien es y sabe adónde va y sobre todo, sabe cómo conseguir lo que quiere. Es una mujer que trabaja en un mundo de hombres, pero que ha tomado la decisión de utilizarlos en lugar de luchar para posicionarse entre ellos.

Joan es una sex bomb que no renuncia a sus armas de mujer, aunque esto la condene eventualmente a quedarse atrás en la carrera feminista. Pero Joan ha conquistado su propia parcela de poder dentro de la empresa y al ser un personaje que en principio parece desconocer o despreciar la ambición, renuncia a explorar nuevos territorios. Joan es el símbolo de la adaptación sin la lucha. «Que lo haga otra», es lo que piensa una chica como Joan.

 

2 comentario en “Los arquetipos femeninos en Mad Men

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