Malick y To the Wonder, masacre en el Véneto.
Era el fin de semana más esperado en Venecia y si el sábado Paul Thomas Anderson obtenía un espectacular triunfo con The Master, ayer domingo Terrence Malick también obtenía resultados espectaculares, aunque no precisamente triunnfantes, con To the Wonder. Junto a Malick completaban la jornada la pesada de Susanne Bier y la israelí Fill the Void, bueno pasemos a la masacr… eunh, a ver cómo fue recibida la nueva peli del autor de El árbol de la vida:
– Esa estética excepcional no sirve en esta ocasión para que conectes con los sentimientos de los personajes, reconoces el mundo expresivo de Malick pero te fatiga lo que ves y escuchas. Malick hace una elipsis sobre el desgaste del amor para centrarse solo en su estado agónico, en la desesperación al constatar los personajes que ya solo hay espinas donde antes florecían las rosas, el estupor al recordar las antiguas sensaciones y percibir que las ha devorado la vida. Pero ese presunto volcán emocional no te contagia su lava. A mi pesar, me siento como un témpano. No soy el único. Hay crueles risas en la sala ante momentos que pretenden ser trágicos. Tengo la misma sensación ante To the wonder que con los spots publicitarios de lujo empeñados en lograr una estética brillante. Puedo admirar la factura pero no me los creo, siento que intentan venderme humo y falsa trascendencia.
– La directora danesa Susanne Bier, autora de películas que me gustan mucho como Cosas que perdimos en el fuego y En un mundo mejor, alivia un poco mi decaído ánimo después de la decepción que me ha provocado Malick con la amable y tierna comedia Love is all you need. No es una obra maestra, pero sí divertida, ágil y creíble, algo que se agradece en medio de tantas tragedias y forzadas solemnidades.
– Nada apasionante que contar de la plúmbea película israelí Fill the void, que se desarrolla entre la comunidad ultraortodoxa de Tel Aviv.
– De golpe, el espectador asiste atónito a una autoindulgente procesión de lugares, digamos poéticos, completamente ajenos a asuntos tales como la emoción, el rigor o el entendimiento. Malick, ebrio de sí mismo. El problema no son las intenciones, todas ellas sufridas y demoledoras, sino la forma en la que se presentan en la pantalla. Malick abandona la pudorosa e inteligente vocación por mostrar, por insinuar, por dejar que las conclusiones se construyan en la mirada del espectador; para adoptar la siempre molesta posición del predicador. Los personajes más que enseñar, declaman sus angustias e incertidumbres con una de las mejores aproximaciones a la voz ‘cansino’ que ha visto el cine reciente. En definitiva, una parodia de El árbol de la vida, una falsa imitación del propio cine de Malick.
– Love is all you need es una comedia romántica con Pierce Brosnan a la cabeza (¡qué buen pelo!) dedicada a repasar, con soltura a veces y con algo más de embarazo otras, las industrias y andanzas del amor a edad madura. El principal problema: lo previsible y gastados que lucen cada uno de los resignados argumentos. Eso sí, la gracia con la que están dibujados los personajes ayuda a liberar el pecho y, sin duda, relaja mucho los diafragmas.
– Fill the void, de la israelí debutante Rama Bushtein relaja poco. El drama de una hija que quiere casarse, pero no (aunque luego sea sí) con el hombre que le ha buscado la familia se mueve por la pantalla con un extraño ritmo determinado por algo a medio camino entre la artrosis y la ausencia de ideas. Por momentos parece un documento antropológico y a ratos una historia de amor ‘bizarra’. Pero todo es apariencia, porque la cinta en realidad lo único que se limita es a proponer una lectura lineal de los acontecimientos sin que asome el menor amago de crítica o duda.
– La ambición de este cineasta tan peculiar no es retratar personajes, sino ideas, emociones, y su mirada al Amor es realmente reflexiva, poética y pomposa (¿cuándo no lo es Malick?) y consigue que se fundan momentos de gran belleza y elocuencia con otros tan lunáticos que te hacen dudar de la salud mental del director. Cada imagen de To the Wonder es como si te lanzaran una sensación con una cerbatana, aunque muchas de ellas no aciertan, o te apartas. No es justo el abucheo que la sala le estampó a Malick en su cara (ausente, claro). Obviamente, la naturaleza de este director se apropia de la película y no es posible «entenderla», sino todo lo más «sentirla», y a ratos.
– En cuanto al revés que forma la danesa Susanne Bier con la canción de The Beatles, lo más sorprendente es su ligereza y frivolidad, una historia de amores y lo contrario protagonizada por Pierce Brosnan y, sobre todo, por Trine Dyrholm. La aplaudieron infinitamente más que a la de Malick… A veces, la ligereza y la frivolidad tienen eso.
– En Fill the void la directora filma con minuciosidad esa mezcla de ritual y cotidianeidad de la actividad de la comunidad ortodoxa, muy enfocada (por lo que cuenta la película) a casarse, reproducirse y cuidarse unos a otros. Lo mejor de la película es la joven protagonista, Hadas Yaron, que no necesita tanto fasto y solemnidad como Malick para enjaretar varias emociones sobre el click del amor.
– Por primera vez en Malick, el texto de las cuatro voces en «off» que tejen este tapiz romántico parece escrito por un preadolescente que quiere ganar unos juegos florales («en el amor, dos se convierten en uno»: ¡brillante aforismo!). Las imágenes, bellas pero de postal, parecen evocar el amor desde una perspectiva infantil, de una ingenuidad algo sonrojante. Puede que Malick quiera sugerir que el amor debe conservar su dimensión más lúdica para funcionar a pleno rendimiento. Pero la repetición obsesiva de esa idea no hace sino subrayar la cara más naíf de un cineasta que debería atar más corta su innata tendencia a la cursilería. Malick pertenece a ese grupo de cineastas funambulistas que se tambalea sobre la tensa y fina cuerda que separa lo ridículo y lo sublime. En To the Wonder, la cuerda se ha roto y las heridas son graves.
Bonus track: Trailer de Love is all you need, la película de Susanne Bier que se presentaba ayer en Venecia.