El maestro del terror en Madrid.
Como os contábamos en nuestra última crónica del Festival Nocturna de Madrid, la jornada de ayer comenzaba con la presentación de un libro que recoge al detalle un análisis completo de la película La matanza de Texas. A la presentación acudió el mismísimo Tobe Hooper, director de la película de 1974, ante quien el joven escritor del libro, Rubén Higueras dijo sentirse intimidado hasta el punto de estar en un estado de euforia interna que, de no ser por su timidez, le estaría haciendo dar saltos de emoción.
Antes de llegar a Madrid para recibir el homenaje que el festival Nocturna le da con la entrega del premio Maestros del Fantástico, Tobe Hooper se emocionaba al poder presentar la versión restaurada de su clásico en el Festival de Cannes donde 40 años antes no pudo estrenarla, “es la única película en la historia del Festival de Cannes que se programa dos veces. Hace 40 años llegué allí para presentarla, la sala de cine estaba repleta de gente que esperó para verla y cuando todo el mundo estaba ya sentado, alguien de la organización me susurró ‘tenemos un problema, ha habido una llamada alertando de una bomba’, por lo que la proyección se suspendió”.
Hooper, quien dice estar encantado con el resultado final de su película, de la que no quitaría ni añadiría nada más, pasó toda la mañana de ayer recibiendo a los medios, confesaba que le resulta más duro hacer entrevistas a sus 70 años de lo que fue rodar La matanza de Texas, de cuyo rodaje todavía conserva recuerdos. La película que marcó un hito en la realización de films de terror cuando se estrenó, tiene para el cineasta mucho del espíritu extremadamente violento de la sociedad tejana en la que él creció. “Cuando estaba haciendo el montaje de la película, era muy consciente de la diferencia radical de la misma con respecto a todo lo que se había hecho anteriormente en el género. Yo venía de hacer varios documentales y había conseguido desarrollar mis habilidades como cineasta para, no quiero decir manipular, pero sí condicionar al espectador.” El director explicó que su interés por hacer películas en las que la muerte estuviera tan presente, le viene desde muy pequeño por la fuerte historia de arraigo con la violencia familiar que existe en Estados Unidos. “Cuando asistía a funerales de parientes, lo cual era muy habitual, me decían que estaban dormidos y ahí fue cuando me di cuenta de que la muerte es el monstruo último. Ya sea porque es la desaparición absoluta o porque uno va al infierno, la muerte es ese enigma, ese monstruo que espera.”
Aunque su obsesión por la muerte proviniera de su propio entorno familiar, lo cierto es que sus influencias cinematográficas son más clásicas de lo que podríamos imaginar viendo La matanza de Texas. A pesar de que ésta pudiera recordar en cuanto a temática a la cinta Spider Baby que Jack Hill rodara 6 años antes, el director dice no haberla visto hasta hace unos 3 años, y que sus referentes del género son las películas de la Hammer como La maldición de Frankenstein o las de Drácula. “Me impresionó mucho cuando Christopher Lee le quitaba la máscara a Boris Karloff y se veía su decadencia física. La resurrección de los muertos es un tema recurrente para mí.”
Resulta curioso sin embargo que teniendo como referentes a los clásicos del terror, y formando él mismo parte de la historia del cine con otro clásico más contemporáneo, Hooper sea un acérrimo defensor de su versión restaurada en digital de La matanza de Texas, aun perdiendo la textura del celuloide que tan bien casaba con la fotografía “sucia” de la versión original. Para el director, la versión restaurada hace que los personajes resalten mucho más.
Si bien el motivo principal por el que este año se homenajea a Tobe Hooper por distintos festivales a lo largo del mundo, es que se cumplen 40 años desde que se estrenara la que es considerada su ópera prima, aunque su primera incursión en la dirección de largometrajes fuera con la película independiente Eggshells, también ha tenido palabras para comparar su obra maestra con la secuela que él mismo dirigió en 1986. Según el director, la mayor diferencia entre las dos estriba en el reflejo de los tiempos en que se hicieron que se dejaba ver en cada una de ellas, “la película original era un reflejo de la vida de entonces en Texas. Yo era un hippie con greñas y sandalias en la universidad, tenía un cierto grado de compromiso político con el que alguna vez sufrí los gases lacrimógenos de la policía, y el trasfondo de aquella época, Vietnam, el Watergate, las mentiras en televisión, etc, se reflejan muy bien en la película. En cambio los años 80 fueron una época distinta, mucho más opulenta y con un cambio político que hizo que el cine de aquellos años se centrara más en películas del estilo de John Hughes, como El club de los cinco, que no estaba mal pero a mi me parecía un poco tonta.” Las películas de terror de los años 80, cuenta Hooper, se volvieron mucho más sangrientas como una declaración de principios sobre lo que era esa década, “en la primera película no había gore, pero sin embargo la segunda es probablemente la película más gore que he realizado.”
Para quienes aun no la hayan visto, o quienes quieran revisar por enésima vez La matanza de Texas. Esta tarde se proyecta su versión restaurada dentro del Festival Nocturna, antes de la cual el director recogerá su premio Maestros del Fantástico ante los fans de este clásico del cine de terror, en un evento especial en el que esperamos poder volver a ver a Tobe Hooper emocionarse como lo hiciera hace unos días en Cannes. Una cita imperdible para cualquier aficionado al género de terror.
Gracias a los compañeros de El blog que falta en Sitges y La princesa prometida blog, por su inestimable ayuda, sin la cual este artículo hubiera sido menos interesante.