27 de abril de 2024

Críticas: La historia de Marie Heurtin

Marie Heurtin

La luz en sus manos

La hermana Marguerite reside en un convento situado en el campo. Ella y el resto de monjas de su orden, educan y conviven acompañadas por niñas y jóvenes con diversas discapacidades auditivas y del habla. Marguerite encuentra un nuevo sentido a su vida y se entrega en la titánica labor de formar Marie Heurtin, una niña sorda e invidente con gran dificultad para comunicarse y formar parte de la sociedad, que es llevada allí por su padre.

Pocas veces se ha visto en cine un uso tan acertado del sentido del tacto, de una manera tan epidérmica, a flor de piel, resultando más convincente que las aproximaciones de objetos forzadas que se usan en cualquier película rodada en 3D. Este sentido del tacto vertebra una relación de aprendizaje vital mutuo, entre la maestra y la alumna, tan logrado que nos convence de la evolución personal y civilizada de la chica, Marie Heurtin. La joven está interpretada por Ariana Rivore, discapacitada auditiva también en la vida real. Mientras que Marguerite, encarnada por Isabelle Carré, se lanza sin red a un papel que muestra, tanta sabiduría como inocencia, desde la intuición. Lo que en otros films con argumentos parecidos se presenta casi como un milagro divino, en La historia de Marie Heurtin aparece reflejado como un esfuerzo humano creíble, que consigue y nos convence sobre la capacidad de lograr lo imposible, a partir de lo más sencillo: la pequeña navaja, además de ser un amuleto afectivo, de la protagonista.

Marie Heurtin 2

El primer obstáculo que podía presentar La historia de Marie Heurtin era diferenciarse de dos películas míticas que han tratado un argumento parecido. La más conocida quizás fuera El milagro de Anna Sullivan de Arthur Penn. Y la menos famosa El pequeño salvaje, de François Truffaut. Sin embargo La historia de Marie Heurtin se aleja del clasicismo sentimental de la norteamericana y de la frialdad casi clínica de la francesa. Y lo que sí escoge de esas dos películas precedentes, es la confianza en la fuerza interpretativa de las actrices protagonistas como guías de la historia de la primera, sumadas a un estilo narrativo muy naturalista que se asemeja al utilizado por Truffaut. Resumiendo, escoge lo más adecuado de ambas para levantar un film que resulta apasionante.

Tal como ha sugerido el director en alguna entrevista, La historia de Marie Heurtin es un trabajo escrito hace casi diez años que, afortunadamente, consiguió interesar a varias productoras por la fuerza de las mujeres que inspiraron el guión. Jean Pierre Améris confía en la capacidad humana y la energía de todas las actrices del reparto, principales y secundarias, que interpretan a las monjas y niñas del convento. También en la fuerza descriptiva de la cámara, con esos travellings de acercamiento o alejamiento en los encuentros y despedidas de Marie y sus padres. Incluso con el uso de un recurso tan inesperado como ese zoom acelerado para mostrar una carretilla abandonada entre la hierba, casi como en un spaguetti western, mientras la frágil hermana Marguerite transporta sobre su espalda a la indomable Marie. Y por supuesto con los primeros planos de las intérpretes y los planos cortos de manos y objetos mínimos.

Marie Heurtin 3

La luz natural y el uso de una gama de colores básicos y vivos, con la frescura verde de la vegetación y la calidez dorada del sol, amplían esa sensación vitalista que se apoya, además, en un humor sosegado pero muy efectivo en la primera parte del metraje. Humor que se refina en la segunda parte del film, más emocional y reposada.

Jean-Pierre Améris, director y coguionista con Philippe Blasband de La historia de Marie Heurtin, se inspiran en una historia real sucedida en el siglo XIX. Ambos autores trabajan con más aliento dramático que en Tímidos anónimos, su largometraje anterior juntos. Crean un film que encuentra un equilibrio perfecto entre la vitalidad y la emoción, con un material que en otras manos bordearía la tragedia y que, bajo la batuta de Améris, da como resultado una película sin efectismos ni explosiones dramáticas. La historia de Marie Heurtin quizás no sirva para cambiar el mundo, pero sí puede lograr en el espectador un buen empujón vital y emotivo.

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