28 de marzo de 2024

Festival de cine alemán 2014: Día 1

Exit Marrakech

El Sweet sixteen comienza con Exit Marrakech.

El lema del Festival de Cine Alemán que comienza hoy en Madrid, es como os contábamos en la presentación del mismo Sweet Sixteen, un guiño dialéctico a la 16ª edición del mismo, y también a esa dulce edad en la que todos creemos ser lo suficientemente mayores como para comernos el mundo. El festival se está haciendo mayor y para celebrarlo nada mejor que comenzar con una historia de crecimiento personal, que sirve además como evidencia del crecimiento artístico de su directora, Caroline Link, quien con Exit Marrakech se confirma como una de las grandes cineastas del cine germano.

Exit Marrakech 2

Precisamente 16 son los años que el protagonista de la película, Ben, tiene al comenzar el film, una cinta que propone no un viaje sino varios a lo largo de su metraje tanto literales como hacia el interior de los protagonistas y de entendimiento entre ellos. La película se estructura concretamente en tres trayectos. El primero, el que realiza Ben desde su Berlín natal hacia Marrakech para pasar las vacaciones y celebrar su 17º cumpleaños con su padre, un director teatral al que prácticamente no conoce y que se dedica casi exclusivamente a su oficio y a su nueva familia. El choque entre las ganas de vivir y la sensación de suprema sabiduría propias de la adolescencia, unidas al rencor del sentimiento de abandono de Ben, y Heinrich, un padre que trata de reconciliar su vida pasada y presente de la mejor, o la única, manera que puede, se hacen evidentes de inmediato provocando que el chico escape a la primera de cambio de la vida de lujo que lleva su padre en la ciudad marroquí. Comienza entonces el segundo trayecto que lleva a Ben hacia el desierto, movido desde un principio por la atracción que siente hacia una prostituta a la que conoció en una de sus salidas nocturnas por los barrios bajos de la ciudad. Se trata con este trayecto de emprender un viaje iniciático para Ben, tanto sexual como culturalmente, y en el que la directora incide en las diferencias culturales a la hora de resolver los conflictos familiares tan recurrentes en su cine. Al mismo tiempo que Ben disfruta descubriendo nuevas sensaciones en su periplo por los pequeños pueblos del interior de Marruecos, su padre comienza la búsqueda de éste en lo que para él es también una iniciación a la madurez paternal, anteponiendo su preocupación por su hijo a la profesional. Dos viajes personales ajenos el uno del otro que confluyen en el tercer y último trayecto, un recorrido de vuelta conjunto en el que padre e hijo se ven obligados a tratar de entenderse y conocerse.

Exit Marrakech 3

Caroline Link no trata en Exit Marrakech de contarnos un conflicto paterno-filial grave, y ni tan siquiera de mostrar grandes diferencias entre la civilización occidental y la árabe, como si de un drama social de Ken Loach se tratara (hablando de Sweet Sixteen). Muy al contrario, Link construye unos personajes cercanos y reconocibles con los que poder contar un conflicto generacional creíble sin necesidad de recurrir a giros imposibles de guión, o a enfrentamientos demasiado forzados para la situación. Ben, espléndido el casi debutante Samuel Schneider llevando sobre sus hombros la casi totalidad de la película, encarna esa energía irresponsable que todo adolescente lucha por sacar de dentro. Esa rabia desafiante hacia su padre, acrecentada con su ausencia y la pérdida de su crecimiento, que demuestra con su negativa rotunda a conocer a su hermanastra, no son más que procesos por los que cualquier persona ha pasado al crecer y creerse más listo y poderoso que sus progenitores. Heinrich por su parte personifica al padre que se culpa por la ausencia, por no haber sabido ejercer como tal y que trata de compensarlo con la sobreprotección emocional hacia su nueva hija y económica hacia aquel al que ya le es imposible proteger. Conflictos que sólo necesitan de palabras y de interpretaciones verosímiles para traspasar la pantalla y crear con ellas una estupenda cinta con la que inaugurar el Festival de Cine Alemán, más allá de las maravillosas imágenes que de Marruecos nos regala la película.