19 de abril de 2024

Críticas: La mecánica del corazón

La mecánica del corazón 2

Un coeur en hiver.

“¿Te duelen los engranajes cuando toses? Pues ese es un sufrimiento insignificante comparado con el que puede originar el amor. Cuanto más se ama, más intenso se hace el dolor. Conocerás la ausencia además de los celos, la incomprensión, la sensación de rechazo y de injusticia. La mecánica de tu corazón explotará”.

El día más frío del mundo, Jack nació con el corazón congelado. Para salvarle la vida, la partera que le trajo al mundo cambió su pequeño témpano por un diminuto reloj de cuco para que hiciera las veces de corazón con su tic tac, eso sí, tendrá que darle cuerda durante toda la vida. Sólo tres advertencias: no jugar con sus manecillas, controlar su cólera y la más importante de todas: no enamorarse. El amor podría destrozar su frágil corazón de reloj y matarle. Pero como en todo cuento que se precie, Jack entra en conflicto con las amenazas que se ciernen sobre su frágil vida cuando desobedece a su madre adoptiva y se enamora sin remedio de una cantante pequeñita y con unos ojos enormes con los que apenas ve. A ambos, sus defectos les impiden de distinta manera amar y ser amados. Miss Acacia no ve nada sin gafas pero no se las quiere poner para no ver las desgracias que el amor puede provocar a su alrededor. Sin embargo, se enamora a primera ¿vista? de un extraño al que acaba de conocer y al que no olvidará, cerrándose así a cualquier otro enamoramiento posterior. Un alambre de espino recorre su cuerpecito como defensa ante los peligros del amor, del acercamiento de otro ser humano y por ende del daño emocional que pueda sufrir. Jack sin embargo es consciente de poseer un corazón frágil que estallaría al menor contacto con su amada, pero aun así tiene una inmensa capacidad de amar por la que emprende un largo viaje sorteando peligros de todo tipo para estar con ella.

La mecánica del corazón 3

La adaptación del libro del mismo nombre escrito por Mathias Malzieu, quien asimismo co-dirige la película junto a Stéphane Berla, explora a través de la fantasía y la metáfora las complicaciones que surgen cuando nos enamoramos llevadas al extremo. Lo hace mezclando la magia del amor con la del cine, introduciendo en la historia al mago que se convertiría en el padre de los efectos especiales en el cine, George Méliès, para potenciar más si cabe ese halo de irrealidad y ensueño en el que viven sus personajes, e incluso añadiendo una escena al más puro estilo del western. Además de una estética steampunk acorde con la localización y la época en la que se ambienta y que se asocia por proximidad a La invención de Hugo, hay en La mecánica del corazón un cierto parecido a nivel estético con las producciones animadas de Tim Burton, con unos personajes excesivamente estilizados en sus cuerpos pero con una cabezas desproporcionadas por su gran tamaño que, sin embargo recogen unos rasgos evocadores de las muñecas de porcelana del siglo XIX. Tampoco resulta difícil confrontar con el cine del americano una historia cargada de emociones derivadas de momentos tan terribles como el propio argumento principal de la película, un niño que nace con un corazón congelado, el bullying, o toda la parte final tan triste y desgarradora como bella, así como pasajes en los temas musicales del grupo del director, Dionysos, que recuerdan a las composiciones de Danny Elfman en Pesadilla antes de navidad.

La mecánica del corazón 4

Y es que, al igual que las películas de Burton, la película de Malzieu y Berla utiliza las tragedias de manera más poética y metafórica de lo que lo hacen por ejemplo las películas Disney en sus pasajes más oscuros, pero cuyo resultado es aun más demoledor por la identificación que cualquier espectador puede sufrir con ellas. ¿Quién no ha querido tener un corazón nuevo con el contador a cero para no volver a sentir el dolor tan intenso que deja un amor roto o no correspondido? “Le has dado la llave (de su corazón) a una chispa (en lugar de a una llama)” le dice Méliès a Jack, una frase que define muy bien el riesgo que implica entregar el corazón (metafórico) a una sola persona por el anhelo mismo de amar. Pero también encuentra tiempo Malzieu para introducir una moraleja que no por ser habitual en el cine de animación, deja de ser necesaria: la aceptación de la propia imperfección, de las diferencias que nos hacen especiales a ojos de los demás. Es por tanto La mecánica del corazón, una triste y hermosa fábula sobre el amor desde una perspectiva totalmente opuesta a lo que estamos habituados a ver en el cine de animación. Cruda como ninguna, pero absolutamente deliciosa.

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