Robert Redford vuelve a la dirección con la plomiza recreación de un capítulo de la Historia estadounidense.
La conspiración comienza con una secuencia en la que nos enteramos de lo que es el personaje de Frederick Aiken: un combatiente de la Unión durante la Guerra de Secesión, circunstancia que debe aportar otro matiz a la lucha en busca de justicia que va a librar durante el resto de la película, con la guerra ya terminada y después de haber estado al borde de la muerte. Batalla contra una conspiración que surge ante la necesidad de que alguien pague inmediatamente por el asesinato de Lincoln, ríase usted del Villarato. A partir de ese momento, el guión viene y va reiteradamente para mostrar los esfuerzos del personaje de manera bastante obvia y plana, sin lograr conectar con el espectador menos dispuesto a dejarse seducir por lo que se presenta como otro drama histórico-político-judicial (¡lo tiene todo!).
El capítulo interpretativo tampoco es el fuerte de la película. James McAvoy (que hace pocos años, a pesar de no tener muchos papeles destacables, prometía más que lo que ha acabado dando recientemente) defiende su personaje de forma mediocre, al igual que Robin Wright en su primer papel sin el Penn. Otros nombres como Kevin Kline o Danny Huston pasan por el metraje sin que apenas te enteres de su presencia, con todo lo que se proliferan en los últimos años y unos personajes tan planos. A Evan Rachel Wood la vimos tener un duelo interpretativo con toda una Kate Winslet en la reciente Mildred Pierce y aquí es otra que pasa de puntillas. Pero el auténtico lolazo de la película, lo que marca diferencias, es ver a Justin Long (que no Bieber) en un personaje que se supone serio y con bigote.
Aparte de todo esto, La conspiración adolece de una tosquedad técnica bastante palpable durante todo el metraje, incluso para alguien como yo que suele dejar estos aspectos en un plano muy secundario. La iluminación, con rayos de luz omnipresentes en las escenas diurnas, estropea lo que podía haber sido una notable recreación histórica convirtiendo lo que se había pretendido ¿natural? y ¿clásico? en un esperpento. Y la planificación resulta igualmente azarosa, aunque debo decir que la elección del último plano sí me pareció bastante acertada.
En contra de lo que se puede pensar antes de verla, no es una alabanza maniquea de un capítulo de la Historia de los Estados Unidos. Es ahí donde reside su mayor (y para mí, quizá único) valor, aunque me resulta aún más atrevido decir que es crítica con la misma tratándose de un film que culmina con el típico rótulo señalando el exitoso devenir posterior de los protagonistas: Frederick Aiken acabó siendo el primer editor del Washington Post, además de ayudar a rebatir gracias a su lucha el sistema judicial imperante en la época. El personaje de McAvoy es un puto héroe de su tiempo y aquí es lo que más importa, vamos.
Por último, para disfrutarla no hay que ser un patriota pero sí parece imprescindible haber mostrado cierto interés previo por unos hechos históricos que se nos presentan a menudo con pompa y grandilocuencia, como si se nos estuviese revelando algo crucial para nuestras vidas. Da la impresión de que Robert Redford ha querido hacer una película para dejar huella cuando, más allá de su aceptación (sorprendentemente, o no tanto, bastante positiva), el resultado ha sido un producto inmediatamente perecedero cuyo probable destino será el olvido de la mayoría de los espectadores. Eso y un posible pase en la sobremesa de Antena 3, que seducirá a la abuela siempre y cuando la abuela esté interesada en conspiraciones secretas y en las desigualdades norte-sur tras la Guerra de Secesión.
por Sergio de Benito
¿Telefilm de Antena 3?, ¿tosqueidad técnica?, ¿plomiza recreación?, ¿"el capítulo interpretativo tampoco es el fuerte de la película"?, ¿esperpento?…me parece que te equivocaste de película Sergio. "El Prisioner de Shark Island" y después esta, entonces cuando termine de sonar LaMontagne, antes también "John Adams", reflexiona sobre tus letras y plantéate tu futuro con las pelis históricas, lo que deben ser y a lo que deben llegar.
Seguro que tu amigo Heredia te lo agradecerá.
Ya, suponía que te iba a molar. Es como si tú vas a cubrir una de Kiarostami, más o menos. Pero está todo dicho (salvo lo de Antena 3, que no era mi intención expresarlo en ese sentido).
El martes voy a 'Fuga de cerebros 2', seguro que la aprecio mejor.
jejej…hombre yo también podría haber hecho algo parecido con la última película perpretada por el de "Canino", pero bueno, decidí no herir susceptibilidades. ¿Fuga de cerebros 2? Eres un tipo afortunado. Te leeré como siempre con atención.
La crítica americana la recibió con bastante indiferencia, ya imaginaba que no sería nada del otro jueves.
¿No la van a recibir con indiferencia si el final es Constitución o Justicia? Ese tipo de dilemas…