26 de abril de 2024

El expediente oculto: Cobra

Esta semana investigamos los muchos misterios de la película mala más emblemática de los 80.

Are you talking to me?

 Resulta completamente lamentable que a las generaciones jovenzuelas de hoy día no les suene ni de casualidad el título de esta muy portentosa obra de la mejor década del mundo. Se me caen las lágrimas a borbotones cuando veo adolescentes creyéndose enrollados por reconvertir la cinematografía de Uwe Boll en hito trash, mientras Cobra, Manos y otros horribles filmes igualmente merecedores de culto van cayendo en el más estrepitoso de los olvidos. Pero no estamos aquí hoy para revindicarlos (otro día será). Estamos aquí hoy para desmenuzar la obra cumbre de dos grandes hombres y mejores padres: George Pan Cosmatos y Sylvester Stallone.

Rambo II: otra fructífera colaboración del dúo Cosmatos & Stallone

Pan Cosmatos, aparte de un molón nombre griego, tuvo una corta carrera como director, lo cual no fue óbice para que trabajase mano a mano con la mayoría de los actores más sobrados del planeta Hollywood. Ni Tarantino en su afán de reunir viejas glorias ha conseguido igualar la marca establecida por este realizador que se dio la mano -cinematográficamente hablando – con Charlie Sheen, Val Kilmer, Charlton Heston, Hector Elizondo, Kurt Russell, O.J.Simpson (sí, ese O.J.Simpson) y lo que es aún más impresionante y asombrante…¡el mismísimo Jason Priestley!.

Yo también fui «chico Cosmatos»

La carrera de George merece otro expediente aparte y no hablemos de la de Sylvester Stallone, que es cosa fina. La unión de estas dos fuerzas de la naturaleza sólo podría dar como resultado una genialidad, una apoteosis, un maremágnum testosterónico y brutal. Es hora de adentrarse en las entrañas de la bestia.

Cobra es, ante todo, Marion Cobretti, el típico macho alfa encuerado que te reventaría los morros con un bazooka antes de lo que tardarías en pronunciar la palabra «metrosexual». Y aquí uno de los misterios de Cobra: ¿es su nombre de pila un homenaje al hombre total, al mismísimo John Wayne cuyo nombre real, recordemos, era en efecto Marion?.¿Pensó Sylvester en que si el más macho de los machos portaba con orgulllo tan afeminado nombre, no podría ser tan malo?. Misterio que por desgracia no podremos aclarar aquí, ya que nuestro enviado especial no ha conseguido traspasar los jardines de la lujosa mansión de Stallone en Miami para preguntarle sobre este particular.

El temible can de Stallone manteniendo a raya a nuestro corresponsal

Pero no es éste el mayor de los enigmas de Cobra. Sin entrar demasiado en la trama, que ya de por sí es una cosa delirante relacionada con una estrambótica secta, es preciso incidir en lo ojiplático que nos deja el asunto de la testigo presencial, encarnada con escasísima convicción por Brigitte Nielsen. Brigitte es una rubia modelo que presencia un crimen y por consiguiente Cobra tiene que protegerla de los Malos. Uno se imagina de inmediato a una frágil y dulce muchacha de aspecto indefenso, pero en este punto y para los que son demasiado jóvenes como para recordar a esta señora, ilustremos.

No queda claro quien es la mujer, pero uno de los dos es Brigitte Nielsen

En efecto: la delicada doncella a la que Cobra tenía que proteger no era exactamente delicada: más bien una poderosa valkiria de metro ochenta que sacaba media cabeza a nuestro héroe y que más bien sería ella en todo caso la que tendría que protegerlo a él. En otras palabras: ¿de qué coño hay que proteger a una tía que de un puñetazo te tumba?. Otra gran incógnita del mítico filme.

Corramos un tupido velo sobre los copiosos errores de raccord que suceden a lo largo de la obra y que no hacen más que complementar deliciosamente el pavoroso conjunto, siempre para deleite de una selecta minoría. Pero detengámonos, sin embargo, en las secuencias finales, con Sylvester enfrentándose en la típica lucha con los Malos con una metralleta a tope de cargada, con la que nuestro héroe, llevado sin duda por un extraño sentido del honor, no dispara a sus mortales enemigos: ¡¡¡¡los golpea con la culata!!!!. ¿HIJO QUÉ ERES, MARION COBRETTI O FORREST GUMP?

A callar, coño, que te clavo el palillo en el ojo

No sólo las secuencias de acción están soberbiamente planteadas: la fenomenal historia romántica entre Sylvester y Brigitte la Valkiria está apuntalada de momentos muy memorables donde nuestro machoman deja claro que la testosterona a raudales no está reñida con las artes amatorias más elegantes. Así, vemos a la pareja tomando el aperitivo en un raro momento de calma. Mirando tiernamente a su elegida con esos ojos de párpados seductoramente caídos, Sylvester espeta (señalando una patata frita que chapotea en ketchup): «¿Tienes un salvavidas? Esta patata frita está ahogándose»

¿En serio, tía? ¡Me dejas muerto!

Pero ¿cuál es el verdadero misterio de Cobra? ¿Lo que se ha ganado la apertura de un expediente por encima de otros fenómenos paranormales como las prótesis capilares de Nicolas Cage (en preparación)? ¿Lo que hace devanarse los sesos a Iker Jiménez y compañía?. Debemos decir que, por desgracia, nosotros tampoco podemos explicarlo. Es por ello que pedimos ayuda a nuestros queridos lectores para ayudarnos a desentrañar el arcano.

Que alguien nos explique ¿cómo es posible que uno de LOS MEJORES CINCO DIÁLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE SALGA EN UNA PELÍCULA TAN CONDENADAMENTE MALA?

LUGAR: Un supermercado.

DELINCUENTE ARMADO: Mataré a estos, y luego volaré todo el local.

MARION COBRETTI AKA COBRA: Adelante. Yo nunca compro aquí.

9 comentario en “El expediente oculto: Cobra

  1. Joder, no me acordaba de que aquello era una cerilla aunque ahora mirando más detenidamente a Sly, ya me ha parecido que el palillo tenía algo raro. Hay que hacer revisión de Cobra YA.

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