20 de abril de 2024

El expediente oculto: El efecto Lugosi

Queridos amigos y amigas, hoy con motivo del estreno de The Expendables 2 regresamos a nuestra más absurda sección con un nuevo y magnífico misterio: asómense y comprueben el inexplicable encanto del efecto Lugosi.

Hollywood, tierra de lujos, tierra de oropeles, tierra de sueños y tierra de hipócritas. Tan pronto entierran en la miseria a sus criaturas como las elevan a los más altos altares: no es de extrañar que la mitad estén tarumbas y la otra mitad se dediquen a fundar productoras. Pero no vamos a hablar de las erráticas conductas de las estrellas, que ya habrá tiempo. Hoy nos atrevemos a mancharnos las manos en las ciénagas más asquerosillas para intentar llevar la luz al intrigante efecto Lugosi.

He muerto y he resucitado y en mis cenizas un blockbuster he plantado

Empecemos explicando la historia de Lázaro. ¿Os suena Lázaro? Es ese pavo de la Biblia que se muere y luego viene Jesucristo y le dice ¡levántante y anda!; y el tío resucita, claro (como para atreverse a no hacerlo). Pues con cierto sector de los actores hollywoodienses pasa más o menos lo mismo. Hablamos de esos galansotes y galansotas que se ganaron los garbanzos a golpe de pectorales/pechamentas al aire y que todo Hollywood denigró durante siglos. Para que de repente, ¡hop! se hagan viejunos para enseñar según que cosas y tienen que hacer algún papelín en que hacen lo que cualquier otro actor mediocre de Hollywood lleva haciendo durante siglos sin ningún reconocimiento.

Ricardo en plena acción mojabragas

Hablemos de Richard Canitas Gere. Ese apuesto hombre que hacía suspirar a la platea femenina y gay allá por los años 80 y 90. Algo soso, nuestro galán alcanzó sus máximas cotas de fama, lujo y esplendor como el novio de Julia Roberts en aquel alegato de la prostitución llamado Pretty Woman. Lo que siguió fue algo muy friki, una mezcolanza de pelis medio buenas con cutrethrillers de antena 3 de por la tarde con la estrella de moda e incluso ¡una peli japonesa! (no seáis burros, no estoy hablando de Hachiko). Su carrera derivó hacia terrenos tan anodinos como su persona tal y como era de preveer. Pero entonces ¡voilà! de pronto, de pronto, sale cantando (fatal, por cierto) en Chicago con una interpretación de lo más común y corriente y la crítica lo saluda con un rotundo: ¡Levántate y anda!. El efecto Lugosi no se hace de esperar y Richard Canitas Gere resucita para el cine siendo el mismo actor malo de siempre pero con el pelo más blanco.

Demi en su máximo esplendor y no precisamente interpretativo

Paradigma de la estrella estrellada y mil veces resucitada es Demi Moore una chica cuyo mayor logro actoral fue la convicción con que negó durante años que se había operado las domingas para hacer Striptease. Demi, sencillamente, es una actriz horrible que con el tiempo ha pasado a ser sólo mala. Entre su ojo chungo que no lo mueve y esa boquilla como finita y apretá la mujer resulta de lo más inexpresiva por lo que en tiempos mozos no llegó mucho más allá que icono sexual (ya ves tú) del momento y en algún momento que otro, icono combativo y polémico (G.I. Jane, la portada del Vanity Fair luciendo bombo, Una proposición indecente…como le gustan los fregaos a Demi). Con este historial no cabía más que imaginar un futuro algo tenebroso para Demi, pero el efecto Lugosi hace de las suyas y de repente vemos a la estrella de Striptease, Acoso y otras glorias cinematográficas ¡haciendo papeles de mujer seria con escote tapao!. Ver para creer.

«I’m disabled!»

Vale, no es exactamente el mismo caso. Pero el mundo todavía no da crédito al extraño asunto de Mark Wahlberg. Resumen de su carrera: Marky Mark + pollón falso = prestigio. ¿Alguien lo entiende? Yo no.

«Abre los morros so tonta, que en boca cerrada no entran Oscars»

Otro fragante Lugosi es sin duda el vomitivo Matthew Pechitos Mcconauji (o como se escriba). Pechitos se ha tirado el 80% de su carrera en plan galansote con el torso al viento y aunque le odiemos con fiera sinceridad, hay que decir que lo cortés no quita lo caliente y el torso era potente a la par que musculoso y fibrado. La trayectoria de Pechitos iba dejando mucho que desear en su tierna juventud: comedias románticas cutres, comedias de acción románticas cutres, un plagio de El submarino llamada U-571, un plagio de El show de Truman llamado Edtv y esa cosa de bomberos y dragones cuyo Nombre No Pronunciaré Aquí. Sus detractores nos frotábamos las manos ansiando el momento en que Pechitos desaparecería del mapa con sus grimosos gestos pero ¡hete aquí! que al cruzar la barrera de los cuarenta, nuestro amiguito hace dos chorraditas y como al pariente tonto al que se le aplaude cuando aprende a usar los cubiertos, ¡se le aplaude! ¡incluso se le alaba!. ¡El de la Rolling Stone dice que está soberbio en la nueva de Friedkin! ¿Es el fin del mundo? ¡No! ¡Es el efecto Lugosi!

Armados con el tacataca pero peligrosos todavía

Y para finalizar, seguimos sin poder cerrar la boca tras ver este poster de The Expendables 2 y contemplar…¡el efecto Lugosi multiplicado hasta el infinito!. En el que Rocky, Conan, Van Damme, Bruce Inserso Willis y joder hasta Chuck Norris participan de un retorno triunfal que tiene más nota en Filmaffinity que casi toda la mayor parte de la filmografía de estos héroes de la testosterona. Aturdidos por tales efluvios de desatado lugosianismo, nos sentimos aturdidos, enfermos, demenciales y un tanto dispépticos. Pero no os angustieis: como Richard, como Mel, como Kevin, como Demi…resucitaremos.

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