29 de marzo de 2024

Críticas: Lo mejor de Eva

Mariano Barroso contribuye con su última película a fomentar un deporte nacional: criticar al cine español. Aunque nuestro cine no está en la primera línea de fuego ni siquiera como competición deportiva, ahora que el ministerio de Cultura está en ese precioso pack 3×1 junto a Educación y Deporte, se empezarán a establecer odiosas comparaciones de nivel artístico, y no cabe duda que un regate de Iniesta es mucho más estético que un plano de Almodóvar, y que los sufridores atléticos pasamos más miedo viendo un partido en el Calderón que en una sala de cine en la que proyecten Los ojos de Julia. Una pena empezar así el año, más tras un 2011 en el que ha habido propuestas muy interesantes como Primos, No tengas miedo o Mientras duermes (ninguna de las tres han sido nominadas a los Goya).

Lo mejor de Eva contiene todos los clichés por los que se ha criticado el cine español en los últimos tiempos. Si hace 50 años el término «españolada» se refería a esas producciones folclóricas y realmente rancias, hoy en día esa misma denominación la podríamos usar hacia otro tipo de películas, aquellas que carecen de toda lógica argumental, que contienen escenas sexuales y que llegan a las pantallas únicamente por estar interpretadas por actores con cierto tirón popular, generalmente surgidos de series de televisión, algunos ejemplos destacables: No lo llames amor… llámalo X, XP3D o Mentiras y gordas.

En esta ocasión tenemos a Leonor Watling y a Miguel Ángel Silvestre como protagonistas, y el argumento es el siguiente: Eva (Leonor Watling) es una juez realmente rigurosa, o eso nos dice la voz en off, que está traumatizada porque su padre le obligó a llevar esa carrera y a consecuencia de ello es una frígida y no ha tenido nunca pareja, cosa que también nos dice el off de apertura, y que se enfrenta a su primer caso de homicidio. La víctima es una chica de Europa del este, el principal sospechoso un poderoso empresario malo malísimo (Helio Pedregal), y el testigo para sacar el caso adelante es Rocco (Miguel Ángel Silvestre), un gigoló, no podría ser de otra manera con ese nombre, que dice ser el novio de la víctima. Él no le resolverá el caso, porque todo lo que cuenta es mentira, claro, pero sí le hace ver que no es tan frígida como ella pensaba.

Sí, efectivamente, lo habéis adivinado: Leonor Watling vuelve a obsequiarnos con sus pechos. A ella y a Elena Anaya las hemos visto más veces desnudas que a nuestras novias o mujeres, si apareciesen en nuestra cama serían casi como una más en la familia. Claro que para satisfacer a todos los públicos posibles, Miguel Ángel Silvestre también tiene sus momentos de enseñar cacho, faltaría más. Sus desnudos son equitativos, al igual que sus niveles interpretativos: ninguno de los dos logra transmitir ni el mínimo ápice de emoción, es imposible creerse nada de lo que te cuentan.

Como decíamos, la «españolada» actual también se define por esa carencia de lógica en todo lo que sucede. El guión de Mariano Barroso y Alejandro Hernández da todo un clinic sobre cómo confundir el recurso de la licencia poética con el poder hacer lo que te venga en gana: pocas veces se había visto a una juez ir a una piscina a ver como nada el testigo de su caso, o invitarle a cenar, o ir a la casa del sospechoso del asesinato y darle un regalo a su hijo… y así un sinfín de escenas.

También hay un grave problema tonal, la faceta de la interpretación está muy descuidada, lo que hace decaer todo el aspecto dramático de la película, es muy complicado empatizar con los protagonistas debido a esa inverosimilitud. Pero el problema también está en la narración en sí misma, primero por tener que recurrir constantemente al diálogo para transmitir los sentimientos de los personajes, y en segundo lugar tampoco es lo suficientemente imprevisible para ser un thriller, que es el camino que parece querer seguir el guión. No se genera una emoción de suspense y de interés sobre el devenir de la historia sino que los giros de guión se producen de forma abrupta e incoherente, recurramos al consejo del maestro del suspense como colofón: el primer trabajo es crear la emoción y el segundo preservarla.

6 comentario en “Críticas: Lo mejor de Eva

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