13 de noviembre de 2024

Críticas: En tierra de sangre y miel

Angelina Jolie demuestra su versaltilidad ejerciendo de productora, directora y guionista en este drama romántico ambientado en la Guerra de los Balcanes.

Las labores como embajadora de buena voluntad de la ONU han servido a Angelina Jolie, aparte de para protagonizar incontables portadas del Hola! luciendo un look de reina mora, para viajar a sitios como Bosnia-Herzegovina donde poder observar de primera mano las reminiscencias de los campos de refugiados que aún existen desde la guerra acontecida en los Balcanes. Además de conseguir que el gobierno de EE.UU. pusiera 600.000 dólares para construir un edificio para los refugiados (al más puro estilo Bienvenido Mister Marshall) y dar de comer a su horda de churumbeles, a Jolie se le ocurrió durante el viaje la idea de escribir un guión que contara una historia de amor en tiempos de guerra.

Como Angelina es una mujer muy organizada, a los pocos meses ya circulaba un guión firmado de su puño y letra que empezó llamándose algo así como «Historia de amor sin título en Bosnia» («Untitled Bosnian Love Story») y que sería la primera versión del guión de un proyecto que ha estado desde sus inicios rodeado por la polémica, siendo atacada por todos los flancos: los serbios se negaban  a dejar rodar en su territorio oliéndose la enésima película extranjera en la que ellos iban a ser pintados como los malos malísimos, y las victimas de agresiones sexuales durante la guerra pusieron el grito en el cielo al enterarse de que la película trataba sobre una mujer que se enamoraba de su violador. El rodaje tuvo amenazas de parón, pero Jolie capeó el temporal presentado el guión en el Ministerio de Cultura de Bosnia, que dejó claro que ni unos ni otros tenían de que preocuparse. Un año después llega por fin a nuestras pantallas En tierra de sangre y miel, que se presentará en la sección oficial de la próxima edición de la Berlinale y a la que parte de la crítica española, incluida Cinema ad hoc, ya ha tenido acceso.

Con la Guerra de Bosnia, que destrozó la región de los Balcanes en la década de los 90, como telón de fondo, En tierra de sangre y miel cuenta la historia de Danijel (Goran Kostic) y Ajla (Zana Marjanovic). Danijel, agente de policía serbobosnio, y Ajla, artista bosnia musulmana, están juntos antes de que estalle la guerra, pero todo cambia cuando el país se sume en la violencia. Meses después, Danijel sirve a las órdenes de su padre, el general Nebojsa Vukojevich (Rade Šerbedžija, eterno villano de Hollywood), como oficial del Ejército serbobosnio. Ajla y él vuelven a verse las caras cuando tropas a las órdenes de Danijel se la llevan del apartamento que comparte con su hermana, Lejla (Vanesa Glodjo), y el hijo pequeño de esta. Al adueñarse el conflicto de sus vidas, su relación cambia, sus motivos y el vínculo que los une se vuelven ambiguos y sus lealtades se vuelven inciertas

Jolie escoge una dirección clásica, sin histrionismos, optando por un tono realista acertado en relación a los acontecimientos que se narran. La actriz reconvertida a directora se borra de la película muy inteligentemente, dejando que la historia hable por sí misma. Jolie parece tener perspectiva para mostrar la desolación en su vertiente más humana, sin artificios de cámara que emborronen el contenido. En tierra de sangre y miel está compuesta por un equipo enteramente americano (salvo los actores), pero la película tiene un cierto tono europeo que recuerda a películas como La vida de los otros (Von Donnersmarck, 2006). Que nadie espere nada parecido al estilo de los grandes directores yugoslavos (para más información sobre cine balcánico contactar con nuestro experto Sarajeski) porque se llevará un chasco.

Lamentablemente la historia le deja a uno con ganas de más, puesto que la trama central a veces empaña en demasía la visión del conflicto, que es lo que realmente interesa. Y no porque la historia de amor no sea atrayente, todo lo contrario. La relación entre los dos protagonistas cambia tan a menudo de la confianza al miedo, de la locura al cinismo, del amor al odio, que uno no puede a veces más que encandilarse con la perturbación que supone dormir con tu enemigo. Lo malo es que posee un dramatismo tan alto que no deja ver más allá de ella. La película funciona tan bien como historia de amor como mal explicando el conflicto bélico. En tierra de sangre y miel podría haber estado ambientada en otra guerra, en otro tiempo, en otro lugar, y nadie se habría dado cuenta.

Y en esto la película no cumple y más teniendo en cuenta que era el objetivo principal de su directora y guionista según declaraciones de ella misma: «Quería hacer una película que expresara, de manera artística, mis frustraciones con la incapacidad de la comunidad internacional a la hora de intervenir en conflictos en el momento oportuno y de manera eficaz. También quería explorar y comprender la Guerra de Bosnia, así como cuestiones más generales, como las mujeres en los conflictos, la violencia sexual, la responsabilidad por los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad y el desafío de la reconciliación. Fue la guerra más letal que se haya producido en Europa desde la II Guerra Mundial, pero a veces la gente se olvida de la terrible violencia sucedida en nuestros tiempos, en nuestra generación, a nuestra generación»

Nada de esto logra expresarse con claridad en el film a excepción de la brutalidad con la que se cometieron agresiones sexuales durante todo el conflicto, siendo la primera vez que fueron consideradas crímenes de guerra. Salvo este hecho, muy bien llevado a través de las mujeres que sirven en el cuartel del ejército serbio, la cosa queda en una perturbadora historia de amor que lleva al límite las relaciones personales de sus protagonistas y que hace pensar si la palabra «amor» está correctamente definida en el diccionario.

En definitiva, una grata sorpresa dramáticamente fallida que hace esperar mucho de sus próximos proyectos. Si ha sido capaz de escribir y dirigir un largometraje como éste sin haber tenido experiencia previa en ninguno de los dos campos, ¿qué podría hacer la madre más todotorreno de Hollywood con un poco de bagaje? Y no seré yo el que insinúe que igual algún negro le ha ayudado en esta película… ups, creo que ya lo hice.

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