John Hillcoat con Shia LaBeouf, Jessica Chastain y el resto del equipo de Lawless.
John Hillcoat presentaba ayer en Cannes Lawless (no confundir con la peli de Malick del mismo título y aún sin fecha de estreno), una recreación personal de los Estados Unidos durante la Ley Seca, y el rumano Cristian Mungiu Beyond the Hills, un drama con elementos religiosos y migratorios. Veamos cómo fueron recibidas:
Hillcoat crea una ambientación notable de esos paisajes y esa época. (…) Es una película realizada con nervio, diálogos trabajados, imágenes potentes y buenos actores pero a la que le falta algo para convertirse en la película definitiva sobre la Ley Seca. Se ve y se escucha con interés, pero la huella que deja se evapora pronto.
Lo que cuenta Mungiu es intenso y trágico, pero también espeso y fatigosamente repetitivo. Te contagia el malestar y el miedo durante un rato, pero el problema es que su historia dura innecesariamente 150 minutos y a partir de la primera hora ese retrato del dolor y del paroxismo se te hace eterno.
Jessica Chastain se desnuda en Lawless y el mundo empieza a tener sentido. (La película) no entusiasma, tampoco molesta. Todo ello demasiado ajustado a razones, demasiado calculado, demasiado perfecto.
El problema consiste en que el director se muestra de principio a fin inmisericorde con el espectador. En las dos horas y media largas que dura la cinta, cada plano-secuencia está ahí para recordarnos que detrás hay un autor o, mejor, un AUTOR, con mayúsculas. Lo que en su trabajo anterior era naturalidad, aquí se antoja de un autoindulgencia que abruma. De lo que adolece Beyond the hills es de argumentos suficientes para conseguir que la historia avance más allá de la repetición de los mismos gestos, los mismos diálogos, idéntica desesperación.
En la película de John Hillcoat, en cambio, tanto la apatía como el rigor dejaban paso a una agitación y a una locuacidad narrativa que compensaba esa falta. Una película llena de perfiles, personajes, de acciones y reacciones, de brutalidad y de cierto tono nostálgico impregnado de leyenda. Hillcoat traza el guión con Nick Cave y lo hacen de tal modo que la película quede más entretenida y potente que real y rigurosa. Hay humor, y una buena interpretación de Shia LaBeouf y Tom Hardy, algún momento de Gary Oldman, la claridad de Jessica Chastain y Mia Wasikowska y un argumento que se sigue animadamente, aunque esté salpicado de violencia y de épica algo ingenua.
Más allá de las colinas es, en realidad, mucho más allá de las colinas: se va lentamente hasta los ciento cincuenta minutos de esos premiosos. Lo cierto es que produce más perplejidad y desasosiego que emoción, aunque es sin duda una película muy, muy rigurosa, ese calificativo que en la bolsa del cine fetén cotiza como una gran petrolera.
Hillcoat no es un cineasta transgresor: se conforma con mirarse en el espejo de Bonnie & Clyde, con filmar la violencia sin ponerse una venda y con introducir alguna nota de color para animar el cotarro. Por mucho que diga Hillcoat que le interesaba retratar la América de los años veinte como reflejo de la de ahora mismo, su película sólo funciona como aplicado ejercicio de género.
La precisión milimétrica de su anterior largometraje, auténtica lección de cómo dominar el «tempo» dramático de la escena, se transforma aquí en divagación panorámica y elogio de la repetición. Si la repetición inútil forma parte del drama de los personajes, Mungiu fracasa a la hora de hacerla emerger de forma natural: la pesadez elefantiásica de la película parece fruto de un gratuito acto de autoindulgencia, como si el cineasta pensara que, apabullando al público, se ganara su respeto.
Trailer de Lawless de John Hillcoat: