26 de abril de 2024

Críticas: A Roma con amor

Nuestro Alfie particular nos manda desde su «retiro» norteamericano la reseña de lo nuevo de Woody.

Pues no, lamentablemente, y despejando la duda que lanzábamos al estrenar el tráiler, To Rome With Love no alcanza el nivel de Midnight in Paris. El retrato displicente, encantador y brillante de ese escritor americano que recorre la París bohème en busca de la inspiración literaria, queda muy lejos de esta nueva entrega del Woody’s European Tour. Allen vuelve a la dinámica turística que ya viéramos en Vicky Cristina Barcelona y en la que el entorno, los decorados naturales que le proporcionan las ciudades de la vieja Europa, le ciegan a la hora de hacer lo que mejor sabe: divertir al espectador hasta el infinito mientras relata historias neuróticas llenas a partes iguales de caos y dramatismo.

El comienzo quizás sea lo mejor. Prometedor, divertido por momentos, fresco y que sirve para la presentación de las cuatro historias que se desarrollarán durante el film: dos protagonizadas por romanos y otras dos por turistas americanos. En la primera Roberto Benigni da vida a Leopoldo, un romano medio, aburrido, monótono, cuyo despertador suena todos los días a las siete para ir a una oficina que odia y de la que sólo escapa para saciar su hambre cinéfila. De la noche a la mañana, Leopoldo se convertirá en un icono mediático y estrella de alfombra roja y que probará sorprendido las mieles y miserias de un mundo rosa que Allen despelleja sin piedad alguna. En la segunda historia, Jack (Jesse Eisenberg), un estudiante de arquitectura americano, se ve involucrado en un triángulo amoroso cuando la mejor amiga de su pareja, la encantadora y a la vez desequilibrada Monica (Ellen Page), visita a ambos en la ciudad eterna. Para luchar contra la irresistible infidelidad, Jack contará con los consejos de John (Alec Baldwin), un exitoso arquitecto que, como él, maduró, estudió y vivió a las orillas del Tíber. Estas dos historias puede que sean las más anárquicas de las cuatro. En ellas, Allen introduce libremente elementos irreales o situaciones a las que no da explicación para presentarnos, por un lado, una crítica salvaje al mundo de la farándula y por otro, su ya clásica historia de infidelidades en donde ellos no pueden tener su bragueta cerrada y ellas mueren por seducir y ser seducidas.

Las otras dos historias tienen protagonistas absolutos. Una es Penélope Cruz interpretando a una prostituta que, de una manera casual, se ve en medio de una pareja de provincias que ha viajado a Roma a conocer a la familia del novio y hacer contactos para su futuro profesional. Con un solvente italiano, Pe da una lección de como una se ha de recuperar de un embarazo. Que es lo más deseado del film, aparte de querer darte una vuelta por Roma, está fuera de toda duda. La cámara de Allen ya la conoce y parece que la quiere, así que su aparición, en un papel, eso sí, sin demasiada trascendencia, ameniza y de que manera las casi dos horas de metraje. La última historia la protagoniza Allen, interpretando a Jerry, un agente de discográfica jubilado y padre de una chica americana que vive en la ciudad eterna en donde se ha enamorado de un apuesto romano. Su llegada a la capital italiana, sus apariciones ya desde el avión y su empeño de hacer de su consuegro, enorme voz en la ducha y desastrosa en público, una estrella de la ópera arrancan, como siempre, las carcajadas del público que espera ansioso, como siempre, para ver como el tipo de gafas grandes y pantalones en la axila diserta sobre lo divino y lo humano.

Lo cierto es que To Rome with Love parecen ser unas vacaciones pagadas en donde lo importante no es el fondo sino las formas; formas de una ciudad maravillosa, escenario de obras irrepetibles, y cuyo aroma, y eso si se transmite perfectamente, encanta a la cámara de Allen. De rodaje distendido, de recuperación de embarazos, de cine anti estrés… este es el nuevo film de Woody, un genio que se dedica ahora al retiro turístico, salvo puntuales excepciones donde vuelve a sacar su magia creativa (Midnight in Paris, Match Point), dejando ya muy lejos los incipientes setentas, los maravillosos ochentas y los poco valorados noventas. El Woody’s European Tour sigue adelante. Próxima parada…

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