11 de diciembre de 2024

Sarajevo Film Festival: Días 4 y 5

Volvemos la vista atrás recuperando lo mejor del cuarto y del quinto día del festival.

Primero toca hablar del pase de prensa de la turca Present Tense. La verdad es que las personas que se han desplazado del equipo, directora, productor y las dos actrices principales, se dejan querer; no es difícil verlas asistir a las proyecciones, a las charlas o encontrándotelas tranquilamente paseando por Sarajevo.

En la rueda de prensa quedó claro que era un proyecto que tanto el productor, también coguionista, y la directora tenían en mente desde hacía tiempo; la abuela de la cineasta había trabajado leyendo el futuro en los posos de café y enseñó de pequeña a su nieta. Así mismo el equipo era mínimo con 10 personas como máximo en el plató. Para la directora, en Turquía nadie cree realmente en los adivinadores, tan sólo es otra forma más de charlar y tomar un café. Quería usar este mundo que ella conocía para hablar de la gente absorta en sus sueños y que no ven venir el futuro ni viven el presente, un poco, según ella, como está ahora mismo parte de la sociedad turca. También nos explicó que el director de fotografía venía del mundo del documental y eso ayudó en buena medida a sus intenciones.

Ahora vamos con las dos películas balcánicas que se pudieron ver ese día.

Mirza Delibasic – Legenda (2011, Miro Benkovic)

El documental sobre la figura del jugador de baloncesto bosnio que estuvo dos temporadas en el Real Madrid allá a principios de los años ochenta es un desastre. No me gusta hacer sangre, es fácil pero no sirve de nada ni ayuda al lector a entender mucho de una obra, pero lo cierto es que no hay por donde cogerlo. No hay ritmo, los cortes son desastrosos y todo tiene un tufillo a un montaje de hace 40 años de documental yugoslavo socialista que tira para atrás.

Por otro lado el documental sigue la vida profesional del llamado Mago Blanco y aquí reside el único interés, por lo que si te gusta el deporte de canasto puedes estar interesado en echarle un vistazo. Los otros aspectos, como el personal, están harto descuidados y sólo sabemos que era una buena persona porque todo el mundo dice que era una buena persona.

Olvidable.

Death of a Man in Balkans (2012, Miroslav Momcilovic)

La película fue proyectada en el Open Air Cinema, delante de miles de personas que abarrotaban el lugar. Yo mismo tuve que sentarme en las escaleras de acceso a los focos. así que es un buen momento para poner una de esas expresiones que siempre he querido escribir. No cabía ni un alfiler.

A su director, Miroslav Momcilovic, ya le tenía echado el ojo desde su interesante ópera prima Seven and Half, historia con los siete pecados capitales como telón de fondo en el Belgrado contemporáneo.

Death of a Man in Balkans es una cinta interesante desde su planteamiento formal, que es lo primero que llama la atención; es un plano secuencia de 80 minutos, fijo, salvo un breve instante que sucede un pequeño paneo lateral para volver a su posición inicial de manera casi inmediata. Lo que acontece podría resumirse en el camarote de los hermanos Marx versión serbia.

Un vecino se ha quitado la vida y al lugar van llegando los vecinos, el enterrador, un pizzero, un vendedor de pisos, la policía o los servicios de emergencia. Todos se desenvuelven con hipocresía, mostrando una sociedad enferma donde las relaciones están envenenadas. Pero ¿qué se puede esperar de un país donde el primero en llegar es el enterrador? Así mismo los personajes son cutres y casposillos, provocando la sonrisa en el espectador con un humor ligero no exento de cierta mala leche. pero ante todo son personajes de dos caras, hipócritas para con el fallecido, lo mismo lamentan su muerte como al instante siguiente están repartiéndose sus posesiones o haciendo comentarios de su supuesta orientación sexual con el cadáver todavía caliente. Porque el cadáver esta siempre en escena aunque nunca lo vemos.

Hay momentos de surrealismo puro que son lo mejor de la función. También ayuda que cada actor interpreta su rol de maravilla. No obstante la imposición formal condena al relato a un planteamiento puramente teatral. Su creador nunca huye de ello; es el camino que ha escogido y sea peor o mejor no lo traiciona.

Tal vez se echa en falta más humor negro con todo lo que acontece, la historia daba para ello. Miroslav parece conformarse en este aspecto con crear una sonrisa en el espectador y la historia no acaba siendo ese análisis de la sociedad serbia que podría haber sido. Tan sólo es un divertimiento pasajero, ligero y sin hacer demasiada sangre. Y es una lástima.

Su director consiguió el aplauso del público en una sentida ovación final. 4,70 sobre 5 tenía al día siguiente en el top 5 del público. Pero claro, eso fue antes de que se proyectara Intocable en el mismo cine de verano y acabara con un 4,97. A ver quién tiene cojones de superar eso.

En definitiva, interesante película a la que le echo en falta algo más de mordiente y crueldad, pero no por ello deja de ser una rareza recomendable de ver.

Paradise: Love (2012, Ulrich Seidl)

Paradise: Love viene acompañada de la polémica tras su paso en Cannes, donde la crítica se mostró especialmente dividida.

La película comienza extraordinariamente bien, con un humor seco y negro que le viene de maravilla. La cosa va de turismo a Kenia y sus playas y desde el primer momento queda claro que la mirada de la cámara no es nada complaciente ni con la protagonista ni con el resto de turistas, que ejercen en el país africano una nueva forma de colonialismo basado en la explotación sexual no exenta de humillación. Porque esas cincuentonas austriacas van a Kenya a mojar con los chavales de la playa, no hay otra.

La evolución del personaje va desde la auto-negación de sus impulsos a la humillación más absoluta hacia la gente del lugar, pasando por diversos estados y por diversos chicos. Es esto lo que termina hundiendo el relato, la sobreexplotación del mismo recurso y el gusto por el subrayado acaban bordeando la pornografía moral que hasta entonces se había mantenido equidistante entre su mirada desprovista de pudor pero en cierta manera respetuosa y su denuncia. Al final las ganas por provocar la indignación del público arruinan en buena medida lo acontecido. Una autentica lástima, aunque no se pueda decir que no sea una obra recomendable, con sus buenas intenciones fallidas y sus aciertos, que se encuentran en su primera parte y en su humor, que por otro lado va desapareciendo poco a poco.

Ahora tocaría hablar de Love y de Haneke, pero eso lo dejo para mañana en una reseña propia, que si no Talamasca me capa.

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