23 de abril de 2024

El camino a los Oscars (I)

Nuestro amigo McTeague nos trae, como cada año, sus predicciones para los favoritos a ganar la dorada estatuilla.

Yo me considero un cinéfilo serio, que ama a Ozu, a Wilder, a Ford, a Dreyer o a Tarkovsky, e incluso a Tarr o Weerasethakul. Y sin embargo, aquí me tienen, un año más relamiéndome de gusto de poder hablar de la inanidad suprema de los Oscars. Y es que, qué placer es dejarse caer en esta tentación tan boba de querer predecir premios. Debe de ser que como no juego quinielas de fútbol, por algún lado tiene que salirme el ludópata en potencia que todos llevamos dentro.

Pues bien, como el año pasado, y si os parece, empezamos analizando la carrera por el Oscar a la mejor película, y en días sucesivos las carreras de los actores, la de directores y el resto de la pedrea.

MEJOR PELÍCULA

Lo primero que llama la atención este año es la cantidad de pesos pesados que los estudios han reservado para el final finalísimo del año y que, por tanto, nadie ha visto y nos descuajeringan las predicciones; normalmente hay dos o tres películas gordas que nadie ve hasta diciembre, pero este año tenemos Los Miserables (Hooper), Django Unchained (Tarantino), Zero Dark Thirty (Bigelow), El Hobbit (Jackson) y Promised Land (Van Sant en plan clásico y no experimental).

Esto cuenta lo suyo, porque llevamos una racha ya larga en la que las películas ganadoras son películas más o menos pequeñas que se van haciendo un hueco en los corazones de crítica y público desde el circuito de festivales (de Sundance al principio del año al festival de Nueva York al final) y que la crítica y gran parte del público ya han visto cuando llega octubre. Desde los años 2002 y 2003, con las victorias de Chicago y El retorno del rey, no ha ganado el Oscar una película de esas que se estrenan en diciembre y todo el mundo teme como ganadoras desde que el proyecto se anuncia (en 2004 Million Dollar Baby también se estrenó en el último minuto, pero fue una sorpresa acabada por Eastwood antes de lo previsto). Por eso, parece como si este año los grandes estudios estuvieran dando un puñetazo sobre la mesa y diciendo “este año ganamos nosotros”.

De momento tienen la ventaja de que este año las películas como Slumdog Millionaire o The Artist, queridas por el público y la crítica, parecen un poco más ligeras de lo normal como para llevarse el premio gordo. Tenemos así nuestras dos primeras candidatas, Argo Silver Linings Playbook.

La primera es la tercera película dirigida por Ben Affleck, que ya consiguió nominaciones de pedrea por Adiós, pequeña, adiós, estuvo muy cerca de la nominación gorda por The Town, y ahora recibe las mejores críticas de su carrera y al parecer la reacción entusiasta del público del festival de Toronto y otros festivales. Si a eso le unimos un potente cast de veteranos y un tema supuestamente más “importante” que el de sus anteriores obras (intervenciones norteamericanas en Oriente Medio), tenemos una nominada casi segura.

Y en un principio hasta pareció que sería nuestra ganadora, pero el festival de Toronto se guardaba un as en la manga: Silver Linings Playbook, el regreso de David O’Russell tras The Fighter, recibió aún mejores críticas, generó aún más entusiasmo, nos dio a la muy posible ganadora del Oscar a mejor actriz (Jennifer Lawrence) y acabó ganado el premio del público del festival (también ganado en otras ocasiones por Slumdog Millionaire o El discurso del rey). Es un drama cómico o una comedia dramática sobre gente deprimida o con problemas mentales, y Harvey Weinstein está detrás de ella, luego la nominación está garantizada. Algunos están siendo tan entusiastas con ella que a ratos parece que será la ganadora, pero no nos precipitemos: los dramas/comedias familiares no ganan casi nunca, como ya dijimos el año pasado a propósito de Los descendientes. En el 83 tuvimos La fuerza del cariño, en el 99 American Beauty, quizá ya sea el momento de que caiga otro, pero la verdad, esta película de título imposible parece una American Beauty menor, y este año parece tener más pesos pesados que 1999. Y además, me cuesta creer que Weinstein vaya a ganar tres años consecutivos (suyas, como distribuidor en USA y director de sus respectivas campañas al Oscar, eran El discurso del rey y The Artist).

De entre las dos, Argo huele más a ganadora, pero no deja de ser revelador el hecho de que, de tres festivales en los que ha competido, en los tres haya perdido el premio del público, en dos ocasiones (Toronto y Hamptons) frente a Silver Linings Playbook, y en San Sebastián frente a The Sessions. No nos equivoquemos, Argo puede ser nuestra ganadora, pero de entrada parece una favorita menos fuerte que anteriores ganadoras, abriendo la puerta a la posible victoria de las películas que lleguen en diciembre.

Antes de estas dos el festival más tempranero, Sundance, ya nos había dado un primer contendiente, con pocas posibilidades de ganar pero bastantes de estar nominado: Beasts of the Southern Wild, fábula  en clave de realismo mágico sobre la vida en los pantanos del sur de USA, con referencias a la situación post-Katrina. Causó sensación de nuevo en su estreno en Cannes y, en definitiva, aunque tiene sus detractores, quienes aman la película, la adoran. Y entre ellos está la poderosa Oprah Winfrey, cuyo apoyo a una película suele ser decisivo, y ya ha empezado a hacer campaña por ella y por su protagonista, la niña de 8 años Quvenzhané Wallis (probable candidata al Oscar a mejor actriz principal). El escaso éxito en taquilla, sin embargo, la perjudica.

Sundance también nos dejó Las sesiones, drama con toques humorísticos basado en la historia real de un hombre aquejado de polio (John Hawkes) que lucha por su derecho a… echar un casquete antes de morir o degenerar más. Para lo cual pide ayuda a Helen Hunt. La película parece encantar al público (premio del público en San Sebastián por encima de Argo o Lo Imposible) y tiene muy buenas críticas. Y además Hawkes y Hunt suenan muy, muy fuerte para estar nominados (y Hawkes hasta podría ganar). Sin embargo casi todos coinciden en que todo es un poco demasiado ligero y demasiado sexual para el Oscar. Como otras que pueden o no estar nominadas, dependerá de los números que haga en taquilla y la popularidad real que demuestre.

Posteriormente Venecia estrenó The Master, y con críticas tan buenas, Harvey Weinstein detrás (sí, de nuevo él), y el prestigio de su director y actores (entre Anderson, Phoenix, Adams y Hoffmann suman 13 nominaciones anteriores) es muy posible que esté nominada. Sin embargo, ha habido algunas voces disidentes de cierta importancia (a Roger Ebert no le gustó) y el público se ha quejado mucho de su aparente falta de pulso narrativo e incluso de propósito, hasta el punto de que la película ha perdido dinero en la taquilla americana. Parece, desde luego, una película demasiado anticonvencional para la Academia, lo cual no ha impedido en otras ocasiones la nominación (el año pasado El árbol de la vida, sin ir más lejos), pero este año es más duro, está más cargado de candidatos convencionales, y además Harvey tiene otras criaturas que mimar, como la ya mencionada Silver Linings Playbook o el Django Unchained de Tarantino.

Y volviendo a Toronto, su festival nos ha dejado, además de Argo y Silver Linings Playbook, una tercera sorpresa muy agradable para el cine patrio: Lo imposible, de Juan Antonio Bayona, que ya conoce todo el mundo. Acapara críticas desaforadamente buenas (junto con otras más negativas), y parece ser (aún no he podido verla) uno de los “tear-jerkers” más emocionantes y efectivos en años, además de retratar el momento del tsunami con escalofriante realismo. Está por ver si el público americano acude a las taquillas y si las restantes críticas son tan buenas como las iniciales (que no parece muy probable), pero de momento, parece que por una vez (junto a Midnight in Paris de coproducción nacional) una producción española (aunque rodada en inglés) puede acercarse a la categoría reina de los Oscars, aunque con lo atestado que está el patio tampoco sus posibilidades son enormes.

Y por último el festival de Nueva York desveló recientemente tres secretos bien guardados:

La vida de Pi, de Ang Lee, adaptación del libro de Yann Martel considerado inadaptable, ha sido un triunfo. Entre los críticos más “mainstream”, de acuerdo, pero esos son los más cercanos al gusto hollywoodiense, y esos son los que la han llamado cosas como la mejor o al menos la más conmovedora película de Ang Lee, una mezcla de Titanic con Slumdog Millionaire, una orgía visual deslumbrante, y cosas así. Hablamos de Ang Lee: tres películas nominadas a mejor película extranjera y una victoria, tres películas nominadas a mejor película y la derrota más comentada y discutida de los últimos 30 o 40 años. Un Oscar a mejor director de dos nominaciones. En fin, alguien que cuando da en la diana, da en la diana, y parece que ha vuelto a dar. Si la película es un festín de sentimientos y un festín visual estará nominada, y hasta puede ganar (le deben a Lee un Oscar a mejor película), pero los elementos medio fantásticos y juveniles de la historia pueden restarle importancia aparente a los ojos de una Academia que casi siempre ha recelado de la fantasía, por mucho que encierre muchas ideas mucho más profundas y adultas que los dramas realistas que prefiere premiar.

Lincoln, de Spielberg, es la típica película que todo el mundo sabe que va a estar nominada independientemente de cómo sea. Porque, seamos claros, todos sabemos que El imperio del sol y Amistad, los dos únicos dramas históricos de Spielberg que no fueron nominados a mejor película, habrían estado nominados con las reglas actuales que permiten hasta 10 nominados. Como muestra un botón: War Horse el año pasado, que probablemente era la séptima en discordia y no habría sido nominada en los años de cinco nominados, y sí estuvo nominada el año pasado pese a críticas tibias. Pero es que además esta vez sí tiene críticas muy buenas. Quizá no tan buenas como para ganar el Oscar, pero sí como para estar nominado. Él, la película, y varios de sus actores.

Y por último Flight, el regreso de Robert Zemeckis al drama de carne y hueso. Se rumoreaba que era uno de los mejores guiones que han rodado últimamente por los despachos de Hollywood y que Denzel Washington, en el papel de un piloto que hace algo heroico pero tiene mucho que ocultar, daba una de las mejores interpretaciones de su ya de por sí muy prestigiosa y laureada carrera. Las críticas han sido buenas pero no excelentes ni unánimes (aunque sí se han deshecho en elogios con Washington). Es la típica película que se colaría de relleno en un año más flojito, pero que este año puede tener problemas. Si Washington se convierte en el favorito para el Oscar a mejor actor y la película tiene éxito en la taquilla, ambas cosas posibles, la película podrá estar nominada, pero en ningún caso ganará.

En definitiva, que de lo ya estrenado varias suenan a nominadas con poca posibilidad de ganar, con posibilidades de ganar pero con pequeños detalles en su contra, Argo, La vida de Pi y Silver Linings Playbook. Y otras suenan a nominadas, con menos posibilidades de ganar: Lincoln, The Master, Beasts of the Southern Wild, y en menor medida Lo imposible y The Sessions. En mucha menor medida Flight.

Por lo demás, es absurdo tratar de juzgar las oportunidades de las películas no vistas, pero en eso está parte de la gracia de predecir y apostar, así que me mojaré, admitiendo que mi intuición puede ser tan mala como la de cualquier otro: pienso que Zero Dark Thirty, sobre la caza y captura de Bin Laden, con la Bigelow volviendo a las batallas de Oriente Medio tan pronto después de En tierra hostil puede dar sensación de “ya visto” (aunque el trailer no tiene mala pinta y nunca hay que menospreciar la capacidad de los americanos de cegarse por las películas que ensalzan sus gestas, incluso aunque tengan, o no, su lado crítico), y pienso que muchos que no sean fans acérrimos y veinteañeros de la trilogía Tolkieniana de Jackson están hasta el gorro de elfos como para volver a apostar tan fuerte por el mundo de El Hobbit (mundo que a mí personalmente me apasiona, el de Tolkien, no el de Jackson, pero pienso que es un fenómeno que, de cara a los Oscars, ya ha pasado). Así que de un plumazo me quito dos. De la de Van Sant, Promised Land, no tengo ni idea de qué pensar, pero no suena nada mal aunque demasiado íntima y ligera en un año que ya tiene sus favoritas en este terreno. Luego me la quito también. Y así me quedan Tarantino (cuyo Django Unchained me parece que tiene una pinta estupenda, y pienso que los críticos ayudarán a que se cuele entre las nominadas) y Hooper, mi ciega apuesta de ciego enamorado, porque Los miserables es la película que he querido ver desde que vi el musical sobre las tablas allá por 1993. Apuesta ciega, pero al fin y el cabo el material es puro cebo para la Academia: temas importantes (pobreza, revoluciones, sacrificio, ley contra moral…) tratados con la emoción por delante (es el musical con el que hasta los más acérrimos enemigos del género se emocionan), de la manera más espectacular posible y con papeles jugosos e importantes para al menos 8 o 9 actores (no olvidemos que la rama más numerosa de votantes es la de los actores, y estos siempre votan por las películas que les dan trabajo y les permiten lucirse).

Caídas en combate: El caballero oscuro: La leyenda renace (aunque sólo fuera porque ya decir el título se llevaría la mitad del tiempo de la ceremonia, pero también porque la sensación que, justa o injustamente, ha prevalecido es la de ligera decepción); Anna Karenina (críticas muy tibias, y hasta las buenas hablan sin embargo de frialdad emocional); To the Wonder (las peores críticas de la carrera de Malick y estreno pospuesto a 2013); Hyde Park on Hudson (aparentemente demasiado inane); y Cloud Atlas (críticas nada buenas).

También probablemente caída en combate, tristemente, Moonrise Kingdom, que a mí me gusta muchísimo. Su pequeño pero sonado éxito en verano y su inesperada capacidad para gustar incluso a los muchos detractores de Wes Anderson la pusieron en el mapa, ya que a la Academia le gusta incluir una película indie si ha tenido éxito y buenas críticas, y más ahora que tiene hasta diez huecos. Pero el año ha resultado estar saturado, tanto de grandes películas de estudio como de dramas, comedias y dramedias íntimas y con encanto. Incluso una de sus bazas más fuertes, ese elenco lleno de nombres prestigiosos que parecía destinado a conseguir una nominación del Sindicato de Actores al mejor elenco (nominación que a menudo se corresponde con una nominación al Oscar a mejor película), parece ahora destinado a no comerse una rosca, cuando casi todas las películas vistas y por ver tienen casts enormes llenos de nombres prestigiosos y con más posibilidades de cara al Oscar (Los miserables, Argo, Lincoln, Django Unchained, Silver Linings Playbook, Zero Dark Thirty…).

Posibilidad bien lejana pero no del todo despreciable: Amour, de Haneke. Quién sabe, pero si Nader y Simin no lo consiguió el año pasado…

Y mi quiniela personal a día de hoy, en orden de probabilidad, en mi opinión de conseguir la nominación (no de ganar), y prediciendo que el número de nominados será 9 otra vez (¡el año pasado acerté!):

  1. Argo
  2. Silver Linings Playbook
  3. La vida de Pi
  4. Lincoln
  5. Los miserables
  6. Beasts of the Southern Wild
  7. Django Unchained
  8. The Master
  9. Lo imposible
—- Y las posibles reservas:
  1. Las sesiones
  2. Zero Dark Thirty
  3. Promised Land
  4. El Hobbit
  5. Flight
  6. Amour
  7. Moonrise Kingdom


Escrito por McTeague

4 comentario en “El camino a los Oscars (I)

  1. Cuidado con Los Miserables. A estas alturas es arriesgado decir cualquier previsión (y más si no se han visto la mayoría), pero creo que el elenco, la historia, y que hace años que no se premia un musical clásico pueden hacer de ella la máxima favorita.

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