20 de abril de 2024

Gijón, día 1

Primera jornada del Festival de Cine de Gijón, Rumanía y el neo-giallo protagonistas del día.

Cierto que los balances son para el último día, cierto que todo puede cambiar a mejor, pero mal empezamos cuando leemos en entrevistas digitales que el número de los miembros acreditados de prensa para esta edición del FICX ha subido con respecto a ediciones anteriores y vemos un casillero que es menos de la mitad de grande que el año pasado, cuando las salas habitualmente a reventar para ver road movies búlgaras o inspiradas recreaciones del cine del tedio checo son desganadamente ocupadas en menos de un tercio de su aforo, sí, mal punto de arranque son las paticortas mentiras y miren, uno es de esta ciudad y ama su Festival pero comulgar con ruedas de molino, francamente, es algo que no nos va. Decía recientemente el nuevo director del Festival que esperaba juicios imparciales una vez visto como se desarrollaba todo, les podemos asegurar que ése es nuestro compromiso.

Y hablando de comulgar y no con ruedas de molino precisamente, la película elegida para inaugurar la muestra gijonesa este año era uno de los platos fuertes de todo el certamen, Beyond the Hills del rumano Cristian Mungiu, aquel hombre que nos sorprendió con la magnífica 4 meses, 3 semanas y 2 días. Si una consiguió en el 2007 una merecida Palma de Oro en el Festival de Cannes la que nos ocupa no le ha ido a la zaga, llevándose los premios a mejor guión y el máximo reconocimiento para sus protagonistas, Cosmina Stratan y Cristina Flutur, premio este último algo sorprendente teniendo en cuenta la asombrosa actuación de Emmanuelle Riva en Amour de Michael Haneke aunque ya saben ustedes como va la cosa en los Festivales y más cuando el Presidente del Jurado es el señor Nanni Moretti pero bueno, no nos desviemos de la película, de Mungiu y de Rumanía y es que es ése, radiografiar la sociedad rumana, el tema que sobresale en las dos películas citadas del bueno de Cristian. A través de dos excusas argumentales: las trabas para el aborto durante el régimen de Ceaucescu en 4 semanas… o la pervivencia de la superstición religiosa en Beyond the Hills, Mungiu hace un acercamiento neorrealista, duro y sin concesiones, a un país preso de sus contradicciones internas donde fragilidades como el amor, la amistad, etc. han sido barridas por la marejada de la subsistencia, la pureza de los sentimientos vencida por un comprensible egoísmo, no hay verdugos más allá del sistema, sólo víctimas merecedoras de nuestra compasión. En el aspecto formal no se puede achacar al autor rumano ser infiel a su propio y reconocible estilo, planos largos y mantenidos, uso de la elipsis y del fuera de campo para los momentos de mayor dramatismo, en fin, el abanico autoral ya conocido pero que (y aquí está la diferencia) funcionaba con mucha mayor efectividad en su flamante ganadora de la Palma que en ésta nueva obra, algo presa, creemos también de una duración excesiva, con momentos que no aportan demasiado al conjunto de la trama. En definitiva, una obra interesante pero que baja un poco el listón de su anterior trabajo.

Completamente alejada del neorrealismo de Mungiu era la segunda película del día, Masks, del director alemán Andreas Marschall, pero ya que hablamos de recrear subgéneros clásicos déjenme que les recite algunos de los elementos que participan aquí: una machacona banda sonora donde brillan los sintetizadores, una joven envuelta en los secretos de una misteriosa mansión, mariposas de cristal y muñecas de porcelana, profusión de planos detalle, asesinatos hermosamente macabros con sangre que fluye de verdad y en la que no vemos los temidos pixels tan frecuentes (por desgracia) hoy en día y, en definitiva, una escasa preocupación por forjar un guión creíble en aras de conseguir una atmósfera malsana. Nuestros lectores, que saben mucho de esto, ya tendrán una palabra en la boca, Giallo… y no andarán equivocados, aunque Masks nos parece más cercana a Suspiria, que no es, perdonen que nos pongamos exquisitos, stricto sensu un Giallo. Es curioso que en estos últimos años hayan surgido diversos homenajes a esta forma de entender el cine, hablamos de Amer o la reciente Berberian Sound Studio, la alemana aunque no es tan atinada como la primera a la hora de resumir las pulsiones básicas del subgénero ni hace un homenaje tan claro como la segunda al sonido cinematográfico y la magia que envuelve a éste, sí que nos parece altamente disfrutable y con un giro que enlaza con otro de los nuevos clásicos del terror, la estupenda The Cabin in the Woods en aquello de como las emociones alimentan a nuestros monstruos y… hasta ahí puedo leer, vean ambas y luego nos dicen si están de acuerdo, se lo pasarán de miedo.

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