Mamás que dan miedo en la adaptación a formato grande del cortometraje de Andrés Muschietti.
Dentro de los géneros cinematográficos, el de terror sea quizá el que más veces necesite aportar cosas nuevas cada cierto tiempo para seguir epatando al, cada vez más exigente, público incondicional de este tipo de cine. Es por ello que cintas como The Cabin in the Woods, que desgraciadamente no llegará a nuestras pantallas, ha conseguido una opinión favorable casi unánime al sorprender con su replanteamiento de los tópicos del género ya demasiado trillados, que consiguen cansar al espectador. Precisamente, esto último es lo que ocurre con Mamá, un thriller sobrenatural que parte de una idea que, aun no siendo original, está bien desarrollada, pero que termina siendo más de lo mismo.
La película comienza con un padre de familia que, desquiciado por la situación financiera, toma una determinación radical que conduce al abandono en plena cabaña de un bosque de sus dos hijas de uno y tres años. Cuando son encontradas cinco años después gracias a la persistencia de su tío, éste y su novia se hacen cargo de ellas sin sospechar que una fuerza maligna las protege.
Avalada por la producción de Guillermo del Toro, Mamá es el debut en el largometraje del director Andy Muchietti, basado en el corto del mismo nombre que Muschietti y su hermana Barbara rodaron en 2008. Las similitudes con el corto residen en el punto de vista técnico y visual, donde se aprecia bastante la mano de Del Toro y la excelente fotografía de Antonio Riestra (Pa Negre), dotando a Mamá de una atmósfera oscura y sugerente que de inmediato introducen al espectador en un ambiente de angustia y tensión que Muchietti rueda con bastante pericia. Destacable es también el reparto encabezado por Jessica Chastain, dando buena cuenta de su versatilidad, y por Nikolaj Coster-Waldau en un doble papel, pero por encima de todo, las dos pequeñas actrices Megan Charpentier e Isabelle Nélisse, que dan vida a Victoria y Lilly respectivamente, las dos niñas abandonadas en el bosque, con unas interpretaciones asombrosas transmitiendo una inquietud, un miedo y unos sentimientos con una naturalidad apabullante.
Es una pena que todo el trabajo de producción y artístico se vea totalmente desaprovechado en el momento en que se intenta hacer de un corto de poco menos de 3 minutos, un guión de 100 lo suficientemente original como para mantenernos en suspense. Mamá podría haber sido una muy buena película de terror psicológico, pero al darle todo el protagonismo a lo sobrenatural, cae en una aburrida sucesión de todos los tópicos del cine de terror, intercalados con sustos, estridencias musicales incluidas, uno tras otro, haciendo que por momentos tengamos la sensación de haberlo visto ya todo infinidad de veces y de saber qué va a suceder en la escena siguiente. Desde el escenario principal, esa casa enorme para sólo 4 personas que siempre está presente en los telefilms de suspense, los secundarios cuyo destino es previsible desde el momento en el que aparecen en pantalla, hasta las puertas que se cierran solas, sombras que cruzan a gran velocidad por nuestros ojos, insectos gigantes, e incluso un final algo edulcorado, hacen que Mamá pierda todo el interés que suscita en su primera media hora de metraje.
En definitiva, Mamá es una película que tendría todos los ingredientes para conseguir ser un film de terror de culto, pero se queda en un mero producto de segunda que no convencerá a los amantes del género.