24 de abril de 2024

Los mejores discos de 2013 (I)

Discos

Los redactores de música de Cinema ad hoc hacemos nuestra recopilación de los que nos parecen los mejores discos y las mejores canciones de esta primera mitad del 2013.

Charlotte Harris

Que mi disco del año lo iba a firmar (de nuevo) Julio de la Rosa es algo que sabía incluso antes de escucharlo, llamadlo fanatismo o confianza, me da igual, pero sólo un hombre que venía de regalarme hace 2 años uno de los discos de mi vida podría salir esa colección imperecedera de hits que es Pequeños trastornos sin importancia.

Por supuesto en España han aparecido otros discos de mención: el pop puro, desenfadado y tremendamente fresco de Grises, una evolución maravillosa la suya, que nos ha regalado un disco optimista y brillante. Y en otro lado Bravo Fisher! suena a Dorian antes de que su lado oscuro lo jodiera todo o a La Casa Azul por esa versión naif y luminosa de la vida. Pero prestarme a comparaciones es minusvalorar El valle invisible, uno de esos discos bailables que sobrevivirán al verano para quedarse por mucho tiempo en el Mp3. Los discos de Pecker, Mucho, J. Crepúsculo, BuffetLibre o Rusos Blancos bien merecen una mención.

Julio de la rosa

En un mes he pasado de defenestrar y llorar de rabia con RAM de Daft Punk a mirarlo con ojitos de amor, quizás a finales de año le haya quitado el puesto a Cave Rave de Crystal Fighters. Sí… ¿Qué pasa? ¡Me gusta el Synthpop en todas las variantes posibles! Y el de Crystal Fighters es sin duda el de más quilates de lo que llevamos de año. En 2013  todo Dios ha sacado discazos, pero me quedo con un disco que llego pronto y ahí sigue: The Golden Age de Woodkid. Inconfundible voz, mezcla de géneros imposibles, una obra mastodóntica. Villagers, Blake o Empire of the Sun son otros discos imprescindibles.

Y para acabar, una mención de honor a esos nuevos grupos que ya han empezado a dar muestra de su talento y que deberían llevarse los focos en los próximos meses: los temazos elegantes y hedonistas de CHVRCHES, las hermanas Haim con esa mezcla perfecta de pop, folk y R&B y por último el indiepop más reconocible de The Griswolds que sólo con Mississippi ya se han ganado mi atención.

Snuff

No answer: Lower floors (De Stijl, 2013) supone la reunión de todos los miembros de Wolf Eyes y un punto rojo bien marcado en una discografía que entre cassettes imposibles de localizar, directos, EPs y colaboraciones rebasa con holgura el centenar de publicaciones.

Es un hito. El arranque lento, maligno y hasta sexy de Choking Flies lo deja patente y aturde a los que esperábamos uno de esos discos que harían llorar como niñas a los metaleros, como aquel Burned Mind (Sub Pop, 2009). Pero no, en este lanzamiento se olvida el inescalable muro de sonido que puede suponer una guitarra con distorsión al máximo y se llega a rozar el minimalismo, dejando que los ruidos suenen tranquilos, dejándonos a los oyentes todavía más inquietos. La lenta e interminable (12 minutos) pesadilla que supone Confession of the informer como prueba de ello. Warning Sign cierra el disco: uno de los temas mejor definidos por su propio nombre, ya desde el primer segundo.

Wolf eyes

Recordemos: ha recibido un 8.2 en la Pitchfork. Igual algo está pasando en el panorama musical y lanzamientos como éste empiezan a ser abiertamente aceptados. Sin ser verdaderamente sucio, no suena sobreproducido. El lanzamiento, también este año, del excelente Abandon de Pharmakon, y las posteriores alabanzas mandadas a éste dan esperanzas al (infra)mundo del noise. Mientras tanto, como dicen al comienzo del disco, «Empty minds please stay asleep». Deseamos emociones fuertes y hace tiempo que melenudos haciendo escalas virtuosas en sus guitarras eléctricas no nos provocan más que hastío, que es lo que parece emanar la voz de Wolf Eyes; el lamento infinito del que observa con desaprobación y asco lo que le rodea y sigue hacia adelante.

Sergio de Benito

No resulta nada descabellado afirmar que el primer semestre de 2013 me ha ofrecido más discos destacables que un 2012 completo en el que brillaron Beach House o Cloud Nothings. Los principales triunfadores han sido dos grupos, uno que se consagra y otro que aparece en escena. Por un lado, Vampire Weekend han entregado el trabajo más completo de su carrera con Modern Vampires of the City, que confirma la entrada en la madurez de una banda que ya apunta a convertirse en uno de los grandes nombres de comienzos de este siglo. Por otro, los californianos Foxygen han sorprendido con We Are the 21st Century Ambassadors of Peace & Magic, un disco cercano al sobresaliente que mejora y pule lo apuntado dos años atrás con el EP precedente. En él, las múltiples referencias de décadas pasadas se mezclan para quedar fusionadas en un sonido mágico. Otros álbumes a destacar serían Hummingbird, emocionante e intenso segundo álbum de Local Natives; el inquietante y melancólico Monomania, de Deerhunter; Optica, de los siempre gratificantes Shout Out Louds; Kveikur de Sigur Rós o …Like Clockwork de Queens of the Stone Age.

Vampire weekend

Mención aparte merece Waiting for Something to Happen, con el que los londinenses Veronica Falls se confirman tras su excelente y superior debut en 2011. Igualmente, por supuesto, ha habido decepciones. La principal la han encarnado The National, que tras una serie de discos magistrales parecen haber caído presos del conformismo que destila un Trouble Will Find Me en el que la calidad de muchos temas no evita el mal sabor de boca. Algo parecido, a otra escala, sucede con Phoenix, que después de la colección de hits que fue su anterior trabajo se han quedado a medio camino con un Bankrupt! del que cabía esperar más. Pero también están los que vuelven. The Strokes, debilidad absoluta, han regresado contra todo pronóstico. Tras el pequeño pinchazo que supuso Angles, Comedown Machine es una reinvención en la que optan por mirar atrás para transformarse y extraer lo mejor de sí mismos, felizmente conscientes de la imposibilidad de reeditar un Is This It en 2013. Brevemente, por falta de espacio, cabe citar nombres algo menos populares como los de The Men, Girls Names, Phosphorescent o Deptford Goth. Siempre a falta de todos los discos que descubriré más tarde y me arrepentiré de no haber añadido en este párrafo.

Sofia Perez Delgado

De todo lo que he podido oír en lo que llevamos de año (que me queda muchísimo), me quedaría sin duda con lo último de los barceloneses Dorian, una de las bandas que ha visto su éxito impulsado en los últimos años gracias al auge del indie, que estarán rodando por algunos de los festivales más importantes de este verano como son el FIB, el Low Cost, el Arenal Sound o el Sonorama, presentando su disco La velocidad del vacío. Dorian se han ganado a sus seguidores con su estilo de pop electrónico del tipo Aviador Dro, Fangoria, OBK, o incluso, ya saliéndonos de nuestras fronteras, de sus contemporáneos The Killers, sus bailables aunque algo repetitivas melodías y sus pegadizas letras. En este nuevo disco, la banda consigue la mayor madurez que le hemos escuchado hasta ahora, algo que queda patente en temas como el single El temblor. El uso de instrumentos electrónicos como los sintetizadores sigue presente en su trabajo, pero queda algo suavizado en favor de conseguir un sonido más orgánico y analógico. También destaca un mayor cuidado de las voces, con ciertas disonancias y supuesto descuidos buscadas, y sus letras, que son un reflejo del desencanto de toda una generación frente al mundo que les rodea.

Dorian

Además, me gustaría añadir un apéndice con una canción que de momento no está planeada para ningún disco (por lo menos anunciado con seguridad, aunque ojalá me equivoque y lo tengamos en nuestras manos antes de que acabe el año), como es Quédate, de Funambulista, el conjunto formando por el cantautor murciano Diego Cantero. Desde principios del año pasado, Funambulista han llevado a cabo un proyecto que consistía en ir grabando canciones sueltas de una en una, y según estaban listas hacerlas públicas, sin esperar a un disco entero. Desde entonces han salido cuatro, y Quédate, la última de ellas, es la única de 2013. Es una canción prototípica de autor y más concretamente del tipo de composiciones del propio Cantero, pero también es uno de los temas con más sensibilidad y emoción desgarrada que hemos escuchado en los últimos meses, y por eso se merecía un hueco y una mención aquí.

Miguel Delgado

Éste está siendo, de momento, un buen año para el rock, y es que si hay un disco que destacó por encima de los demás, ese es Like Clockwork de Queens Of The Stone Age. Josh Homme y compañía se han marcado uno de los mejores discos de su carrera, y de los últimos tiempos. Árido, cañero, emocional… no han perdido ni un ápice de personalidad, si dejar atrás ese toque experimental que siempre les ha acompañado. Si a esto le sumamos una producción que hace que suene de lujo (Esa segunda guitarra en I Sat By The Ocean…), no podemos pedir más. No muy atrás se encuentra The Devil Put Dinosaurs Here, de Alice In Chains. Desde que falleció su carismático y gran cantante Layne Staley, una de las figuras del grunge, el grupo ha sabido resucitar gracias a la incorporación de William DuVall, que cumple a la perfección con su papel como ya demostró en su anterior disco. Más oscuro y enrevesado, la única pega es que es algo largo, pero cuando suenan temas como Hollow, Breath on a Window o Scalpel, es imposible no rendirse.

Queens of the stone age

Otros dos discos muy disfrutables han sido el nuevo trabajo de Iggy & The Stooges, que con Ready To Die sorprenden después de tanto tiempo con un disco con mucha garra, que conecta directamente con su disco de 1975 Raw Power, aunque sin alcanzar la maestría de aquel, claro; así como el debut de Atoms For Peace, Amok, el nuevo proyecto de Thom Yorke, mejor que el último disco de Radiohead, aunque se echa en falta más presencia del resto de magníficos componentes. Y lo que nos queda hasta final de año con lo nuevo de Editors, Pearl Jam, Nine Inch Nails… una pena que otros trabajos me hayan dejado más frio, aunque siempre con grandes temas, como lo último de Black Sabbath, Paramore o The Strokes (de los que muy poco cabe esperar ya), por no hablar de la tremenda decepción que ha sido Random Access Memories de Daft Punk.

 

A continuación, os enlazamos una lista de Spotify con las mejores canciones de algunos de los discos mencionados, y con otras de discos que igual no nos han convencido tanto, pero que tienen valor como canciones individuales, y que abarcan una buena parte del panorama musical más actual tanto nacional como internacional. Esperemos que la disfrutéis.

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