26 de abril de 2024

Lynch y la música (I): Vídeos, BSO, colaboraciones…

David Lynch

Con motivo del lanzamiento de The Big Dream el próximo día 15, es oportuno dedicarle un pequeño especial a David Lynch, centrándonos sobre todo en su labor musical. Éste siempre ha sido un elemento muy importante en la obra del polifacético artista. Grabada en la memoria de los espectadores ha quedado esa inquietante mujer que cantaba la hermosa y a la vez aterradora In Heaven en Eraserhead; o Isabella Rossellini, poniendo los pelos de punta con la canción homónima de Blue Velvet, que fue versionada por Lana del Rey el año pasado con grandes resultados. Ahora mismo, Lynch parece mucho más interesado en esta faceta de su carrera antes que en volver a ponerse tras las cámaras en un largometraje. Mientras esperamos ansiosos que no haya dicho su última palabra en la pantalla grande, disfrutemos de la música que nos ofrece, que no es moco de pavo que digamos. Sirva este artículo de prólogo, repasando sus antecedentes y colaboraciones.

Hay pocos directores que presten tanta importancia y le dan tanto peso dentro de una película al sonido como Lynch. No es de extrañar tampoco entonces su énfasis en los acompañamientos musicales. Éstos se funden en su obra y entran a formar parte de su imaginario, como ejemplo las canciones anteriormente citadas o aquéllas que aparecían en Lost Highway o Wild At Heart, de las que hablaremos más adelante aunque el nombre más destacado al hablar de la banda sonora de su filmografía es Angelo Badalamenti. La primera colaboración entre ambos tuvo lugar con la banda sonora de Blue Veltet, en la que además colaboraron en la canción Mysteries of Love que contó con letra de Lynch y música de Badalamenti. De cantarla se encargó Julee Cruise, cuyos dos primeros álbumes fueron producidos precisamente por estos dos hombres. Esta unión duró hasta Inland Empire, donde el propio David Lynch prefirió que el soundtrack estuviese formado por canciones propias como The Ghost of Love o Walkin’ in the Sky o de Krzysztof Penderecki, una pena, ya que Badalamenti demostró una compenetración perfecta, capaz de comprender de la necesidad emocional de cada película.

Pero no toda la música que forma parte de su obra está formada por canciones atmosféricas y melancólicas y obras de música clásica o tradicional. No es que Lynch haya optado nunca por tirarse al pop o al rock más comercial, pero ciertos gustos e intereses de diversas épocas de su carrera nos hacen indicar que está al tanto del mundo que le rodea. Para empezar, confió la banda sonora de su versión de Dune a la banda de rock progresivo Toto, famosos por su hit Africa, que entregaron una partitura de lo más épica, con el leitmotiv que suena al final de The Last Battle como eje central. También en dicho film colaboró Brian Eno. Entrados en los 90, sorprenden las canciones que introdujo en la banda sonora de Wild At Heart del grupo de Speed Metal Powermad, a ritmo de las cuales Nicolas Cage y Laura Dern bailaban alocados. Pero su hay una película que destaca por su conexión con el rock ésa es Lost Highway, en la que figuran un buen puñado de nombres importantes en la música industrial como Trent Reznor, tanto en solitario como con Nine Inch Nails, que entregaron la genial The Perfect Drug, Rammstein, o Marilyn Manson, que tiene una pequeña participación en el film. También en el soundtrack encontramos a David Bowie, que como actor participó en Twin Peaks: Fire Walk with Me.

Lynch se ha prodigado menos de lo deseado, visto su estilo y los resultados, en el mundo de los vídeos musicales. Obviando trabajos menos interesantes como I Predict de Sparks, o el de Wicked Game de Chris Isaak, destacar sobre todo su labor en la animación para el videoclip de la canción de Moby Shot in the Back of the Head o el más monótono I Touch a red button man, un corto para la canción Lights de Interpol, que pudo ser visto en el concierto de la banda en el festival de Coachella en 2011. En cualquier caso, ambos trabajos son estimulantes y recrean ese particular mundo que ya pudimos ver de manera parecida en su serie online Dumbland. Su últimos trabajos en este apartado son el vídeo para su propia canción Crazy Clown Time, y sobre todo, el inquietante video para el regreso de Nine Inch Nails y su single Came Back Haunted, que salió hace unas semanas y del que sin duda hablaremos cuando el nuevo álbum esté a la venta.

Alejándonos del terreno cinematográfico, y entrando más en la materia que nos interesa a partir de ahora, David Lynch ha colaborado también con numerosos artistas en la elaboración de discos y canciones.  Aparte de las composiciones para sus propias bandas sonoras y de producir, como ya hemos dicho, los dos primeros discos de Julee Cruise, Floating Into the Night (1989) y The Voice of Love (1993), también ha colaborado en la creación de discos con otros artistas. Las más importantes las encontramos en BlueBob, un disco de rock experimental y blues oscuro con John Neff, en el que se ha destacado sobre todo la extraña forma de tocar la guitarra de Lynch, cuyo estilo entronca perfectamente con sus trabajos en todas las artes y su posterior discografía. Mayor relevancia tuvo Dark Night of the Soul de Danger Mouse y Sparklehorse, en el que Lynch sólo colabora en una canción aunque el CD contó con un libreto formado por fotos suyas. En 2011, como un paréntesis entre sus dos discos, participó en This Train, disco de Chrysta Bell que produjo y en el que coescribió la mayoría de las canciones. En este álbum se encuentra Polish Poem, compuesta para Inland Empire.

Así nos encontramos ante lo que vendrá a ser la música de Lynch, que va de la electrónica atmosférica al blues guitarrero oscuro. Todo eso materializó en Crazy Clown Time, su primer lanzamiento en solitario, que tuvo una muy buena repercusión, aunque de eso hablaremos en otro artículo.

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