26 de abril de 2024

Críticas: One Direction. This Is Us

1184625 - ONE DIRECTION

Era una sudorosa tarde de verano en la redacción de Cinema ad hoc. El mes de agosto había transcurrido lentamente, sin apenas pases ni percances. Un teléfono desgarra la paz.

-¿Quién se apunta a un pase en la Sony?

La turba de furiosos redactores de Cinema Ad Hoc despega el culo de las sillas

-¡YO, YO, YO!

-¡Las butacas son muy cómodas…!
-¡Es la única que tiene una pantalla decente!

-¡YO, YO, YO! ¡Sacadme de aquí!

-¡¿Va Boyero?!

Y entonces

-Es para el documental de One Direction

Todos meten la cabeza en la Cuadernos de Cine y alguno sigue con el sudoku de la Fotogramas.

-Maricones –digo yo colocando el marca páginas en Esculpir en el tiempo y poniendo rumbo a mi destino.

Y es que por lo único que sabía de esta boy band era por las acusaciones constantes a sus miembros de ser gays.

¿Qué he aprendido en esta hora y pico sobre One Direction? Os adelanto ya que no sé cuál o cuáles son GAIS.

1184625 - ONE DIRECTION

He aprendido que se nace ya para ser attention whore. En la breve parte dedicada a los orígenes, infancia y primeros intentos de fama, les vemos ya obsesionados con triunfar, con ser cantantes famosos, la gran zanahoria del mal llamado sistema capitalista. Quiero decir, los chicos de One Direction son ante todo apasionados y entregados, pero no parece que les interese la música. Parece que les interesa ser lo que son, un fenómeno mediático. No hay menciones al arte, no citan influencias aunque acaben haciendo versiones de temas como Teenage Dirtbag de Wheatus (tema del 2000 o sea que a estos aún les sonaban los mocos) o aparezcan con camisetas con Jimmy Hendrix o Jim Morrison.

He aprendido, además, que One Direction no son en absoluto como cualquier otra boy band: cada uno viste diferente y hacen el tonto cuando posan en las fotos. Tal cual.

A partir de ahí, el documental toma sin muchas variaciones la pauta “Balcones y gritos/actuación/reflexiones”.

Las reflexiones, en las que tenemos entrevistas con los miembros de 1D, nos revelan datos tan fascinantes y secretos tan oscuros como “Es muy emocionante” (respecto a la megagira que hacen, con 150 conciertos) o que “Vas a lugares en los que no has estado”. Podemos conocer también sus grandes preocupaciones: “La gira tenía que ser buena”. En cualquier caso, los chicos son simpáticos: resulta tierno hasta cierto punto verles hacer tonterías. No resultan desagradables niñatos.

Para mí la mejor parte es cuando de repente la mayor parte del grupo, en medio de la gira, pega el estirón. Como las mujeres que viven tiempo juntas que ponen en sincronía sus ciclos menstruales, la mayor parte de 1D pega el estirón de un plano a otro, lo cual resulta cómico.

Ahora en serio: cinco adolescentes de clase baja obsesionados con el triunfo llegan a éste inesperadamente y se convierten en un fenómeno sin precedentes. ¿Dónde están las drogas, el agotamiento por una gira que busca exprimir su éxito al máximo, las drogas, la arrogancia, los escándalos, las habitaciones de hotel destrozadas, el abuso hacia las fans, …?

Nada de eso. Adolescentes que con mover un dedo desatan un caos de furor vaginal (en serio que hay un gran número de escenas en las que tutelan los gritos de las fans) dicen cosas del tipo “Quiero estar con alguien que se enamore de mí… claro que es difícil saber si alguien se enamoraría de mí sin todo esto…”. Así que deduzco que en la discográfica los drogan como a vacas.

1184625 - ONE DIRECTION

Sobre el fenómeno fan: el otro día leí un artículo en el que lo señalaban como posible campo de cultivo del feminismo, por ser un espacio exclusivo en el que sólo las mujeres tienen cabida (en el documental cuando se ve algún varón entre el público por algún motivo siempre es negro, pasada la treintena y porta una cámara de vídeo) y en el que reinan el respeto, la hermandad femenina y la defensa de sus miembros. A mí hay algo que se me escapa en esas afirmaciones, lo que me sorprende es el pensamiento en colmena. ¿Cómo deciden a nivel global actuaciones tan elaboradas como chillar y llorar al mismo tiempo? ¿Por qué no vitorean o cantan los temas? Curiosamente, el fenómeno fan hace resurgir el nacionalismo más rancio: las fans italianas gritan “’¡Pizza, pizza, pizza!”, las holandesas se visten de naranja y todos los países llevan sus banderas, para así poder encajar en un estereotipo sencillo que los miembros de One Direction puedan comprender fácilmente.

Finalmente, diré que no está mal rodado y que el 3D está bastante bien, pero hay muchas amenazas fálicas al espectador con los micros y los chicos tienen la manía de mirar a cámara durante los conciertos e incluso señalar, lo cual con la tercera dimensión añadida resulta sexualmente intimidante.

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