8 de octubre de 2024

London Calling: Raindance (III)

When the day breaks

Todos los géneros llegan a Raindance.

Aunque la bosnia Halima’s Path –que se presenta hoy– es la favorita del grupo balcánico en Raindance, este inicio de semana ha recibido fuera de competición el último título de Goran Paskaljevic, uno de los directores serbios más aclamados. When day breaks propone un paralelismo entre el Holocausto y la marginación de determinadas comunidades hoy –particularmente la gitana– a través de un anciano que descubre que sus padres, víctimas del terror nazi, lo dieron en adopción cuando era un bebé. Alrededor de Misha aparecen una serie de personajes que construyen un retrato actual de la antigua Yugoslavia, a partir de un tierno profesor de música a quien los tiempos de ayer y de hoy lo han convertido en una excepción. El resultado es una revisión bastante original de la imagen del campo de concentración, que aunque con un ritmo lento y un diálogo algo excesivo, crean una atmósfera coherente, un viaje hacia un plano final maravilloso que se alía con una banda sonora espléndida, pieza fundamental también de la trama.

Propaganda

En esta segunda semana del festival de cine independiente por excelencia también se han dado cita dos de los documentales más esperados: Propaganda (Slavko Martinov) es uno de ellos, un producto neozelandés basado en un monólogo a cámara de un científico norcoreano. Como si de una clase o un discurso se tratara, este presentador va enumerando uno a uno los errores del mundo Occidental, desde los excesos del capitalismo, el culto a las celebrities o el poder de la publicidad. Con un buen montaje con imágenes de archivo, este documental es un excelente ejercicio que define a qué llamamos propaganda. Y esto no es solo debido al análisis del sistema perverso que domina Estados Unidos, sino también se debe a que parece conseguir que todos nos volvamos pro Corea del Norte, como si se tratara de la única salvación a esta condena de Occidente. Por lo tanto, esta propaganda descrita tiene un doble rasero, muy interesante, ya que el espectador podrá dudar si es verdadera propaganda o sólo una sátira.

A2-B-C

El otro esperado documental fue A2-B-C, que saca a relucir las consecuencias del accidente nuclear en Fukushima hace dos años. En ese entonces, el director estadounidense Thomas Ash llevaba ya una década residiendo en Japón. Poco después de presentar In the Grey Zone, que también trataba la catástrofe nuclear, la cinta que ahora presenta da voz a las familias que quieren contar cómo han cambiado sus vidas desde entonces, con especial atención a los niños que están desarrollando quistes cancerígenos en la localidad de Date City, a unos 50 kilómetros de Fukushima. Este documental ha dejado a un lado la rabia para presentar con hechos y nombres propios una realidad aterradora, ante la indiferencia de quienes quieren silenciar lo sucedido.

Coldwater

Aunque ambos ya tienen premios bajo el brazo, sólo A2-B-C compite en este certamen, y lo cierto es que está en todas las quinielas para triunfar, algo para lo que también se prepara Coldwater en la categoría de mejor debut. Aunque su productora no quiso desvelar el presupuesto de la cinta, el director Vincent Grashaw se rodeó de un buen equipo para entregar un producto muy bien acabado sobre un centro de rehabilitación de jóvenes en Estados Unidos. Con el mensaje claro de que la violencia sólo produce más violencia, esta película está inspirada en personas que jamás volvieron a ser las mismas tras pasar por uno de estos internados. Esto convierte la película en una denuncia contra la legislación estadounidense, que no tiene ningún tipo de regulación para estos centros privados. La película está bien construida, aunque en más de un momento el guion parece no haber madurado lo suficiente para pasar al siguiente nivel, lo que quiere suplirse con una realización y fotografía muy dignas. Sin embargo, y pese a un final muy lúcido en todos los sentidos y muy gore, la película es más bien fría y plana. Junto con un guion con más sombras que luces, esto tiene que ver con la inexperiencia del omnipresente protagonista, a quien es difícil no comparar con un jovencito Ryan Gosling.

Everyone is going to die

Y ante la avalancha de títulos foráneos, los británicos tuvieron su pequeña dosis de orgullo autóctono con Everyone’s going to die. Sin complejos, este nuevo melodrama indie bebe absolutamente de este género tan estadounidense, aunque en este caso aporta el charm del acento inglés. Con un arranque a lo Lost in Translation, Melanie y Ray son dos personajes perdidos en el mundo, de paso por todos lados y con dudas sobre dónde está el hogar, aunque conocerse les permite entender lo que debe ser sentirse en casa. Rodada sólo en 20 días, esta película no aporta nada nuevo aunque gustará si gusta el género. Con un buen casting, una banda sonora de esas indie mainstream, y unos toques de comedia bien colocados, la película consigue cerrar un círculo y satisfacer a un espectador no muy exigente. Además, cuenta con la particularidad de tener a dos directores, que se hacen llamar Jones. Mientras uno se centra en el tono y el otro en el guion, sorprende cómo el resultado consigue empastar a la perfección fondo y forma.

Arianna

Muy muy lejos del vintage y los tonos mostaza de la cinta británica se presentó Arianna, una de las sorpresas más agradables de Raindance. Alessandro Scippa presentó su visión del mito de Ariadna, la mujer abandonada en una isla por Teseo. Sin querer dar detalles de la historia, esta película es un intento de hacer eso que al cine tanto le cuesta: expresar emociones. Contrariamente a la literatura, el lenguaje cinematográfico tiene muchos más recursos explícitos para describir acciones. Es por ello que este experimento italiano resulta conmovedor, ya que quiere mostrar el interior de la mente de esta mujer, como si de una balsa se tratara, inestable y solitaria, pequeña y en busca de dónde amarrarse. La cinta se convierte también en una historia sobre el abandono y las despedidas. Toda esta amalgama de emociones se sirve en plano muy cerrado, con una cámara en mano que sigue a Giovanna Giuliani, la actriz que lleva el peso de toda la película, verdadera autora según el director: “Ella se convirtió en Arianna”. Y no hay dudas de ello, ya que esta película está hecha sin guion, e incluso las líneas –algunas verdaderamente duras– fueron improvisadas por esta instintiva actriz que impide dejar de mirarla. Dicho todo esto, la película de Scippa deja un titular bastante sorprendente: Arianna fue rodada con un presupuesto de 1.000 euros. Lo habéis leído bien, no le falta ningún cero. Tal y como explicaba la productora y esposa del director, esta película fue rodada entre amigos mientras pasaban 15 días en la isla de Procida, escenario de la espléndida El cartero y Pablo Neruda. Vale la pena también por ello ver y comprobar cómo la magia del cine puede ser verdaderamente independiente.

Heavy hands

Yendo un paso hacia adelante en este cine experimental, Heavy Hands (Sean Williamson) es seguramente una de las piezas más arriesgadas que se han proyectado en Raindance. Ningún diccionario contempla el equilibrio o la coherencia de este western experimental lleno de poesía visual que, si es que se puede disfrutar, sólo puede ser sin prejuicios y sin juicios. Es una película ante la que llegar desnudos y adelgazar en el intento de entenderla, bien por ser demasiado profunda o demasiado vacua. O quizá por ser un poco de ambas. Existe, en efecto, una profundidad latente en algunas líneas del guion; ahora bien, la cinta no conecta ni fluye, quiere ser excesivamente grunge, punk y guay a la vez como para poder dar un resultado convincente.

Con todo, obras como Heavy Hands ponen de manifiesto la filosofía de Raindance, que sí es muy punk y muy guay a la vez. Con propuestas de todo tipo, es difícil no disfrutar del festival, que bajará el telón el próximo domingo con The Machine, el último título británico que ha generado mucha expectación. También veremos la argentina El crítico, nominada como mejor debut, o la primera incursión de Carlos Cuarón en la dirección con Besos de azúcar, después de cosechar amplios éxitos con el guion que coescribió con su famoso hermano, Y tu Mamá también.

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