26 de abril de 2024

Entrevistas: Lucy Mulloy

Lucy Mulloy

Charlamos con la directora de Una noche.

Este viernes llega a los cines españoles Una noche, un drama con altas dosis de realismo que relata la odisea de tres adolescentes cubanos que tratan de huir de la isla en una balsa. Para presentarla ha venido a nuestro país su directora, la neoyorquina Lucy Mulloy, hija del animador inglés Phillip Mulloy, y con ella hemos tenido el placer de poder conversar largo y tendido sobre su película, donde nos ha contado cosas muy interesantes.

En los créditos de Una noche anuncias que está inspirada en hechos reales, quería me hablaras de esos hechos, ¿fue una historia que te contaron o te inspiraste en varias?

Lucy Mulloy: Bueno, realmente son varias pero la historia principal que inspiró la película fue la de un muchacho jovencito, de unos 8 o 10 años, que encontré en el Malecón y que me contó una historia de tres chicos que se fueron en balsa juntos una mañana bien temprano. Lo que pasaba en esta historia es que a la muchacha que iba con ellos le cayó la menstruación en mitad del mar, vinieron los tiburones atraídos por ella y los otros dos muchachos la empujaron al agua. Ella murió y a ellos las corrientes marinas los empujaron de vuelta hacia Cuba de nuevo. Ésa era la historia real pero no quise contarla porque me pareció muy fuerte, pero me quedé pensando en ella sin poder sacarla de mi cabeza, lo horroroso que sería estar en mitad del mar sobre un pedacito de madera rodeado de tiburones. Yo vi tiburones en Cuba porque a veces los pescadores cogen alguno, y vi uno que era de unos 5 metros de grande, debe ser una pesadilla estar en el agua con tiburones así.

La película empieza y acaba con una turista rubia que llega de vacaciones, pero no vuelve a salir en el resto de la película, ¿por qué empleas a este personaje para el inicio y el final?

L. M.: Porque normalmente cuando se ve una película hecha en Cuba o en cualquier otro país que no sea un país europeo o norteamericano, casi siempre se trata de la historia de un blanco que va a otro país, se cuenta la historia en inglés y todo se hace pensando en el mercado europeo y anglosajón. Pocas veces se cuentan las historias desde el punto de vista de la gente del país, que es mil veces más interesante para mí, Realmente yo no estaba haciendo esta película para el mercado, sino porque yo quería contar esta historia para los muchachos que están actuando en ella, para los chicos que viven en La Habana pudieran reconocerse e identificarse en la pantalla, en lugar de a cualquier James Bond que no tenga nada que ver con ellos. Para subrayar mejor esta cuestión quise empezar la historia con la imagen de la rubia inglesa mientras Lila, que es quien narra la película, dice “esta es mi historia, no es su historia”. Fue una decisión muy consciente la de no enseñar La Habana turística, la que mucha gente que conozco ha visto en un par de semanas: las playas de Varadero, Trinidad, La Habana más turística…, yo quise contar la historia desde el punto de vista de La Habana en la que yo estuve viviendo. Pasa lo mismo en muchos países, estoy segura de que si vas a Marruecos, a Túnez o a cualquier otro país que tiene turismo, el punto de vista de quien vive allí y de quien va por turismo no es el mismo, y éste último no me interesa.

Una noche

Has vivido un tiempo en La Habana y habrás podido comprobar el ritmo tan pausado que llevan los cubanos en su día a día, pero sin embargo la primera parte de la película que transcurre en sus calles tiene un ritmo frenético, ¿fue una manera de contrastar la cadencia de la vida allí?

L. M.: No, fue más el hecho de que yo conozco a los muchachos que se enganchan en la guagua (autobús), y ellos tienen un ritmo súper rápido y quería mostrar esa aceleración. Yo no soy tampoco de películas lentas, me gusta engancharme rápido a una historia, tener algo de acción, de amor y de cosas que me interesan. Hay muchas películas independientes que son muy poéticas, lindas también, pero yo era muy consciente de querer hacer una historia en la que se siguiera el ritmo y la velocidad de estos chicos a los que yo conocí.

Hay también mucho contraste con la parte en la que ya los protagonistas se suben a la balsa en ese sentido, ¿cuál de las dos te fue más difícil de rodar?

L. M.: Las dos partes tuvieron su dificultad. En la ciudad hubo como unas cien localizaciones distintas, 4 o 5 cada día, muchísimos personajes…imagínate. Gracias al equipo de producción se logró hacer pero con mucha dificultad por la comida, los apagones, los extras, había tormentas…cada día era distinto a la planificación que teníamos hecha, tuvimos que tener mucha flexibilidad y ellos tenían siempre un pan B. Mucha gente pensó que no íbamos a poder terminar la película. La parte del mar fue también muy difícil porque estuvimos esperando unos permisos para filmar en el agua y queríamos rodar sobre una plataforma con una dolly y cosas súper complicadas, pero al final tuvimos que hacerlo sobre tres barquitos con pedales, pero funcionó bastante bien. Mi hermano tuvo que aprender a bucear en un día para rodar las escenas por debajo del mar.

Una noche 2

¿También te costó rodar con actores no profesionales como los que salen en la película?

L. M.: Bueno, estuve un año trabajando con ellos y al final lo más fiable de la película fueron los actores. Como ensayamos tanto, estoy segura de que hoy en día todavía se acuerdan de los diálogos (risas). Gracias al tiempo que dedicamos a los ensayos y a su talento, a la hora de rodar lo hicieron sin problema y con mucha naturalidad. Con los secundarios también ensayamos mucho, la mayoría no son actores tampoco, había algún actor de radio, de telenovelas como el que interpreta al padre de Elio y Lila, pero sin embargo la actriz que hace el papel de la madre de Raúl era una mujer a la que yo encontré en un mercado. Me gustó su rostro y su forma de ser y la cogí para ello, su familia no se creía que iba a salir en una película.

Aparte del tema principal de la película que es el de la gente que se va de la isla, ya de por sí controvertido, muestras en La Habana toda la parte como has dicho antes que no ven los turistas, la parte que no se enseña, ¿tuviste algún problema con el gobierno cubano para los permisos por esta razón?

L. M.: Había que tener un permiso para cada cosa que hacíamos y la verdad es que los sacamos todos sin problema, nadie nos decía dónde podíamos o no filmar ni de que no se pudiera hablar de algo. No nos censuraron durante el rodaje pero en el momento de querer exhibir la película, el ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) nos dijo que no podíamos hacerlo después de haber enseñado la película en el Festival de La Habana.

¿No la habéis podido estrenar entonces en los cines de Cuba?

L. M.: No.

Pero sí se proyectó en el Festival de La Habana, ¿cómo fue la reacción del público cubano ante ella?

L. M.: Increíble. Había grandes colas para verla, incluso hasta peligroso por toda la gente que intentaba entrar. Hay un video en Youtube de tanta gente entrando, era una locura. Pero fue un momento súper emocionante para nosotros porque fue el momento decisivo para ver si gustaba o no, pero creo que hay mucha gente que tiene una gran relación con la historia que se cuenta, que conoce gente que intentó irse, que lo intentaron ellos mismos, etc…y hubo mucha gente que salió llorando y emocionada. Fue un sentimiento increíble para nosotros después de tanto tiempo y de tanto sacrificio para hacer la película, y ver cómo la gente entendía los problemas, el lenguaje, fue genial.

Ésa es otra cosa que se muestra en la película, que hay un lenguaje muy de la calle, muy cubano, que no has querido modificarlo para que se pueda entender mejor en otros ambientes, ¿verdad?

L. M.: No, yo quería hacerlo auténtico. Era imperativo para mí que se entendiera en Cuba, que los muchachos que están en la película estén utilizando su propio lenguaje, el argot callejero. La película está hecha para ellos, es una suerte que haya otra gente que la pueda entender pero yo lo que quería era hacer algo para que ellos se sintieran representados. Otra cosa que quiero especificar es que yo no estoy representando Cuba en la película, yo estoy contando una historia de 3 muchachos. Hay muchos puntos de vista, muchos tipos de gente y de historias pero no estoy tratando de representar a toda la sociedad cubana.

Hablando de los chicos, una cuestión de la que se ha hablado mucho es de su huida a Estados Unidos cuando fueron a presentar la película al Festival de Tribeca, ¿pensaste en algún momento que lo que narras en Una noche se podría llegar a dar en la vida real con ellos?

L. M.: Sinceramente yo no me imaginaba que eso pudiera pasar. Fuimos a Berlín y allí bromeando salió el tema, pero no se pensaba que fuera a hacerse en la vida real, y como volvieron a Cuba no lo pensé. Mucha gente se queda cuando va a Estados Unidos pero yo incluso estaba planificando mi próxima película con ellos allí en Cuba. Lo más importante para mí es su felicidad y yo estoy muy contenta de que ellos estén felices allí y puedan vivir su vida como ellos quieran, tanto si es en Cuba, como en Estados Unidos o donde sea.

¿Has vuelto a saber algo de ellos desde que se quedaron allí? ¿Sabes si quieren dedicarse a la interpretación?

L. M.: Sí, Javier y Anailín (que son pareja en la vida real) están en Las Vegas y tienen un hijo juntos, los “hermanos” (risas) y Daniel está en Nueva York. Están muy bien y quieren volver algún día a Cuba para visitar a sus familias. Ojala que quieran dedicarse a seguir interpretando y que les vaya bien, están abiertos a hacer cualquier cosa que tenga que ver con esto. Tienen mucho talento. Y ninguno de los tres tiene nada que ver con los personajes que interpretan en la película.

Una noche 3

En 2010 ganaste un premio para la producción de esta película en el Festival de Tribeca, y con ella has logrado allí el premio a la mejor dirección además de otros dos para Una noche entre todos los galardones que lleva conseguidos, ¿qué te une a Tribeca y qué importancia le das a los premios?

L. M.: Ellos nos apoyaron bastante, yo vivo en Nueva York y le tengo mucho cariño a la gente del festival porque ha sido una plataforma, al igual que el de Berlín, para comenzar el viaje de la película. Acabamos de estar en los Spirit Awards en Los Angeles también, nunca me imaginé que el viaje del film fuera a ser tan grande.

¿Dónde tenéis previsto estrenarla después de en España?

L. M.: Ya se ha estrenado en Estados Unidos y ahora lo que estoy pensando es ya en mi siguiente película.

¿Nos puedes hablar un poco de ese próximo proyecto?

L. M.: Sí, se trata de un hombre que vive en Río de Janeiro y va hasta Nueva York para encontrarse a sí mismo, y para ello tiene que pasar por unos lados muy oscuros en ese viaje de autodescubrimiento.

¿Cómo venderías Una noche al público español para que fueran al cine a verla?

L. M.: Que la película es una ventana para ver una parte de Cuba tal y como es. Cuando yo la hice pensaba en los jóvenes y espero que los adolescentes españoles quieran verla, porque hay muchos temas universales en la película, el deseo de vivir de otra forma, el perseguir un sueño, el amor, los problemas de cuando uno está creciendo y hay cambios en la vida…lo que yo quiero es que la gente de la edad de los muchachos en la película quiera verla. Dicen que el lenguaje es difícil de entender pero espero que lo entiendan.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *