16 de abril de 2024

Festival de cine alemán 2014: Día 5

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Auf wiedersehen.

Ponemos punto y final a la decimosexta edición del Festival de Cine Alemán de Madrid, por el que, salvo un par de excepciones, han pasado este año cintas con una notable calidad. Un año en el que sorprendentemente sólo una de las películas, que además hemos visto hoy, hace alusión a la Segunda Guerra Mundial aunque sin entrar de lleno en ella, dejando por tanto el cupo de la Alemania nazi sin cubrir en este festival. Aunque eso sí, nos hemos sorprendido por la ruptura con el tabú de reirse sin complejos sobre ese tema en varias de las cintas que se han proyectado. Para terminar este festival de tan solo cinco días, y a falta de saber cuál es la película que ha ganado el premio del público, que es el único que se otorga en este certamen, cerramos nuestras crónicas con las que hemos visto hoy que han estado copadas por los niños y algún que otro experimento.

Para comenzar la jornada de clausura, hemos podido ver la única película de carácter infantil que se ha proyectado en el festival, Los hermanos negros. Basada en la novela del mismo título de Lisa Tetzner y Kurt Held, y claramente inspirada en las novelas de Dickens, Los hermanos negros se sitúa entre las Suiza e Italia del siglo XIX, escenario el primero del reclutamiento de niños que viven en condiciones paupérrimas con sus familias, por parte de un traficante de mano de obra infantil para venderlos como  esclavos a deshollinadores de Milán. Uno de esos niños es Giorgio, a quien su padre se ve obligado a vender para poder pagar un médico que cure a su mujer, y que es llevado a la ciudad italiana junto a otros compañeros de fatigas con los que creará una sociedad secreta llamada “los hermanos negros” en alusión al tizne que llevan en sus rostros cansados de limpiar chimeneas, para protegerse entre ellos de sus amos y de otra banda de muchachos que impera en la ciudad denominada “los lobos”. La película de Xavier Koller respira clasicismo por todos sus poros, y de no ser por la situación geográfica en la que se ambienta ni de estar hablada en alemán e italiano, podría fácilmente pasar por una historia dickensiana en el Londres victoriano. La ambientación y la fotografía lúgubre que contrasta con el entusiasmo y el optimismo de los chicos, una cuidadísima dirección y una banda sonora con el toque épico necesario para las aventuras juveniles, son las mejores bazas de la película que solamente se resiente en un guión quizá algo simple y atropellado, pero que cumple con su misión de crear un cuento infantil entretenido y con mensaje de tolerancia incluido. Como debe ser.

Los hermanos negros
Los hermanos negros

De niños y de lobos, o más bien de niños comportándose como unos lobos algo particulares, trata la primera película de Rick Ostermann Wolfskinder en la que, por cierto, los protagonistas de dos de las películas que ya hemos visto en el festival, Jördis Triebel de West y Vincent Redetzki de Susurros tras la pared, tienen unos papeles muy pequeños. Y es que los protagonistas absolutos de la película de Ostermann son esos niños lobo que luchan y depredan como ellos por sobrevivir en las peores condiciones imaginables, pero que al contrario que dichos animales desarrollan un desapego por el concepto de manada, valorando únicamente su propia supervivencia por encima de las de los demás. Wolfskinder no sólo recuerda, sino que es prácticamente la misma historia y con un desarrollo muy parecido a la de otra película alemana que llegó el año pasado a nuestras carteleras, Lore. Como en ésta, los niños de Wolfskinder deambulan solos por los bosques de la Alemania ya ocupada por los rusos, huyendo de éstos hacia un futuro incierto con familiares lejanos, y encontrándose por el camino a más niños en su misma situación. A nivel técnico, pocas diferencias encontramos además en las dos películas, ambas con una cuidada y poética composición visual que contrasta con las circunstancias atroces por las que tienen que pasar para subsistir. Podría considerarse incluso que ambas películas transcurrieran en paralelo, de no ser porque tanto la presentación de las situaciones en las que se encuentran unos y otros, y sobre todo la narración están notablemente mejor planteadas en la cinta de Cate Shortland que en la de Ostermann. Realmente nunca llegamos a saber qué es lo que obliga a la madre de Hans y Karl a huir con ellos del ejército soviético en dirección a Lituania, y aunque intuimos que la razón de ser de la película es la de mostrar la crueldad y la ausencia de sentimientos que desarrollan los niños al tener que pasar por esas situaciones, dedica quizá demasiado tiempo a recrearse en el lirismo del paisaje, lo que le acaba pasando factura. Nos quedamos con Lore.

Wolfskinder
Wolfskinder

¿Alguien recuerda aquel episodio de Los Simpsons en el que Bart se enamora perdidamente de la manipuladora hija del reverendo que le obliga a cometer travesuras demasiado gamberras hasta para el propio Bart? ¿y aquella ñoñez titulada Cuando un hombre ama a una mujer con Meg Ryan y Andy García? ¿Sí? Pues mezclamos ambos argumentos y los pasamos por un filtro indie, super cool, y “arriesgo mucho contando una historia de amor muy loco pero, eh, realista” y lo que nos sale es Love Steaks. La nueva película de Jakob Lass parte de un planteamiento tan sumamente trillado que por cuestión de probabilidad es previsible que alguna vez, o varias, no vaya a salir bien, el de un amor al límite con un componente dramático con el que pretender estar reflejando las relaciones amorosas reales. ¡Como si eso fuera tan fácil! Aquí, el marco en el que se encuentran nuestros dos amantes es el de un balneario de playa en el que ambos trabajan. Él, Clemens, extremadamente torpe, tímido y con un parecido espectacular a Joaquin Phoenix ¡hasta en la cicatriz del labio!, acaba de ser contratado como masajista. Ella, Lara, alcohólica, manipuladora, salvaje y rebelde, trabaja en las cocinas como auxiliar. Los dos se encuentran y viven su particular historia de amor empañada por el alcoholismo de ella y la voluntad de salvarla de su adicción de él, entre las locuras que va proponiendo Lara y que realmente no tienen ningún sentido argumental. La cuestión es que Love Steaks se engloba dentro de un experimento de creatividad libre y arriesgada llamada FOGMA, con el que se pretende realizar una película de ficción sin un diálogo escrito sino a partir de un esqueleto dramático dejando libertad de improvisación a los actores. Y realmente como propuesta innovadora en el circuito de cine experimental es muy interesante, pero a Lass se le va la mano dejando, sobre todo a Lana Cooper, dar rienda suelta a esa espontaneidad con la que lo único que consigue es crear un personaje del todo absurdo, que evidentemente lacra la película entera. Hay que destacar no obstante que la ausencia de reglas a nivel técnico no hacen que se resienta en ese sentido, quizá porque parece que en la sala de montaje no hizo su aparición la improvisación. Habrá que depurar el FOGMA y esperar a nuevas propuestas para ver hasta dónde puede llegar.

Love steaks
Love steaks

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