Recomendaciones para la sección recopilatoria donostiarra.
Puede que las secciones recopilatorias sean las más sencillas de cumplimentar por un Festival, más si dispone de la amplitud de medios que posee el Zinemaldia, pero, si por algo nos gusta esta edición de Perlas es por su notable intención de situar a obras de autores plenamente reconocidos junto a nuevas voces que dan sus primeros pasos en el panorama cinematográfico internacional. Nos parece, en definitiva, que Rebordinos y su equipo no han optado por el camino fácil. Nosotros, desde Cinema ad hoc, queremos expresar nuestro reconocimiento por la apuesta y presentaros las películas de su parrilla que, sin desdoro del resto, más nos han emocionado en este 2014 cinéfilo.
1. Mommy (Xavier Dolan, 2014)
Más allá de los tópicos que enfrentan la condición de enfant terrible con la de ególatra desatado, el jovencísimo director canadiense presenta en estas perlas donostiarras su mejor película hasta la fecha. Y es que en Mommy sus presuntamente artificiosos excesos visuales redundan en beneficio de una historia donde su peculiar formato es, al mismo tiempo, cárcel para sus protagonistas y vínculo narrativo para el autor. Esperamos con ansia los manidos calificativos de videoclipera, no faltarán, denlo por seguro, por parte aquéllos que piensan que la emoción sólo camina por las vías del clasicismo. Nosotros nos quedamos con el gesto, con la apertura, con la desesperación.
2. Plemya (Myroslav Slaboshpytskiy, 2014)
Una película ucraniana, y de más de dos horas y sin un solo diálogo en ese metraje… vale, enciendan las señales de alarma, pero no por los motivos que quizá estén imaginando sino porque esta particular mirada a una escuela para sordomudos en una Ucrania en plena descomposición posee alguna de las más perturbadoras imágenes vistas en una pantalla en los últimos años. Únanle a esto la capacidad de su primerizo director para envolver al espectador en su relato sin necesidad de sonidos y se darán cuenta que si van al cine buscando experiencias no tienen nada más que buscar, ésta es su película.
3. Kaguya-hime no monogatari (Isao Takahata, 2013)
Para los que piensen, si alguno queda, que Ghibli era sólo Hayao Miyazaki (y familia) el veterano Isao Takahata trae una de las más sorprendentes películas rodadas por el estudio en los últimos años. Y decimos sorprendente por varios motivos, pero el principal es ese trazo fluido, vaporoso, en continuo estado de transformación, casi como la experimentación de un autor novel. Si a eso le sumamos su historia, vinculada a ese folklore japonés que luego nos llegaría adaptado por la pluma de Lefcadio Hearn, el resultado es abrumador.
4. Kis uykusu (Nuri Bilge Ceylan, 2014)
No pareciéndonos la mejor película de la Sección Oficial ni tampoco lo más brillante del cineasta turco, la Palma de Oro de Cannes 2014 es un magnífico ejemplo de cine donde la unión de imágenes, esa Anatolia como un trasunto físico de la pesadez que embarga el alma de sus protagonistas, y diálogos forma una conjunción coherente y eminentemente descriptiva de sus intenciones: el invierno del patriarca y el pesimismo como condena vital. No es una película fácil, nadie imaginaba que lo fuera en cualquier caso.
5. Catch me daddy (Daniel Wolfe, 2014)
Uno de los debuts más esperanzadores del año es la ópera prima de Daniel Wolfe. Un thriller puro en el que se renueva la esencia de ese cine británico, sucio, directo, de una violencia seca. Wolfe dibuja con maestría las abundantes secuencias nocturnas y nosotros sentimos cada golpe, pisamos los cristales rotos en los descampados, corremos en una huida imposible. Un must absoluto y un nombre a apuntar para el futuro.
6. Bande de filles (Celine Sciamma, 2014)
La directora de Tomboy sigue indagando en su nueva película en el cambiante juego de roles de nuestra sociedad, en la difusión genérica. Esta vez lo hace en el marco de una barriada parisina donde ser mujer significa participar en una pugna constante por la autoafirmación, un reto por destacar dentro de un grupo gregario y tendente a la uniformidad. Momentos magníficos de cine como ese videoclip que las protagonistas ruedan y sueñan a un tiempo, a ritmo del Diamonds de Rihanna.
7. La chambre bleue (Mathieu Amalric, 2014)
Basada en un relato de Georges Simenon, en la nueva película de Amalric se utiliza la excusa detectivesca para hilar un relato sobre los mecanismos de la pasión y el amour fou. El director/actor francés demuestra un sorprendente dominio de lo narrativo para engarzar pasado y presente a base de flashbacks y recuerdos engañosos. Al final no importa tanto la verdad como la pulsión, la sensualidad, el arrebato… o quizás es que ésa es la única verdad que merece ser contada, la única que realmente importa.
8. Relatos salvajes (Damian Szifrón, 2014)
Puede que un mal común, frecuente en las películas compuestas a base de historias separadas sea la falta de ilación del conjunto, la no presencia de una tesis que cimente el edificio, algo que no es el caso en absoluto de la película de Szifrón, donde la furia del individuo sometido explota y reverbera a lo largo de todo el metraje, convirtiendo a ésta en protagonista. Si a esto le añadimos momentos auténticamente hilarantes (recordamos con cariño el ataque de risa histérico de un querido compañero en pleno pase) la presencia del film argentino en esta lista es absolutamente necesaria.
9. Futatsume no mado (Naomi Kawase, 2014)
Seguramente cualquier otro director que no fuera la japonesa Kawase saldría escaldado de una historia donde se aborda tan de frente el melodrama, los ciclos naturales de la vida y la muerte y con un espíritu animista tan marcado, donde el agua es principio y fin de todas las cosas, que el abismo de la cursilería, sobre todo desde una perspectiva europea, se encuentra sólo a un paso de distancia. Si la autora de Sharasojyu o Mogari no mori sale triunfante del empeño es gracias a su honestidad y a su innata naturalidad para hablar de todo esto. Para verla sin prejuicios, obviamente.