El cine israelí, protagonista en Seminci.
La Seminci avanza con paso firme. En el quinto día de festival el cine israelí ha sido protagonista con la exhibición de dos nuevos largometrajes, uno perteneciente a la Sección Oficial y otro correspondiente a la sección de Punto de Encuentro.
Mita Tova, o la fiesta de despedida, ha gustado y complacido a publico y crítica. Yehezkel, ingeniero e inventor, fabrica una máquina de para autopracticar la eutanasia con la finalidad de ayudar a un amigo. Ante una premisa de tal contundencia y severidad, uno puede esperar encontrarse ante una película dura y dolorosa en su trayecto. Pero Mita Tova consigue introducir con éxito el ingenio humorístico a un contexto tan delicado como la eutanasia. Y he aquí su principal virtud, porque los directores, Tal Granit y Sharon Maymon, abordan no sólo la muerte sino también la vida con humor. La historia se desarrolla con sorna y con inteligencia en todo momento y somete al espectador con unos personajes entrañables y repletos de carisma. A pesar de un final ligeramente forzado para complacer la línea argumental del film, la impresión que deja Mita Tova es de satisfacción y emotividad y por ello se postula como una de las candidatas a la Espiga de Oro.
La otra película israelí presentada en Semincí durante el quinto día de festival ha sido Villa Touma. Si bien es cierto puede resultar osado clasificar la cinta de israelí, pues a pesar de que ha sido financiada en su gran mayoría por el Fondo de Cine Israelí y la gran mayoría de la filmación ha tenido lugar en la mayor ciudad del norte de Israel, Haifa, la directora Suha Arraf ha elegido listarla a nivel internacional como película palestina. Como pueden imaginar la controversia en Israel ha sido considerable y mientras que la directora defiende que tiene derecho a definir su propia película, que está casi enteramente en árabe y ambientada en Ramala, el gobierno israelí tacha sus decisiones de inaceptables e ilícitas. Desde un punto de vista cinematográfico, que es lo que más nos interesa en Seminci, aunque sin desdeñar ningún debate, Villa Touma es un drama oscuro que narra la historia de tres hermanas católicas que han sido incapaces de adaptarse a la nueva situación social de Palestina tras la guerra de los Seis Días de 1967. La cinta resulta demasiado forzada en sus intenciones y es incapaz de disimular sus pretensiones durante gran parte del metraje. La directora hace uso de un reducido espacio visual junto a unos planos estáticos, rígidos e impasibles que emulan el interior de unas hermanas encarceladas de espíritu por su propios valores sociales. Aunque su desarrollo es más que correcto el producto final resulta un tanto frígido.
Once my mother es un documental asombroso y repleto de magia en su interior. La directora, Sophia Turkiewicz tenía siete años cuando su madre polaca, Helen, la abandonó en un orfanato de Adelaida. A pesar de el sentimiento de traición instalado en su corazón, solo el paso de los años ayudó a la directora para dar la perspectiva necesaria a esta increíble historia que tiene al mismo Iósif Stalin entre sus protagonistas. No queremos desvelar mucho sobre el documental porque quitaríamos así gran parte de su encanto, pero no podemos irnos sin decir que la historia que narra Sophia es motivadora, heroica y absolutamente honesta.
