25 de abril de 2024

San Sebastián 2016: Crónica 2

El hombre de las mil caras

Una de cal y otra de arena en la sección oficial del Zinemaldia.

Ya lo advertía José Coronado en el arranque de la cinta: “esta es la historia de un mentiroso”. Y efectivamente es un buen resumen para la historia que nos cuenta Alberto Rodríguez en El hombre de las mil caras, que me ha sorprendido gratamente. Creo que no os comenté, al hablar de la Sección Oficial en las previas del Festival, que a mí La isla mínima (2014) no me convenció mucho, por lo que iba un poco baja de expectativas y la última de Alberto Rodríguez ha resultado un fantástico thriller político.

El tema seguro que os suena, porque dio para mucha vergüenza todo el asunto de la Operación Luna (que así se llamó al operativo que montaron para dar caza a Roldán) y los papeles de Laos. Por si acaso, os pongo en situación. Luis Roldán el ex director de la Guardia Civil se lo llevó crudito durante el tiempo que estuvo en el cargo, amasando una considerable fortuna. Cuando vinieron mal dadas acudió a Francisco Paesa para que le ayudara a ocultar el dineral, en un primer momento, y a él mismo después. Estos son los mimbres, aunque la historia tiene muchos más entresijos y recovecos perfectamente hilvanados por Alberto Rodríguez, que no se olvida del resentimiento que tenía Paesa hacia el gobierno y como les devuelve “lo que le hicieron” tramando una enrevesada red de mentiras en la que caen como niños pequeños. Una combinación perfecta de política, mangoneo, escaqueo y venganza, de la que tampoco os quiero contar mucho más por no destriparla enterita.

El coger una historia real y llevarla a la pantalla resulta un poco peligroso porque el que conoce la historia, como es mi caso, puede aburrirse si no se la saben contar, y el que no la conoce corre el riesgo de perderse en datos, fecha y lugares. Sin embargo, la película da con el punto justo para no aburrir y no saturar, lo que hay que agradecer a los guionistas (el propio Alberto Rodríguez y Rafael Cobos que se basan en la novela de Manuel Cerdán), y el director sabe llevarlo a la pantalla con una ambientación inmejorable, buen ritmo y una dirección de actores fantástica. Eduard Fernández, encarnando a Paesa está soberbio (yo no descartaría premio); José Coronado, que encarna a la mano derecha de Paesa, y que no es muy santo de mi devoción, está inmaculado; y Marta Etura, que encarna a la mujer de Roldán está fantástica y, con un papel pequeño, eclipsa al más pintado. Mención especial también a la banda sonora de Julio de la Rosa. Como os digo una película bien concebida, bien llevada a la práctica y bien disfrutable. ¿Qué más se puede pedir?

Orpheline
Orpheline

Sin salir de la Sección Oficial, hoy estoy muy oficial pero prometo dejar de estarlo, nos vamos  a dar un paseo por Orpheline del francés Arnaud Des Pallières. Antes de entrar en materia os cuento que en el pase de hoy han estado casi todas las protas de la peli; Adèle Haenel, Solène Rigot y Gemma Arterton (no, Adèle Exarchopoulos no ha venido) y nuestro Sergi López, que repite colaboración con el director y no podía faltar a la cita. Además también hemos coincidido con el jurado casi en pleno de la Sección Oficial así que íbamos serviditos.

Dejando de lado las cositas frívolas, pero que también tiene su gracia, su cabida y su razón de ser en el Festival, Orpheline nos cuenta cuatro momentos en la vida de cuatro personajes femeninos. El director, como si de un caleidoscopio se tratara, va desgranando las aventuras y desventuras de estas mujeres (más de los segundo que de lo primero). Una mujer con su vida resuelta que se creía a salvo de su pasado y este le estalla un buen día en la cara con consecuencias catastróficas; una adolescente que hace cualquier cosa por no estar en su casa para no tener que lidiar con su padre; una joven desorientada que acaba metida en líos y una niña cuyos juegos tienen un mal final.

El director trata en estas historias la maternidad, la paternidad mal entendida, la inocencia de la infancia, la pérdida de esa inocencia, la adolescencia y la edad adulta. La película no cuenta la historia de cada mujer de una manera lineal sino que las va intercalando como si se tratara de las piezas de un puzle. El problema es que el puzle no encaja. El paso de unas historias a otras es tan violento y tan sin sentido que esas transiciones consiguen sacarte de la película cada vez que se producen, por lo que la cinta no fluye como debería y tienes la sensación de ir dando saltos de un lado a otro sin saber dónde terminarás.

La verdad es que es una pena porque las historias tienen fuerza, las actrices están maravillosas y la idea de que poco a poco estos personajes se unen para formar una sola protagonista es muy buena pero creo que no lo consigue. Es algo así como un coitus interruptus y eso resulta muy molesto. Lo que no resulta nada molesto es la selección musical de auténticos temazos para algunos de los momentos clave de la vida de estas mujeres, y eso es muy de agradecer. Además es una gozada el manejo que tiene de los primerísimos planos y el estupendo uso que hace de ellos para mostrarnos las emociones de las protagonistas

Hoy ha sido un buen día de bandas sonoras, no cabe duda, aunque el resultado final haya estado mejor afinado en unos casos que en otros.

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